FEMICIDIO

Teresa Herrera criticó a las familias que alimentan el machismo, educando a sus hijas como “princesas” y a sus hijos como “campeones”

La socióloga Teresa Herrera, vocera de la Red contra la Violencia Doméstica y sexual, criticó que el Parlamento aún no aprobó un proyecto del Ley del Ejecutivo, enviado en abril pasado, que busca ampliar la normativa vigente sobre violencia doméstica. “Falta voluntad política y compresión de la importancia del problema”, subrayó.

LARED21-TV conversó con la socióloga Teresa Herrera, vocera de la Red contra la Violencia Doméstica y sexual.

-¿Por qué cree que los últimos asesinatos de mujeres ocurridos en Argentina, en particular el de una adolescente en Mar Del Plata, causó tanto impacto, y movilizó a las mujeres en distintas ciudades del mundo, entre otras aquí en Montevideo?

-Veníamos con una seguidilla de situaciones aquí y en otros lugares del mundo, en Chile, en Paraguay. Todos los días mueren mujeres víctimas de la violencia machista, pero creo que lo que ocurrió con esta adolescente, se convirtió en emblemático. Todas las muertes son terribles, pero ella murió producto del “empalamiento”. Es algo que no quisiera imaginar, el dolor, la humillación, la peor de las muertes. Fue como “la frutilla de la torta”. En Argentina lo que ocurrió fue un “basta”, que estallo en la cara de todos. Argentina es un país, que recién el año pasado empezó con la consigna “Ni una menos”. En Uruguay, ya vamos por la sexta marcha, si tomamos la primera que fue en la explanada municipal. En Uruguay, la Red contra la Violencia Doméstica, viene trabajando desde el año 1992. Con esto no quiero decir, que en Argentina no haya movimiento feminista, que no haya movilización, lo que sucede es que en Uruguay, hace años que tenemos estadísticas oficiales sobre muertes de mujeres por violencia doméstica. En Argentina empezaron a conocer cifras recién este año. A pesar de los discursos muy “seudos” a favor de las mujeres de la ex Presidenta (Cristina Fernández), todo lo que tiene que ver con números, datos, estadísticas de violencia hacia las mujeres, no existió durante su mandato. Todo eso recién empezó este año. Además, no podemos desconocer el peso mediático que tiene Argentina. Empezó a través de las redes, siguió a través de los medios y fue una ola que se nos venía con conceptos, con consignas, con escritos muy importantes, que no podíamos dejar de compartir. En Argentina, en los medios todos los conductores aparecieron “vestidos de negro”, acá también ocurrió. Ese día fue un paso positivo, en el sentido que todos y todas empezaron hablar del tema. Ya no se pudo negar que esto es un problema  público, que interpela al conjunto de la sociedad. Además, lo que tuvo de positivo, es que comienzan a circular un conjunto de escritos que trascendieron el tema de “ni una menos” y otras consignas muy importantes y fueron materiales que explicaron los micro machismos que existen en la sociedad, las situaciones que vivimos las mujeres en la vida cotidiana y que yo las explicitó de la siguiente manera: un hombre cuando sale a la calle, no se siente preocupado, aunque las rapiñas nos pueden afectar a todos, pero a nosotras las mujeres, desde que tenemos memoria, salimos a la calle con miedo, con miedo de que te toquen “el traste”, con miedo a que nos “aprieten” en el ómnibus, con miedo de pasar por debajo de una obra en construcción y que te digan barbaridades.

El cuerpo de las mujeres siempre está en riesgo

Estés vestida de una manera  o de otra, hagas lo que hagas, si te vestís de una forma que te gusta y que tenés todo el derecho de hacerlo, dicen que estás “provocando”.

-Las familias pueden hacer el ejercicio de pensar ¿qué da más miedo que sea su hijo o su hija el que sale a la calle solo/a?

-Es así, pero muchas de esas familias, aunque cada vez menos, alimentan ese “micro machismo”, porque en esas familias, son las nenas las que ayudan a la mamá en la casa, y los varones son los que salen a jugar al fútbol.

Educamos “princesas y campeones”, seguimos enseñando a las niñas a ser lindas, sumisas, y que se arreglen y a los varones el mensaje es que solucione los conflictos “a las piñas”.

-Los movimientos de mujeres crearon la consigna “Ni una Menos” y se salió con otra consigna qué fue “Ni uno Menos” hablando de todas las muertes ¿Cómo viste esa otra consigna?

-Lo que tenemos que diferenciar son las causas de unas y de otras. No es la misma causa la muerte por una rapiña o por un ajuste de cuentas, que el “femicidio”.

-¿Qué es un femicidio?

-Es un crimen de odio, es matar una mujer por el hecho de ser mujer, cuando una mujer muere por su condición de mujer. El varón siente que el cuerpo de la mujer le pertenece y la mata por el hecho de ser mujer, ya sea que la mata en la calle o dentro de su hogar, o la mata porque es su ex pareja y lo dejó.

-¿Crees que hay problemas en la sociedad para aceptar este nuevo rol de las mujeres?

-Por supuesto que sí. Las mujeres trabajamos mucho, no nos pagan igual que a los varones, al mismo trabajo ganamos menos en la mayoría de los lugares, en el Estado hay más legislación pero en los empleos privados no. Solo un 10% de las mujeres de este país, son gerentes generales, pero, por otro lado, si miramos las estadísticas educativas, somos las mujeres las que hemos completado más carreras, las que tenemos hechos más posgrados y doctorados. Por tanto, hay algo que no “encaja”. Si somos más mujeres que varones preparadas con niveles terciarios y sin embargo en los cargos gerenciales hay más hombres y a igual tarea también son los hombres los que ganan más, hay alguna cosa que no termina de cerrar.

Cuando estudias en profundidad el problema de la violencia doméstica, te encontrás que las que están en mayor riesgo, son aquellas que pertenecen a los sectores más vulnerables y aquellas que están muy empoderadas, porque cuestionan el rol del macho proveedor. Las situaciones más terribles se dan en esos dos extremos.

-¿Cómo se explica que un país de las características de Uruguay, es el que tenga el índice más alto de violencia contra las mujeres en Latinoamérica?

-Hay que aclarar que estamos hablando de violencia doméstica, porque los países con mayor nivel de “femicidio” son El Salvador, Nicaragua, y Honduras. Uruguay efectivamente lidera en violencia doméstica, es decir en las relaciones de pareja, y de ex parejas. Creo que tiene que ver con un país donde esto ocurrió siempre, donde era socialmente aceptado, donde se tapaba y se ocultaba, donde se consideraba que era un problema de la pareja, y en la cual no había que meterse.

Hasta el día de hoy, hay mucha gente que te dice (la mujer) ¿por qué se queda? ¿Por qué no se va? Como si fuera tan sencillo, las mujeres no pueden salir solas, es imposible, o por lo menos es muy difícil.

-A la mujer no es que les guste estar ahí, la violencia doméstica es la peor de las violencias ¿Por qué? Porque te agrede la persona que tu elegiste para compartir la vida, te agrede la persona con la que tuviste hijos, entonces es una violencia “descolocante”. La mujer no puede entender que le suceda algo así con la persona que ella ama. Es la persona que le dice “no servís para nada”, y que no la deja hacer lo que ella quiere. Además es un proceso, no se da de golpe. La mujer se encuentra atrapada en una situación donde no tiene salida. Además, hay un ciclo, el hombre la agrede, se va, luego vuelve y le pide disculpas. Hay una campaña de sensibilización donde se ve un texto que dice: “hoy le regaló flores” y aparece el hombre al pie de la tumba de la mujer que asesinó. Muchas veces se escucha que se dice mira “lo echó y ahora lo perdonó, que se jorobe”. Eso es no entender cómo se dan estos procesos, es muy difícil, doloroso y complejo.

-¿Cómo ven el funcionamiento de los servicios públicos, cual es el derrotero de una víctima?

-El derrotero debería ser a través de los servicios de salud, las comisarías y los Juzgados. Estos son los 3 lugares principales, sin embargo, el derrotero es azaroso, a pesar de que hay protocolos, leyes, depende mucho del grado de sensibilización y capacitación que tenga el funcionario que recibe la denuncia.

Muchas veces prima una “ideología” que piensa que a la mujer le gusta que la golpeen, o hablan de la violencia como un problema privado.

-En mi libro (Violencia Doméstica: El discurso y la realidad) cuento una lamentable anécdota: una mujer se presenta ante una jueza con un montón de cartas y flores de su ex pareja, él tenía medidas cautelares, es decir no podía acercarse a ella y todos los días le dejaba en la ventana una carta con términos como “te amo, no puedo vivir sin vos, así que te voy a matar y luego me voy a matar” y junto con la carta, una rosa. La jueza le dice pero “señora de que se queja, que más quiere una mujer que todas noches le dejen una carta y una flor”. En esa jueza prima una ideología, es un problema cultural. Lo terrible es la “cosificación” de la mujer, naturalizamos ver a una mujer semi desnuda en un medio de comunicación, pensamos y bueno “pobre tipo, ella lo engañaba”. En el caso de la adolescente de Mar del Plata, causó indignación cuando en las redes sociales había gente que decía y bueno “qué hacía esa adolescente con esos señores”. Una vez más culpabilizando a la víctima. Esas ideologías continúan. Si no hay cambio cultural, las mujeres seguirán muriendo.

-¿Hay que tener políticas de atención de los victimarios?

-Hay que atenderlos y hay que tener una buena tipificación en cada caso. Hay distintos tipos de victimarios y además si queremos prevenir, hay que cortar círculos que son perversos. Hay hombres que van por el mundo atacando a sus sucesivas parejas, hasta que un día matan y ahí les queda un antecedente. Lamentablemente, en nuestro Poder Judicial, los expedientes de este tipo de violencia, están todos desperdigados y nunca llegan a juntarse. Por un lado, está la Justicia Penal y por otro la Justicia de Familia Especializada. Tenemos que hacer un largo camino para cambiar. La Ley integral planteada en el Parlamento, duerme el “sueño de los justos” desde el mes de abril pasado. Esa Ley sería un paso muy importante. La respuesta institucional tiene que ser sistemática, y además hay que poner recursos, porque no hay política pública sin dinero. Hay que poner plata con eficacia y con eficiencia.

-¿Qué sucede con esta Ley integral para atender la violencia de género?

-Probablemente no hay “voluntad política” ni comprensión. Esa Ley busca prevenir y sancionar la violencia de género y generaciones. Nosotras hemos insistido mucho y lamentablemente los hechos nos dieron la razón. Existen esos mitos que dicen “es violento con su esposa pero es tan buen padre”. Nosotros ese mito, decimos que no es así, la Ley integral prevé que cuando hay violencia contra las mujeres, tiene que haber un periodo de evaluación de 3 meses de un equipo interdisciplinario, que vea si ese hombre está en condiciones de reunirse con los niños, porque tiene medidas cautelares con su esposa y régimen de visita con sus hijos. Lamentablemente los hechos nos dieron la razón, hubo hombres que por venganza mataron a sus hijos.

Los niños en una situación de violencia doméstica están en riesgo, estas situaciones hay que contemplarlas y analizarlas.

-¿Su evaluación de la actuación policial?

-Mejoró muchísimo, hay mucho por hacer, las Unidades Especializadas han sido un paso importante, al igual que la creación de la División de Asuntos de Género de la Policía. Hace 10 años atrás ¿quién hubiera dicho que tendríamos esta división? Y hoy la tenemos, hemos hecho un camino. Muchas veces se dice “cada vez hay más”, nosotros decimos, no lo sabemos, ahora hay más denuncias, ahora contamos los fenómenos y llevamos estadísticas. Cuando hubo ese salto enorme de 15 mil denuncias a 30 mil denuncias, no es porque hubo más denuncias, sino porque se registraron mejor, porque muchas aparecían en los partes policiales como “violencia privada” como “lesiones o enfrentamientos entre personas”. Todo eso fue un largo proceso de aprendizaje.

-Hace unos días se conoció un pronunciamiento de una jerarquía de la Iglesia católica (Pablo  Coimbra) que señaló que el “género no existe” ¿Cómo vio ese pronunciamiento?

-Esta definición es “no entender” que lo biológico es una cosa y cada sociedad estructura como se vive el género. La casuística es enorme, hay estudios que dicen que hay 8 orientaciones sexuales. Es mentira que hay una elección. La ciencia no descubrió porque alguien tiene una u otra orientación. Cada uno de nosotros sentimos diferente, y eso es una compleja mezcla entre lo innato, y lo adquirido. Pensar que eso es perverso no es justo.

Lo único perverso es el abuso sexual infantil, y en eso la Iglesia Católica tiene bastante para arrepentirse.

Insisto lo que no es legítimo es el abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes.

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