Cuando “la unión hace la fuerza”: Las aulas de la escuela de Flor de Maroñas que fueron incendiadas en junio, han sido remodeladas

En la mañana del domingo 22 de junio una noticia nos conmovió a muchos. Una escuela de un barrio montevideano, como tantos, de gente de trabajo, había sido destruida tras un voraz incendio el cual, por aquellas horas, se presumía intencional.

Y las sospechas se convirtieron en certezas cuando la jueza dictó, apenas un día después, el procesamiento con prisión de un joven de 20 años y sin prisión de su hermana de 18 años, por participar en el hurto y posterior incendio de cinco aulas donde funcionaban las escuelas 173 y 196.

Los jóvenes que ingresaron a la escuelita se llevaron un computadora, ceibalitas, equipos de sonido y material escolar. Pero como si ello no bastara, al retirarse y como para borrar los rastros del delito, el mayor de los imputados roció las carteleras de la escuela con alcohol en gel, tras lo cual provocó un incendio que lo consumió todo.

Fueron momentos de indignación y pena. Pero en pocas horas se logró una solución para que los 800 escolares pudieran continuar con sus actividades en aulas prefabricadas.

He escuchado siempre que “la unión hace la fuerza”, y estoy seguro que es muy cierto. Uno de los mejores ejemplos de nuestros días, de nuestra sociedad, logré comprobarlo este viernes. En cinco meses, padres, vecinos y docentes, con el aporte del Centro Comunal Zonal, de la Asociación de Maestros del Uruguay, del Sindicato Único de la Construcción y del Ejército Nacional han trabajado “hombro con hombro” en la reconstrucción de la escuela.

Sin dudas el viernes 28 de noviembre, será un día que quedará en la memoria de la comunidad, de los montevideanos.
Es que como ha dicho ayer nomás el presidente José Mujica, aunque en otras circunstancias, la escuela pública “es la imagen más pura que tiene la sociedad uruguaya y debe ser un canto permanente a la vida”. Pues ese canto permanente a la vida, ha surgido.

“El dolor nos fortalece”

“El dolor nos fortalece” y “La comunidad educativa nos abraza” escribieron los padres y alumnos al ingreso del nuevo local. Y los niños cantaron. El acto de inauguración fue el canto permanente a la vida del que hablaba el presidente.

Los alumnos entonaron estrofas de temas musicales como “Cambia todo cambia” o el “Mundo lo hacemos entre todos”.

Luego, el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, se refirió al compromiso del barrio, la sociedad y el gobierno “para que un dolor inmenso e indignación se transformen en solidaridad con satisfacción y alegría”.

El presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, Wilson Netto, agradeció a las instituciones públicas y privadas que ayudaron al reacondicionamiento del centro educativo y demostraron el ejemplo de lo que produce la educación pública uruguaya para la sociedad.

“Cuando las instituciones públicas son avasalladas, atropelladas o lastimadas y la sociedad no se levanta en un clamor gritando basta, hay algo de la civilización y de la civilidad que estamos perdiendo. Acá hubo capacidad de decir basta”, dijo por su parte el director de Primaria, Héctor Florit.

Mientras que la directora de la escuela, Estela Mazziotti, expresó que “a la escuela la hacemos entre todos y una muestra de ello es que el comedor nunca detuvo la alimentación de los niños”.

Para la recuperación de los salones, ANEP invirtió, en gestión con la Corporación Nacional de Desarrollo, más de 16 millones de pesos.
La cifra se desglosa en cuatro millones para las aulas prefabricadas que sirvieron para dictar clases en el período junio-noviembre, 11 millones de pesos para el reacondicionamiento de los cinco salones incinerados y 1.2 millones para la recuperación de los baños.