En El País de Madrid

«Un noble gesto de humanidad de los uruguayos con la elefanta Yothy»

La fallecida elefanta Yothi

El zoo de Montevideo cerró al público para que muera en paz la elefanta Yothi. La noticia me la ha enviado la lectora, Ligia Valdrigli. He buceado en los diarios uruguayos y no he visto un gesto de protesta por esta medida de las autoridades. Hasta los niños que aman a Yothi como a su mejor amiga, lo han entendido.

La elefanta, casi un emblema del zoo de Montevideo, sufría de una artritis irreversible, enfermedad común en esta especie de animales.

Yothi que tenía 62 años había sido mamá de Leo, el primer elefante nacido en América del Sur y quedó viuda hace ya 28 años. Ahora la elefanta entrega su vida. Según el director del zoo, Fernando Cirilo, se decidió cerrar al público las puertas del zoo “para que el animal muera en paz, con tranquilidad e intimidad en una fosa de agua donde encuentra alivio a sus dolores”.

La elefanta, casi un símbolo para los uruguayos, estaba enferma desde hace tres años. En la fase terminal, los veterinarios intentaron calmar sus fuertes dolores,  agravados por el peso del animal. con antiinflamatorios y analgésicos. Yothi fue colocada en una pileta con agua para sentir menos su peso y dismunir así su dolor.

Ya en 1999, Yothi fue operada por el equipo del zoológico que consiguió curar la patología de la que sufría.

Según Cirilo, todos estos cuidados especiales prodigados a Yothi se deben también a que se trata del animal que durante tantos años ha sido emblema del paseo y porque era  «el animal más querido por grandes y pequeños”.

Al leer la noticia, he pensado, como lo harán tantos lectores, en los miles de enfermos terminales que mueren solos, desatendidos muchas veces, olvidados, en los hospitales de medio mundo. Y podrían preguntarse: “¿Tanto mimo para un simple animal, un simple elefante, animal al que los millonarios del mundo cazan y sacrifican a tiros por placer en las sabanas africanas?”

Yo lo he visto con otros ojos. Creo que todo gesto de compasión hacia un ser vivo, sea de nuestra especie o no, nos ennoblece. El gesto de los responsables del zoo de Villa Dolores, es un gesto humano con un no humano. Y siempre he sostenido que quién no es capaz de respetar a un animal o es capaz de maltratarlo o hacerlo sufrir, nunca será capaz de amar a su prójimo ni de ayudarle. Puede haber, y los hay, quienes aman a sus mascotas y después se olvidan del prójimo que sufre a su lado, pero nunca he encontrado a un torturador de animales capaz de hacer algo bueno por los demás.

Me ha parecido,  por parte de los habitantes de Montevideo, una ciudad bella y de gentes encantadoras, algo simbólico estos cuidados con la elefanta Yothi a la hora de morir, porque los elefantes son quizás los únicos animales que tienen el sentido y el culto a los muertos.

Ellos se retiran a morir solos, cuando les llega su hora y veneran los huesos de sus muertos, tocándolos con su trompa varias veces, como en una liturgia que nunca sabremos lo que significa para ellos.

Al mismo tiempo que se ha condenado las injusticias y atropellos contra los más débiles, este blog sólo puede felicitarse y alegrarse por esa vivencia de humanidad de los uruguayos para con su elefanta Yothi, a la que desean que muera, como los hacen los de sus especie: en soledad consigo mismo, en paz y con el menor dolor posible.

En un mundo en el que vivimos rodeados de guerras,  crueldades, violencias,  olvidos y  egoismos, cualquier gesto que ennoblezca a nuestra especie, que tanto dolor crea en el mundo, cualquier gesto de ternura aunque sea con una elefanta moribunda, es un alivio pues nos recuerda que quizás podríamos ser diferentes: menos deshumanos.

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