Récord tras récord

«¿Qué se puede poner en Uruguay?», preguntan los retornables; «Algo en turismo», les responde el país

Mientras que los frigoríficos cosecharon divisas en el exterior por valor de 1.650 millones de dólares, en el mismo período la actividad turística, por ventas de bienes y servicios, introdujo 2.200 millones de dólares. Todo un récord en términos contables, pero sobre todo una verdadera revolución, sin marcha atrás.

Pasa en el Uruguay y pasa en el mundo.
De ahora en más, toda proyección hacia el horizonte del país y sus oportunidades estará referida a Uruguay como país turístico.

No se trata de un episodio puntual, derivado de un mal año ganadero o un inusual boom turístico, no. La cota alcanzada es un largo PPI, como diría Tabaré Vázquez, un profundo proceso ininterrumpido, que viene de lejos y no tiene retorno. Por el contrario, tiende a profundizarse, como lo anuncia la masa de inversiones millonarias, récord histórico absoluto, que se agolpa en las ventanillas oficiales pidiendo cancha.

Buquebús, por ejemplo. López Mena se viene para arriba por mar y por aire: varios aviones más para su línea aérea BQB, y un barco cero milla que dará que hablar. Además, construirá una nueva terminal de pasajeros en Punta del Este y una terminal de buques en la bahía de Montevideo, más concretamente en Capurro, estimada en un costo de 500 millones de dólares.

Otro argentino, Eduardo Eurnekián, quiere convertir el puerto capitalino del Buceo en una especie de mini Miami. O mini puerto Madero, para bajar el perfil. Hoteles, restaurantes y torres de oficina le insumirían unos 60 millones de dólares. Ya Eurnekián tiene los dos aeropuertos más importantes del Uruguay; le faltaba un puerto y va a por él.

Oportunidades variadas

Por otro lado, se están construyendo 25 hoteles en todo el país, la mayoría nuevos, 12 de ellos en Montevideo.
Por detrás de estas grandes obras, van prendidos infinidad de pequeños talleres, comercios y oficinas, pequeños y medianos planetas que girar alrededor de sus demandas y necesidades. De lavandería, de gastronomía, de mantenimiento, de comunicaciones, de seguridad, transporte, etcétera.

De los 350 uruguayos por año que regresan al país, principalmente desde el hemisferio norte, la mayoría trae unos ahorros, pensando en «poner algo» acá, algo «que funcione». De lo que trata es de generar una fuente propia de trabajo.

Si los jóvenes que integran esas familias retornadas no estudiaron informática o telecomunicaciones, es decir, si no tienen el futuro regalado, mirar hacia el área de servicios al turismo puede ser una buena idea. Ningún otro sector crece ni crecerá tanto, ni siquiera informática o telecomunicaciones, aunque parezca mentira.

 

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