¿Cómo vota el senador Luis Hierro López?

«El aborto es un tema para ser analizado con criterios técnicos y evitar dogmatismos. El debate debe enfatizar la información acerca de la situación real, más que la discusión ética (…) Creo que la cuestión pasa entre la verdad y el engaño. No se trata únicamente de una opción entre una u otra postura ética. No se trata tampoco de decidir qué clase de ley es mejor. En mi país, la discusión gira en torno a verdades y hechos que demuestran que el problema existe, y que una ley restrictiva no lo puede resolver (…) Las políticas de prevención y lucha contra los perjuicios del aborto clandestino, control de la natalidad, y paternidad responsable serán más eficientes que una ley restictiva que ni siquiera es aplicada en su totalidad. Además, el Código (Penal) fue escrito en l937, hace 50 años. Tiempo suficiente para poder considerarlo fuera de época. Verdaderamente creo que mi país está en condiciones de seguir avanzando. Uruguay posee una hermosa tradición que nos obliga ser muy inteligentes, a poseer un gran coraje intelectual, a actualizarnos y repensar nuestras posturas, a transformar viejas costumbres y centros de control, a consagrar niveles nuevos de libertad y dignidad, a renovar nuestro pensamiento colectivo y nuestra cultura».

Así se expresaba Luis Hierro López, entonces diputado, representante por el Partido Colorado en la Cámara baja, y miembro de la Comisión Parlamentaria de Derechos Humanos en la Tercera Conferencia Internacional de Legislación en Salud y Etica. Los párrafos encomillados fueron extraídos de la ponencia titulada «Uruguay y la ley sobre el aborto. Avances y parálisis», que presentó el hoy senador y vicepresidente de la República, y se reprodujo en «Estrategias en salud y derechos reproductivos. La legislación del aborto en América Latina», una publicación de la organización no gubernamental internacional Católicas por el Derecho a Decidir de 1993.

Hierro López admitía entonces que en Uruguay se practicaban 3 abortos cada nacimiento, lo que significaría «de 50.000 a 150.000 abortos clandestinos por año». También admitía, con base en investigaciones, «que el 40 por ciento de las mujeres ha tenido, por lo menos , un aborto», y que por causa de la inseguridad que prohíja la clandestinidad «se producen, por lo menos, cien muertes (de mujeres) por año». «Otra característica de esta situación es que el número de sentencias en procesos penales es muy bajo. Sólo el 0.2 por ciento de la totalidad de las sentencias se refiere al aborto, en el período comprendido entre l989 y 1991, lo cual tiene relación con aquella dudosa permisividad que la sociedad tolera», decía el presidente del Senado.

Luego de afirmar que «la gente tiene una reacción negativa frente al término (aborto), pero no tan fuertemente hacia el concepto», daba razones de lo que calificó como «indiferencia política y legislativa»: «a) que el país sufre un retroceso en su pensamiento social; b) que los partidos políticos no desean tener enfrentamientos a causa de temas polémicos, o c) que aquellos que sustentan la teoría de que el aborto consentido no es un crimen u ofensa, no están manejando estrategias inteligentes».

En l993, Hierro López aseguraba también que «la Iglesia Católica tiene hoy más influencia que la que tenía en las primera décadas de este siglo. También está claro que los partidos políticos no incluyen el tema en sus programas de gobierno. Solamente el Partido Colorado expresó su deseo de legislar, pero sin llegar a concretarlo».

Si este continúa siendo el pensamiento de Luis Hierro López, hoy su voto debería ser aprobatorio de la Ley de Defensa de la Salud Reproductiva. Si así no sucediera, las razones habría que buscarlas menos en sus convicciones que en presiones de naturaleza partidaria. Porque la persona es lamisma, lo que cambió fue su lugar en la jerarquía y el lugar que en la contienda electoral le están asignando las encuestas a su partido. *

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