Embarcadero Boca del Arroyo de Cufré en el ojo de la tormenta
Mariana Rabinovich
Muchos aspectos de este negocio no se comprenden, entre ellos el objetivo de la obra: «Una cadena de puertos deportivos para recalada de las embarcaciones, para promover la práctica náutica deportiva», según se consigna en el informe fechado 9 de mayo de 2000 al que tuvo acceso LA REPUBLICA, con el que la Dirección Nacional de Hidrografía del MTOP respondió al pedido de informes del diputado Heber Sellanes.
Siempre con base en dicho informe ministerial, el semanario San José Hoy, en su edición del pasado viernes 30 de julio de 2000, realizó una minuciosa historia de este proyecto.
En 1985, la Dirección Nacional de Hidrografía (DNH), que depende del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), decidió que era necesario establecer «una cadena de puertos deportivos», con el propósito de brindar «comodidad» y «seguridad» a los cultores de este deporte.
Se estiman en 100.000 las embarcaciones existentes en Argentina con las características apropiadas para constituirse en potenciales clientes del servicio.
Así, en 1993, se promueve la construcción en la Boca del Cufré «de un atracadero resguardado». Para estabilizar el canal de acceso al arroyo se construye una escollera de unos 400 metros en la margen izquierda, pero para asegurar la navegabilidad será necesario construir otra, sobre la margen derecha.
Los primeros estudios técnicos se solicitaron al Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental, el 29 de julio de 1993, aunque «las autoridades de la época determinaron que se comenzara la obra (…) antes de disponer del resultado del estudio».
La obra fue adjudicada entonces a la empresa Ramón Alvarez SA «en forma directa». Poco después, el 19/01/94, se apruebó la Ley 16.466 sobre protección del medio ambiente, por lo que «no se gestionó la autorización ambiental previa».
Se trata de una obra importante: «La inversión realizada hasta el presente se podría establecer en U$S 3.200.000″. Además, según se estima, la finalización de las obras demandará una inversión de U$S 1.700.000 (escollera del lado oeste) y U$S 1.300.000 adicionales, que consisten «en obras de reacondicionamiento de la escollera existente (morro y delantal lateral)».
El tiempo de finalización de la obra «se puede establecer en unos 18 a 20 meses, una vez resueltos los aspectos contractuales con la empresa constructora». Dichos «aspectos contractuales» que no se detallan en el informe del MTOP preocupan al diputado Sellanes en forma muy particular, quien teme que la obra del escollerado sea, en realidad, «un enterradero de dinero».
Cabe recordar que el 5/12/97, en declaraciones a ese mismo medio periodístico, el ministro Lucio Cáceres dijo: «Vamos a terminarla en este período (…) La escollera se tuvo que hacer 400 metros más larga de lo previsto, con lo cual los recursos se nos terminaron antes de tiempo». Luego señaló que «se empezó a construir antes de que se estudiara el proyecto». Destacó: «Esta obra no hubiera estado dentro de las prioridades de mis propios planes de obras». En ese entonces, el ministro de Transporte y Obras Públicas estimó el monto total de la obra en dos millones y medio de dólares, de los que faltaría invertir uno.
El 12 de diciembre de 1997, LA REPUBLICA consigna en su página 10 que la empresa Ramón Alvarez SA habría cobrado al MTOP un millón de dólares por trabajos que no realizó en obras localizadas al norte del país. En esa oportunidad, se denunció que para la aludida maniobra habría contado con la connivencia de un alto funcionario de la Dirección Nacional de Hidrografía.
A fines de 1997, San José Hoy, en su nota de portada, pedía públicamente que se aclarara la situación en torno a la escollera de Cufré y el 14 de abril de 1998 el diputado socialista Ramón Legnani (Canelones) se refería a la nota publicada el 5/12/97 alertando sobre el impacto ambiental negativo que podía tener la obra.
En la edición del 6 de marzo, el también diputado Jorge Chápper manifiesta: «A nivel departamental nosotros fuimos quienes tuvimos la iniciativa del puerto en Boca de Cufré».
Sobre los estudios técnicos
Posteriormente, el 13 de noviembre de 1998, al ser entrevistado nuevamente, el diputado nacionalista expresó que el tema «está a estudio de la Facultad de Ingeniería. Hay dificultades, el sistema hidráulico de corrientes de esta costa parece que taparía la escollera».
Sobre los estudios previos del proyecto, señaló: «Lo que nos han dicho es que el Río de la Plata no es una masa homogénea y se ha caracterizado siempre por su gran variabilidad. Al hacer una escollera, se genera una condición particular, que hasta que no está hecha, no se sabe cómo va a funcionar. Para hacer la otra y que permita la entrada en el arroyo Cufré, no se sabe cómo tiene que ir colocada la escollera, si tiene que ir colocada en forma paralela, si tiene que ir más en diagonal, o si tiene que ir transversal, para que no se tape rápidamente la boca…».
Una opinión muy calificada
Más adelante, el 17 de diciembre del 1999, eran las declaraciones del director del Departamento de Evaluación de Impacto Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente las que agregaban elementos de juicio. El ingeniero Andrés Saizar, preguntado por la misma publicación sobre si había estudios de impacto ambiental, respondía: «No, que nosotros sepamos. En su momento, nosotros hicimos las gestiones para que se detuviera la obra cuando se estaba haciendo la primera escollera. Luego de distintas vicisitudes terminó en una escollera sola, sin el estudio…».
Sobre las consecuencias de la obra en materia ambiental, el técnico destacó: «En este momento tiene las consecuencias esperables, que son crecimiento de la playa de uno de los lados, el de San José, y erosión del otro, del de Colonia». Señaló, asimismo, que «en la medida en que se pasara arena de donde se está acumulando hacia el otro lado, es reversible».
Sobre la falta de previsiones con la que se habría ejecutado el proyecto, Andrés Saizar aclaró: «Fue construida por la Dirección de Hidrografía. Habría que preguntar allí».
Por último, al serle preguntado si dicho emprendimiento hubiera requerido autorización de la Dinama, el jerarca respondió afirmativamente.
Repercusiones políticas
Los últimos planteos conocidos sobre el tema los han realizado el diputado Heber Sellanes, mediante el referido pedido de informes, y el edil Oscar Sánchez Fabre, en la media hora previa de la sesión de la Junta Departamental de San José, del día 29 de mayo de este año.
Este último declaró en el deliberativo comunal: «Si bien el atracadero de yates fue culminado, en estos últimos tiempos hemos notado, con preocupación, el deterioro que está sufriendo. La escollera quedó sin terminar y no vislumbramos la posibilidad de que se concluya».
El curul precisó que «a raíz de estos dos últimos temporales ha sufrido deterioros en su parte media, pero además, se está desmoronando hacia el arroyo». Finalmente, el edil reclamó la culminación de las obras, para que «Boca de Cufré pueda contar con ese puerto de yates que en su momento fue un sueño de todos».
Los cuestionamientos realizados a lo largo de estos últimos años han tenido respuestas. Hoy Sellanes y Sánchez Fabre muestran preocupación ante la situación planteada y los millones de dólares invertidos sin un propósito muy claro.
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