¿ideología de género?

Identidad de género, sexo y orientación: ¿Ideología o ciencia?

Esto es lo que dice la evidencia científica e instituciones renombre internacional sobre la identidad, el género y el sexo, al margen de lo que las voces conservadoras claman es una supuesta “ideología de género”.

Foto: UNsplash / Kyle Bushnell
Foto: UNsplash / Kyle Bushnell

El tema de la “ideología de género” es complicado por todas las pasiones que genera tanto en quienes afirman su existencia y quienes la niegan.

Para saber de dónde viene este concepto compuestos de dos palabras hay que remontarse hasta la década de los noventas: en el año 1997 se publicaba en Estados Unidos el libro La agenda de género: redefiniendo la igualdad, de Dale O’Leary, quien era una periodista católica ultraconservadora norteamericana. Ella presentaba allí el género y las discusiones contemporáneas al respecto como una herramienta “neocolonialista” parte de una “conspiración feminista internacional”. Para mediados de los 2000s, ya había sido traducido a decenas de idiomas y había difundido su mensaje por todo el mundo.

En el mismo año de la publicación de ese libro, el cardenal católico Joseph Ratzinger decía en su obra La sal de la tierra, que el concepto del género “disimula una insurrección del hombre contra los límites lleva consigo como ser biológico”, aduciendo que se trataba de una renegación de los designios de Dios a los roles que un hombre o una mujer cisgéneros deberían cumplir, porque sí.

Desde inicios de los años dos mil y más allá, el Vaticano desplegó críticas teológicas sistemáticas sobre el género, por ejemplo en su publicación del 2003 Lexicón: Términos Ambiguos y Discutidos sobre la Vida Familiar y la Cuestión Ética, y en el 2004 la Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la Colaboración de los Hombres y las Mujeres en la Iglesia y el MundoSegún lo analizó Mary Anne Case en artículo, este cambio significó el abandono de la antropología teológica de la complementariedad sexual, la cual guio durante mucho tiempo la doctrina católica sobre esta temática.

A lo largo de los años, la “ideología de género” ha sido un concepto adoptado mayormente por grupos conservadores, ultranacionalista o de cercanía con religiones y creencias religiosas. Así las cosas, es esgrimido por políticos o líderes sociales que buscan cercenar derechos a las personas sexualmente diversas, dando prioridad y apuntando a otorgar esos derechos solamente a las personas heterosexuales cisgénero (cisgénero: persona que se identifica con su género biológico).

Quienes alertan de la supuesta existencia de esta ideología, aseguran que se trata de una herramienta para imponer “el homosexualismo”, otro neologismo gramaticalmente erróneo y conceptualmente insustentable, que se usa como término peyorativo contra la diversidad sexual y las personas LGBTIQ+.

Según escribe en su blog Sonia Correa, para el London School of Economics and Political Sciences, la “ideología de género” se ha ampliado hasta abarcar ideas inimaginables en el comienzo. “El marco semántico ‘ideología de género’ se revela como un significante vacío y adaptable, que abarca una amplia gama de demandas como el derecho al aborto, la orientación sexual y la identidad de género, a las familias diversas, la educación en género y sexualidad, la prevención del VIH y el trabajo sexual, y hasta una canasta básica que se puede ajustar fácilmente a las condiciones de cada contexto”, explica la académica y activista.

Los defensores de esta lucha antidiversidad “movilizan lógicas e imaginarios simplistas y constituyen enemigos volátiles –aquí las feministas, allá los gays, allá los artistas, por delante los académicos, en otros lugares los cuerpos trans– alimentando pánicos morales que distraen a las sociedades de los problemas estructurales que les preocupan”.

Diferentes conceptos

Las palabras “heterosexual”, “gay” o “lesbiana” son conceptos “muy vagos y generales”, que a veces refieren a conductas, otras veces a actitudes y en ocasiones tienen relación con asunciones personales dice Paul McHugh, un afamado epidemiólogo y psiquiatra, doctor en Medicina y especialista en Neurología por la Universidad de Harvard; especializado en Psiquiatría en el Maudsley Hospital e Institute of Psychiatry de la Universidad de Londres; director clínico y del Programa de Residencia en el New York Hospital de la Universidad de Cornell.

La Asociación Estadounidense de Psicología (American Psychology Association, APA) define la orientación sexual como un “patrón duradero de atracciones emocionales, románticas y/o sexuales hacia hombres, mujeres o ambos sexos”. La orientación sexual también se refiere al sentido de identidad de una persona basado en esas atracciones, comportamientos relacionados y pertenencia a una comunidad de otras personas que comparten esas atracciones.

Las investigaciones científicas a lo largo de décadas, agrega la APA, han evidenciado que la orientación sexual varía a lo largo de la vida de un mismo individuo, pudiendo en diferentes etapas sentir atracción por un género, luego por el otro, por ambos e incluso por ninguno (asexualidad), y repetirse con ningún orden más que la voluntad de la persona.

“La orientación sexual es distinta de otros componentes del sexo y el género, incluido el sexo biológico (las características anatómicas, fisiológicas y genéticas asociadas con ser hombre o mujer), la identidad de género (el sentido psicológico de ser hombre o mujer)* y el rol social de género (la normas culturales que definen el comportamiento femenino y masculino)”, agrega la APA.

De acuerdo con la comprensión científica y profesional actual, las atracciones centrales que forman la base de la orientación sexual adulta suelen surgir entre la infancia media y la adolescencia temprana. Estos patrones de atracción emocional, romántica y sexual pueden surgir sin ninguna experiencia sexual previa. Las personas pueden ser célibes y aún conocer su orientación sexual, ya sea lesbiana, gay, bisexual o heterosexual.

Al día de hoy no existe todavía consenso científico sobre las razones, motivo u orígenes que derivan en que una persona tenga cierta orientación sexual u identidad de género. Puede ser una o varias influencias que van desde la genética y lo hormonal, hasta el desarrollo y el entorno social, cultura, familiar y ambiental.

La ciencia también dice que la homosexualidad no es una enfermedad ni un trastorno. No hay asidero científico para afirmar que las personas sexualmente diversas, o aquellas que no se identifiquen con la heterosexualidad binaria cisgénero, tengan alguna psicopatología.

El doctor Paul McHugh concuerda en estas afirmaciones basadas en evidencia, y dice que “la ciencia te recomienda que estudies al paciente y averigües qué cosas en su vida y circunstancias le han llevado a esta manera de ver las cosas; y a veces te das cuenta de algunas circunstancias, especialmente en el caso de los niños o niñas”.

“El cerebro es flexible, no funciona solamente en un sentido unidireccional: la gente tiene pensamientos o adopta ciertos tipos de conducta o hace cierto tipo de cosas y todas afectan a su cerebro. Por lo que nosotros sabemos no hay estudios prospectivos desde el comienzo que muestren que la gente que tiene un tipo u otro de estructura cerebral serán gay o transgénero o lesbianas; nada, insisto, muestra esto prospectivamente”, añadió el experto en una entrevista de 2015.

A pesar de la persistencia de estereotipos que retratan a las personas lesbianas, gays y bisexuales como perturbadas, varias décadas de investigación y experiencia clínica han llevado a todas las principales organizaciones médicas y de salud mental de todo el mundo a concluir que estas orientaciones representan formas normales de experiencia humana.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje