13 DE MARZO

OMS: Día Mundial del Sueño bajo el lema “Si el sueño es reparador, la salud abunda”

Los tiempos modernos son particularmente nocivos para cumplir una de las funciones básicas que la biología impone: dormir. Desde que Edison inventara la lamparita eléctrica, el hombre pasó a dormir casi tres horas menos diariamente, según distintas estadísticas históricas, y la aceleración constante del ritmo de vida desde entonces, no ha parado de alterar los ritmos de sueño, lamentablemente siempre a la pérdida.

El problema es que todos los estudios científicos demuestran desde hace ya décadas que la falta de sueño, afecta no solamente nuestro rendimiento durante la vigilia, sino que influye en nuestra salud psicofísica. En esa línea es que los expertos de OMS nos recuerdan para esta fecha que la salud está directamente asociada con el dormir, y que el insomnio está entre las patologías crecientes más preocupantes en el mundo.

Entre otros aspectos, los técnicos apuntan que el uso creciente de tecnologías hogareñas vinculadas al entretenimiento, y la mala alimentación nocturna, son causas importantes y cada vez más frecuentes en los problemas del sueño.

Del sueño reparador al insomnio incontrolable

Los médicos recomiendan al igual que hace un siglo, que las cenas o ingestas nocturnas copiosas son lo peor para conciliar el sueño. Grasas, embutidos, fritos y similares, producen fuerte secreción gástrica, incompatible con la conciliación del sueño en general. Los alimentos con altos niveles de triptofano, como bananas, avena, leche y almendras, fabrican serotonina, la hormona de la felicidad que contribuye a disminuir los niveles de estrés y nerviosismo, colaborando en el sueño. Los productos integrales se recomiendan. El Instituto de Biomedicina de la Universidad de Helsinki, concluyó un informe donde pauta además que quienes duermen menos horas que lo debido, tienen alta tendencia a consumir más alimentos “chatarra”, ricos en grasas y carbohidratos industrializados.

Los especialistas recuerdan que los fumadores de tabaco tienen alto índice de insomnes, hasta un 55% más que quienes no fuman. Además su sueño es de “menor calidad” en tanto suelen despertarse en la noche debido a las irritaciones en sus vías aéreas, que provocan apneas y despertares bruscos con ahogos. Las apneas de sueño incrementan el riesgo de padecer hipertensión arterial, arritmias, enfermedades coronarias e insuficiencia cardiaca y ataques cerebrales.

Paralelamente, el hacer ejercicio diariamente, aunque no en lo previo a irse a dormir, dejar fuera del dormitorio computadoras, tablets, celulares y televisores, evitar la ingesta de cafeína o alcohol, y no sobrepasar los 20 minutos de siesta, son todos puntos a favor de una mejor calidad del sueño nocturno.

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