En 1986. Desacreditó a la enfermera que escuchó al militar confesar la muerte de Zelmar

De Sarro es hoy la esposa de Mato

Juliana De Sarro, la «amiga» que en 1986 contradijo la denuncia de la enfermera Haydeé Trías ante la Comisión Investigadora parlamentaria sobre el asesinato de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, es hoy la esposa del teniente coronel retirado Pedro Antonio Mato Nerbondo, la persona a quien se acusaba por el homicidio. El dato fue confirmado ayer por el propio Pedro Mato en el Juzgado penal de 11º Turno, a cargo del juez Roberto Timbal, cuando fue interrogado por la fiscal Mirtha Guianze sobre su relación con Juliana De Sarro. Mato admitió que en aquellos años había tenido una relación amorosa con quien ahora es su esposa.

El desmentido de Juliana De Sarro ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados provocó dudas sobre la credibilidad de lo declarado por una «nerviosa» Trías, quien llegó entonces a ser tildada de «psiquiátrica» por legisladores oficialistas. Trías había dado su testimonio ante el Parlamento pese a recibir diariamente amenazas de muerte. La actual relación de Juliana De Sarro y el denunciado Pedro Mato abre ahora una nueva perspectiva de lo ocurrido en aquella Comisión Parlamentaria cuyas actas números 34 y 35 fueron filtradas al diario «El País» en una violación del secreto legislativo que determinó la clausura de la investigadora de la Cámara baja.

 

Haydeé

Haydeé Trías había dado su testimonio por primera vez el 13 de noviembre de 1985 ante el Instituto de Estudios Legales y Sociales (Ielsur) y su declaración escrita fue presentada ante la Comisión Investigadora por el entonces diputado frenteamplista Yamandú Fau, hoy adherente de la candidatura de Pedro Bordaberry, hijo del dictador. Según se refleja en las actas del 7 de abril de 1986 ­cuya síntesis publicó LA REPUBLICA en su edición de ayer­, Trías dijo que a fines de mayo de 1976 su amiga Juliana De Sarro le pidió ayuda y la citó al apartamento de su «compañero» Pedro Mato, a quien encontró con un arma en la mano, desequilibrado, nervioso y en tratamiento médico porque había asesinado al senador Zelmar Michelini. Trías sostuvo y ratificó que Mato le dijo que le habían dado dinero para ejecutarlo, que con ese dinero pagó cuentas y le compró una casa a su madre, que viajó a Buenos Aires con el oficial Manuel Cordero y que tenía en su casa un cuadro con dos armas de fuego con la leyenda «en honor al mérito» fechada con el día de la muerte de Michelini. Según el testimonio de Haydeé Trías, esa noche Mato variaba su estado anímico entre la angustia y la «fanfarronería». Trías sostuvo que Mato afirmó que había ido adonde Michelini estaba detenido en Buenos Aires, que lo eligieron porque eran conocidos, que le dijo que iba a liberarlo, que lo sacaron a un auto y que allí lo remató.

 

Juliana

Juliana De Sarro era madrina de la hija de Trías. Haydeé la conoció cuando tenía 12 años y estaba internada en el Consejo del Niño. La ayudó a salir, pero al poco tiempo comenzó a frecuentar bares y tener relaciones ocasionales con militares. En «El Lido» conoció a Manuel Cordero, con quien habría tenido una hija. De Sarro se casó entonces con otro militar pero siguió siendo amante de Manuel Cordero y de Pedro Mato, quien utilizaba para sus «fiestas» un apartamento de Garibaldi 2931 donde vivía con su camarada Gilberto Vázquez, actualmente preso por otros crímenes de lesa humanidad, quien a su vez se relacionaba con una fiscal. Diez años después de la «confesión» de Mato, cuando Haydeé Trías fue citada a declarar a la Investigadora, la propia Juliana De Sarro la llamó por teléfono y le pidió para reunirse. Trías había recibido la citación parlamentaria el viernes 3 de abril de 1986. No se veían ni hablaban desde 1981, cuando el cumpleaños de la hija de Haydeé. Esa noche, Juliana llevó rápidamente la conversación hacia lo que Mato había hecho diez años antes. Preguntó si iba a declarar todo y dijo que estaba dispuesta a corroborar sus dichos. «El torturador es Cordero», fue el mensaje que De Sarro traía. Se quedó a dormir, pero abandonó la casa en mitad de la noche.

 

Sabotaje

Días después Juliana De Sarro fue convocada por la Comisión Investigadora, pero negó los dichos de su amiga Haydeé Trías. Las actas secretas del Parlamento con esas contradicciones fueron publicadas por «El Duende de la Trastienda» de «El País». En el Parlamento se planteó una cuestión de fueros y la investigadora fue clausurada. En su libro «Sabotaje a la verdad» (Planeta, 2006), la periodista Florencia Melgar investiga el trasfondo de aquella filtración periodística que constituyó una evidente maniobra de descalificación contra la denunciante Haydeé Trías y, particularmente, contra la investigadora parlamentaria. En su trabajo, Melgar entrevistó a funcionarios del legislativo, reconstruyó el trayecto de las actas y hasta entrevistó al ex presidente Julio María Sanguinetti. El diputado ­ya colorado­ Yamandú Fau le dijo que conocía el nombre del responsable de la filtración, pero advirtió que se lo reservaría para publicarlo en sus memorias políticas. Haydeé Trías sufrió dos atentados, según reveló la revista «Posdata» en 1996. En Agraciada y San Martín fue atropellada por una camioneta con las luces apagadas. Pudo divisar una inscripción del Batallón de Ingenieros Nº 2. En otra ocasión la encapucharon y la golpearon. Debió ser internada en el CTI de la Mutualista Israelita. El oficial (r) Pedro Mato negó ayer ante la Justicia su participación en los asesinatos de los ex legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz y de los ex militantes del MLN-T Rosario Barredo y William Whitelaw, perpetrado en Buenos Aires el 20 de mayo de 1976.

 

El pedido de Gilberto Vázquez

Mato, presunto autor material de la muerte de Michelini, compareció ayer ante el juez Timbal y la fiscal Guianze en calidad de testigo, a solicitud de la defensa del ex dictador Juan María Bordaberry.

Durante el breve interrogatorio Mato negó su participación en el operativo y dijo que el ex militar Gilberto Vázquez le solicitó hacerse cargo de la muerte de Zelmar Michelini y atestiguar que el responsable «intelectual» del crimen había sido Bordaberry, indicaron fuentes del caso a LA REPUBLICA.

El oficial Mato dijo que en 2005 «se le apersonó Gilberto Vázquez y le comentó que había hablado con (la abogada Hebe) Martínez Burlé y (el ex comandante en jefe del Ejército, Angel) Bertolotti». En esa supuesta charla le habrían dicho que «necesitaban solucionar el tema Gelman y el de Michelini, que un hueso había que darles», por lo cual Vázquez le solicitó hacerse cargo del homicidio, según relató Mato ante la Sede.

El represor, por su parte, fundamentó que no había participado en el operativo contra Michelini y Gutiérrez Ruiz aduciendo la realización de cursos en Montevideo en esa fecha. Las «dificultades de transporte» de la época hacían imposible viajar a Buenos Aires, materializar el crimen y retornar en breve tiempo a Uruguay, como asegura la enfermera Haydeé Trías, aseveró Mato.

Sin embargo, Mato dijo haber conocido «circunstancialmente, por una amiga en común», a la enfermera Trías, quien lo denunció públicamente como el presunto autor de la muerte del ex legislador. Mato le habría confesado el crimen durante una noche de mayo de 1976, tal cual narró Trías ante la Comisión Investigadora a nivel Parlamentario creada en 1985 por el secuestro y asesinato de los dos ex legisladores, y más tarde en una entrevista con el diario «El Observador».

 

«Instauró el Terrorismo de Estado»

Por su parte, la abogada Martínez Burlé se refirió a la citación de Mato ante la Justicia. «La defensa de Bordaberry está haciendo lo que considera adecuado para defender a su cliente, pero a mi entender que se descubra que Mato sea responsable o no del crimen, no le quita responsabilidad a Bordaberry».

El ex dictador «fue el instaurador del terrorismo de Estado en Uruguay y autor del golpe de Estado, causa por la q
ue no está procesado por temas formales del Poder Judicial», por lo cual es responsable de los crímenes cometidos durante ese período, dijo Martínez Burlé.

La causa por el homicidio de Zelmar Michelini y Gutiérrez Ruiz se sustanció exclusivamente contra Bordaberry y el ex canciller de la dictadura, Juan Carlos Blanco, puesto que por ser civiles no están amparados en la Ley de Caducidad.

Bordaberry y Blanco fueron procesados el 16 de noviembre de 2006 como «coautores de cuatro delitos de homicidio muy especialmente agravado» y más tarde el Tribunal de Apelaciones Penal de 2º Turno ratificó ambos procesamientos. Al entender del TAP, Bordaberry y Blanco «sabían» de los hechos ocurridos en Argentina y nada hicieron para evitarlos.

Sin embargo, la prueba testimonial recabada durante el proceso apunta a la participación de militares uruguayos en Argentina como parte del operativo contra los dos ex legisladores. Por esta razón, la fiscal Guianze solicitó la exclusión del caso del amparo de la Ley de Caducidad para investigar a los ejecutores «materiales» del crimen. El juez Timbal ya elevó al Poder Ejecutivo el pedido de la Fiscalía, como informó ayer LA REPUBLICA.

 

«El Burro»

Pedro Mato nació el 24 de setiembre de 1941. Pertenece al arma de Infantería. Revistó en Infantería Nº 3, el Servicio de Información y Defensa (SID), los OCOA de las divisiones de Ejército I y IV, la Escuela de Seguridad Nacional (Esedena), Caballería Nº 5 (Paso de los Toros) y el Estado Mayor del Ejército. Egresado en 1974 de la estadounidense Escuela de las Américas (donde con el grado de capitán realizó el curso de «O-7″ de especialización en contrainsurgencia), al pasar a retiro en 1984 Pedro Mato se radicó en Rivera, ciudad donde había nacido en el hogar de un funcionario municipal y una maestra que llegó a directora de escuela.

En 1996 Mato estaba empleado en la Zona Franca de Rivera y salió en una nota del Canal 2 local. Fue entrevistado por la revista «Posdata» y negó las denuncias de Trías. Dijo que en la fecha realizaba cursos en el Estado Mayor y afirmó que se entrevistaría con el entonces comandante en jefe del Ejército, general Raúl Mermot.

«Aun en el caso de que lo que se dice fuera cierto, se trataría de un delito cometido en el exterior. No hay nada, apenas una persona que dice que lo dijeron. No hay pruebas… A mí me habían advertido, en aquella época del bulín de Garibaldi, que esa mujer se iba a vengar de mí, pero no supuse que de esta manera», confirmó entonces a «Posdata».

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