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“La señal más fuerte de que la dictadura estaba dispuesta a todo fue asesinar a Zelmar Michelini y a Héctor Gutiérrez Ruiz”

Entrevista de LA RED21 al ingeniero agrónomo Santiago Gutiérrez Silva, quien a sus 27 años ya integra el Directorio del Partido Nacional.

 

Santiago Gutiérrez es nieto de Héctor Gutiérrez Ruiz, asesinado en Buenos Aires durante la última dictadura cívico militar. Es hijo de Marcos Gutiérrez (37 años) que murió como consecuencia de la caída de un caballo. A sus 27 años de edad, Santiago es líder referente del sector “Por la Patria” e integrante del Directorio del Partido Nacional.

¿Cómo empezó tu militancia en el Partido Nacional, cuáles son tus recuerdos?

 

Agradezco la entrevista, siempre que alguien me consulté y le parezca que es interesante lo que tengo para opinar es un privilegio para mí. Mi recuerdo es que tenía 10 años, era el año 2004, campaña de Jorge Larrañaga, es mi primer recuerdo de un acto político, no sé ni con quién fui, ni como llegué hasta allí, estaba en el Cine Teatro Metro, esto lo supe después, en la parte de arriba, mirando para abajo y un mundo de banderas y la gente gritando presidente, presidente. Tengo la sensación que eso me dejó magnetizado. Después como terminé siendo militante, tampoco lo tengo muy claro, tendría entre 14 y 15 años, no tengo muy presente si a través de mi madre o de mi abuela (Matilde Rodríguez de  Gutiérrez Ruiz) empecé a militar, no recuerdo como llegué. Mi militancia fue para la campaña de 2009 en Alianza Nacional, y desde el primer acto que recuerdo siempre fue a través de Jorge Gandini (senador Por la Patria) que es un amigo de la familia, con quién tenemos una relación política y personal.

Hay algo de los dos que es lo que más me alegra de ser quién soy, de ser un Gutiérrez, es que todos los que me hablan de ellos me dicen “tu viejo (Marcos Gutiérrez) o tu abuelo (Toba) eran flor de tipos”. Ojalá que el día de mañana, cuando no esté, también la gente se acuerde de mí como un buen tipo.

Sin ánimo de compadecerte, nieto de Héctor Gutiérrez Ruiz e hijo de Marcos, que falleció cuando tú tenías apenas 6 años ¿Cómo fue esa infancia y adolescencia? 

Acá en casa, tengo un cuadro del Toba (Gutiérrez Ruiz) y Zelmar (Michelini) juntos, primero lo del Toba (Héctor Gutiérrez Ruiz) primero lo positivo, por la figura del Toba, lo que lamento es que su figura, como también la de Zelmar, está asociada a la tragedia, al exilio, el secuestro, la tortura y la muerte, al ser mártir, estoy hablando de alguien que era mucho más que la tragedia, era un intelectual, con formación filosófica, con capacidad de diálogo, con trato con mundos diversos, era productor rural de Tacuarembó, que se codeaba en Montevideo con las élites intelectuales, un padre de familia, un hombre versátil y lamentablemente su figura queda cercada a lo oscuro, la tragedia, la muerte, a un Uruguay al que no queremos volver. Es imposible que mi familia no esté condicionada, como a mí me condiciona la muerte de mi papá, las circunstancias te obligan a ser un poco más grande de la edad que tenés, porque tenés que entender cosas que no estás en edad de entender, porque quieras o no quieras, tenés que asumir roles que no tenés edad para asumir. Es la vida que nos tocó. También hay un proceso respecto al Toba y a mi viejo (Marcos Gutiérrez), es hacerlos humanos, sacarlos del pedestal del ídolo, porque eran personas con lo bueno y con lo malo. Hay algo de los dos que es lo que más me alegra, de ser quién soy, de ser un Gutiérrez, es que todos los que me hablan de ellos me dicen “tu viejo (Marcos Gutiérrez) o tu abuelo (Toba) eran flor de tipos”. Ojalá que el día de mañana, cuando no esté, también la gente se acuerde de mí como un buen tipo.

En cualquier guerra, todos deben poder velar a sus muertos, recoger a sus heridos, y volverá la siguiente batalla. Esta no era una guerra, era Terrorismo de Estado, es la profundidad de lo malo, de lo abyecto, llevó a que hasta hoy día hay 197 familias que no pueden velar a sus seres queridos.

En alguna oportunidad lo conversé con Rafael Michelini, hablando de Zelmar, extensivo también al Toba y es que seguramente no fue una casualidad que la dictadura los haya elegido para dar una señal, recordemos que en esa lista también estaba Wilson Ferreira ¿Coincidís?

La señal más fuerte, más representativa del proceso dictatorial, es que estaban dispuestos a todo, porque si estuvieron dispuestos a  asesinar a un senador (Zelmar) y al Presidente de la Cámara de Representantes (Toba) dos figuras fuertes, conocidas y representativas, que peleaban de forma frontal contra la dictadura, la señal era que no les importaba la institucionalidad y que estaban dispuestos a todo, eso llevó a profundizar el miedo, porque si matan al Toba y a Zelmar y lo intentan con Wilson, los demás estamos “regalados”. Esa fue la señal, que también habla de la deshumanización, que después comprobamos con los desaparecidos, que es lo más abyecto del proceso trágico de un país. En cualquier guerra, todos deben poder velar a sus muertos, recoger a sus heridos, y volverá la siguiente batalla. Esta no era una guerra, era Terrorismo de Estado, es la profundidad de lo malo, de lo abyecto, llevo a que hasta hoy día hay 197 familias que no pueden velar a sus seres queridos. Eso habla lo dispuestos que estaban una porción mínima, que lamentablemente se llevaron puesto todo.

No encuentro otro personaje (Wilson) en la historia, que estuviera tan decidido a cambiar, como hacerlo y hacia qué Uruguay había que ir.

¿Qué hubiera sido el Uruguay si Wilson hubiera ganado las elecciones del ´71? Queda la duda de qué paso en aquella elección ¿Estás de acuerdo?

Es contrafáctico, es una expresión de deseo. Wilson hubiera sido el mejor presidente que Uruguay no pudo tener. Me puedo equivocar y acepto otra perspectiva. No encuentro otro personaje en la historia, que estuviera tan decidido a cambiar, como hacerlo y hacia qué Uruguay había que ir. Qué Uruguay quería y por donde había que ir, los caminos, los planes, los proyectos de ley. Toda su obra como ministro (Ganadería), tenía clarísimo lo que quería hacer. Nosotros los blancos somos “locos” de los caudillos, de la historia y de lo emotivo. La principal diferencia entre (Aparicio) Saravia y Wilson (Ferreira) era que Saravia no quería el poder, quería conquistar las libertades para todos y no tenía la pretensión de llegar al poder, quería cambiar al país desde el “llano”, mientras Wilson tenía clarísimo porqué y para qué quería llegar al poder. Es difícil encontrar en la historia del país, personajes así.

El Partido Nacional ha sido el partido del llano, de la evolución y particularmente Wilson y las distintas formas del wilsonismo, que tanto nos ha costado, tenemos que representar esa visión de cambio, de desarrollo integrado. La forma que tenemos de interpretar al país es la mejor y particularmente nosotros.

El herrerismo es la mayoría dentro del Partido Nacional ¿En qué medida para ustedes en Por la Patria es un desafío y un objetivo construir mayorías dentro del Partido o no es prioritario dado que el Partido Nacional está gobernando, lo hace en coalición con otros partidos,  y ese debe ser el foco? Es decir ¿las preocupaciones están en otro lado?

Los Partidos y particularmente el nuestro, es una herramienta de cambio y el rol del Partido, a lo largo del a historia, ha sido el cambio y no el estatus quo. El estatus quo es el Partido Colorado, el partido del poder. El Partido Nacional ha sido el partido del llano, de la evolución y particularmente Wilson y las distintas formas de wilsonismo, que tanto nos ha costado, tenemos que representar esa visión de cambio, de desarrollo integrado. La forma que tenemos de interpretar al país es la mejor y particularmente nosotros. La mejor forma de servirle al país, es tratar de en el día de mañana convertirnos en mayoría y poder llevar nuestras ideas al poder, porque al fin, el poder es la mayor herramienta de cambio.  

El Partido Nacional tiene el desafío de “nacionalizar” los derechos. Personas que no viven en el medio urbano o en medio capitalino, que también puedan tener voz, representación.

¿Cómo joven blanco te interesa impulsar la agenda de la diversidad o no está en las prioridades?

El Partido Nacional ha tenido cierta dificultad en acompasar, algo que está en su historia que es la defensa de las minorías, a los tiempos que corren, es decir, evolucionar a la vez que la sociedad y no supimos interpretar la nueva expresión de minorías, es decir no son nuevas minorías, la diversidad está en nuestra propia existencia y lo que existe es la posibilidad de expresarse y estar representado. Al Partido le ha costado, pero creo que tenemos una oportunidad muy grande, que tiene que ver con nuestra historia y es de alguna forma, adaptar al Uruguay en todo lo que tiene que ver con la agenda de la diversidad y la expresión cultural de la misma. A qué me refiero, es cierto que se habla, y no necesariamente me resulta malo, que la agenda de derechos es importada, doy un ejemplo: si ves una marcha de la diversidad o del 8 de marzo, dos expresiones populares fantásticas y muy representativas de una necesidad muy fuerte que hay en el pueblo uruguayo, pero si sacamos la foto de 18 de julio y no conocemos la fotografía del lugar, la marcha puede ser en Montevideo, Londres o Nueva York, y sin embargo, para nuestro país que tiene otros componentes culturales, hay una cantidad de personas que no se sienten representados por esos colectivos porque su puzzle cultural es otro, no calzan las piezas. De pronto hay homosexuales, bisexuales, personas que no se definen con ningún género, hay mujeres que no se sienten representadas por el colectivo feminista. El Partido Nacional tiene el desafío de “nacionalizar” los derechos. Personas que no viven en el medio urbano o en medio capitalino, que también puedan tener voz, representación. Esa es una tarea importante que tiene que ver con nuestra historia y con nuestra identidad. La defensa de las minorías siempre es una urgencia. Son los grupos que están más desplazados, no hay urgencia más grande. El país tiene problemas más estructurales que hay que atender. Por algo el Uruguay tiene conformado un Estado con determinado tamaño y estructura, para avanzar en determinadas cuestiones distintas lo más al unísono posible.

El Partido Nacional tiene que aprender a convivir dentro con distintas representatividades y con distintos perfiles, que tengan una misma matriz blanca porque no se puede pertenecer al Partido sin ser blanco.

Hoy el Partido Nacional gobierna en coalición, me consta que tú has dicho que este tipo de coalición no te conforma. Sin embargo, la mayoría del Partido Nacional lo que quiere es continuar consolidando a la coalición para volverle a ganar al FA. Esto implica fortalecer el vínculo con Cabildo Abierto y el Partido Colorado, entre otros ¿Cómo te ubicas en ese escenario?

Hay cuestiones de corto y otras de largo plazo. La última elección del Partido Nacional fue correcta, porque si se tiene la convicción que sí la tiene, que tiene el mejor proyecto país para Uruguay, que lo tiene para hacerlo realidad, hay que ganar, esto es pragmatismo político puro y duro. Se delimitó un acuerdo, en qué cosas hay coincidencias y el resto son diferencias. Una de las tareas del Partido a mediano plazo es ensanchar su “ventana de ingreso”, el Partido Nacional tiene que ser más amplio y más diverso, porque el Partido no está votando bien. Con Jorge Larrañaga votó casi un 36% (elección de 2004) y sucesivamente fue votando menos, será por izquierda, por derecha o por el centro, fue votando menos. El Partido Nacional tiene que aprender a convivir dentro con distintas representatividades y con distintos perfiles, que tengan una misma matriz blanca porque no se puede pertenecer al Partido sin ser blanco. Pero sí a convivir pacíficamente con las diferentes expresiones, que es algo que nos ha costado a lo largo de la historia. Eso nos permitirá crecer y quién te dice en el día de mañana prescindir de las coaliciones que es algo que a mí me encantaría.

¿Estás conforme con el desempeño del gobierno encabezado por Luis Alberto Lacalle Pou?

Sí, en términos generales sí, tengo diferencias y las he marcado en la interna, en política a veces se confunde manifestar la diferencia o querer llegar al resultado por el cual se tiene la diferencia. A veces es más importante “gritar en la pulpería y no arreglar los papeles en la comisaría”. Lo importante es el resultado y no manifestar las diferencias para ver que dicen los demás, pero eso es difícil de manejar. Este es un gobierno responsable, que toma al país “de pique complicado” y que se complejiza a niveles que nunca imaginamos producto de la Pandemia. La peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial y una vez que pase valoraremos lo bien que se controló y se diluyeron los impactos de la Pandemia. Estamos pasando lo peor y el desafío es poner al país en marcha, para que la gente tenga un mejor nivel de vida.

La política en su forma más pura te hace mejor persona, te hace más humilde, te hace entender las realidades de la gente que cambian de a un centímetro.

Ingeniero agrónomo, dirigente político ¿Estás en la disyuntiva de a qué te vas a dedicar si a la política o a la agronomía?

Tengo la disyuntiva, porque a mí me gusta mi actividad privada y no tengo “empacho” de decir que para la edad que tengo me va bien, soy un agradecido de poder haber estudiado y poder haber llegado a esta edad a hacer lo que me gusta. Y soy un agradecido porque soy un privilegiado. Puedo hacer política porque quiero y me gusta. Tengo la convicción que militando en política se pueden cambiar algunas cosas dentro del Partido y a través del Partido el país. Veremos hacia donde nos va llevando la vida, hoy hago malabares con el tiempo, ando a las corridas, vale la pena, lo disfruto y aprendo. Trato de mezclar las dos actividades, la política en su forma más pura te hace mejor persona, te hace más humilde, te hace entender las realidades de la gente que cambian de a un centímetro. En Montevideo vivimos enfrascados en el “desafuero”, la Rendición de Cuentas, interpelación, y estamos bombardeados con información y a mí que me gusta leer de política y  de filosofía y creemos que somos unos “cracks”, y te vas a Chapicuí (Paysandú) y entendés que a la gente le pasa la política por otro lado, esta con el problema del “cordón cuneta”, que le cambies los tanques de agua, que le mejores la calidad de vida y es igual de válido, ahí es donde la política te hace una mejor persona, te hace humilde y te hace bajar de tu pedestal egocéntrico y el riesgo es que todo eso que te hace mejor persona dentro de la política, te lo saque el poder, lo afrodisíaco, lo negativo del poder, que de alguna forma te ciega y te cambia la perspectiva. Eso es lo más valioso y por eso estoy acá. Si en algún momento llego a una posición donde tenga que decidir, que ojalá ocurra, porque uno también está no solo para opinar, porque de opinólogos está lleno, si uno cree que tiene las capacidades para impulsar cambios o representar algo, que vale la pena llevar adelante, vale la pena asumir las responsabilidades, pero esa es una consecuencia, no quiero ser diputado, senador, a mí lo que me gustaría ser el día de mañana y creo tener buenas iniciativas es ser Ministro de Ganadería, pero todo es una consecuencia para que sea un vehículo de cambio. Por suerte tengo el privilegio de tener actividad privada y una formación que me permite no tener que vivir de la política, que quizás me da un plus porque tengo un plan b. Los cargos son vehículos de cambios sino no sirven. Si el cargo es un fin no sirve y durará poco.

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