Plantean gravar la riqueza acumulada en pocas manos para destinar recursos al Fondo COVID-19

El 2 de abril, el Parlamento sancionó el proyecto de Ley del Gobierno por el cual se crea el “Fondo Solidario Coronavirus” cuyo objetivo es atender la crisis sanitaria, económica y social, producto de la expansión del coronavirus COVID-19.

Tanto desde el Frente Amplio como desde el PIT-CNT se ha insistido en que el sector más rico de la sociedad debería contribuir a enfrentar la crisis. Tal posición se sustenta en un estudio titulado: “Distribución de riqueza en Uruguay: capitalizando ingresos en la oscuridad”, que elaboró Mauricio De Rosa, del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República

En dicho informe se indica que en Uruguay, la riqueza se encuentra “extremadamente concentrada”, ya que el 1% más rico posee el 35% de la riqueza total y, a su vez, dentro de ese 1% se encuentra el 0,1% de las personas más ricas, que poseen un 11,6% de toda la riqueza del país.

A dicha mirada se ha sumado el docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UDELAR), Juan Geymonat, quien en un informe que publicó el semanario Brecha titulado: “¿Hay margen? El fondo coronavirus y el sector privado”, aclara que una cosa es gravar la actividad privada y otra, muy distinta, es gravar la riqueza acumulada en algunas pocas manos.

Geymonat detalla que en Uruguay, los grandes capitales provienen de tres fuentes: “la inversión extranjera, las empresas públicas y un conjunto de grandes capitales nacionales que operan una cartera de negocios diversificados”.

Remarca que “las empresas públicas ya están haciendo lo suyo en materia de aportes para la emergencia sanitaria,  “pero los extranjeros y grandes nacionales han sido eximidos de hacerlo”.

En tal sentido expresa que “15 mil funcionarios públicos con sueldos elevados no llegan a juntar lo que gana una multinacional en 15 días de actividad”.

A la vez, indica que “aun suponiendo que es complejo gravar a los extranjeros, se puede apelar al aporte de algunos nacionales que han acuñado grandes sumas de patrimonio en estos años”.

Las familias poderosas

En ese marco, Geymonat detalla el oligopolio del poder concentrado en algunas familias uruguayas, y sus vínculos con la coalición multicolor.

Asegura que “sólo por su participación en el 9% de la propiedad de UPM, la familia Otegui obtuvo una cifra cercana a los 36 millones de dólares en 2019. Eso sin contar su liderazgo en el negocio exportador de lanas, sus otras empresas forestales, las miles de hectáreas de producción agropecuaria o los parques eólicos y de generación de energía por biomasa de los que son propietarios”.

Asimismo, recuerda que “la familia Strauch también podría ser una potencial aportante, con sus más de 20 empresas en la economía nacional distribuidas en al menos nueve sectores distintos de actividad (y eso sin contar sus empresas fuera del país)”.

El docente se refiere a la  familia Mailhos, a la que define como una “verdadera dinastía empresarial”. En tal sentido, recuerda que tiene en sus manos el “monopolio de la producción tabacalera”, y son “grandes propietarios rurales”.

En el informe, se señala que entre los años 2005 y 2015, una de las empresas principales del “Grupo Zerbino, vinculada a la producción de productos veterinarios y agroquímicos, aumentó sus ventas en términos reales en más de un 200%. Bastante por encima de lo que creció la economía uruguaya en ese período”.

Otras de las familia a las que se refiere el docente de la UDELAR es a “los Cardoso, socios del grupo Disco-Casino, familia que mantiene intereses en medios de comunicación y en la producción agropecuaria”, la cual podrían ser “aportante” al Fondo Solidario Coronavirus.

“Los casos mencionados bastan de ejemplo para ilustrar la existencia de grandes capitales en el país que, más allá de las situaciones particulares que puedan atravesar parte de sus negocios, suponen grandes concentraciones de poder económico y acumulación patrimonial”, remarca Geymonat.

Vínculos

Por otro lado, en su informe se pregunta si la actual coalición de Gobierno no podría apelar a la colaboración desinteresada de los grandes propietarios de la riqueza, porque considera que “los vínculos notorios adelantan una potencialidad persuasiva”.

“Ana Zerbino, asesora económica de Ernesto Talvi, podría servir de contacto con los Zerbino. Sería simplemente sentarse a conversar con su hermano Pablo (ex presidente de la Asociación Rural) y con su tío Ricardo (ex ministro de Economía)”, indica.

A la vez expresa que los ministros: Ernesto Talvi (Economía) y Pablo da Silveira (Educación y Cultura) “podrían contactar a Strauch, amigo y copartícipe de la fundación que gestiona el liceo Impulso”.

“Horacio Hughes, propuesto en un inicio como director del Banco de Previsión Social y Laura Raffo, candidata a la Intendencia de Montevideo, quienes han desempeñado cargos clave en los principales bancos extranjeros de plaza podrían servir de nexo con el sector financiero”, sostiene Geymonat.

También manifiesta que “a los Cardoso, seguramente se los pueda contactar desde el Partido Nacional, ya que han aportado más de 1 millón de pesos a la campaña de Lacalle Pou”.

A la vez, expresa que a “los Otegui, que son gente de perfil muy bajo, seguramente el ex diputado nacionalista Miguel Otegui” pueda establecer un contacto con ellos.

Por tal motivo, aseguró que “hay capacidad de aporte por parte de los grandes capitales, y da la impresión de que el Gobierno lo sabe”.