RECICLAJE DE ALIMENTOS

Corea del Sur: Un ejemplo inspirador en el reciclaje de residuos alimentarios

En la actualidad, el desperdicio de alimentos se ha convertido en una crisis de proporciones alarmantes a nivel global. Cerca de 1000 millones de toneladas de alimentos se desperdician anualmente en el mundo. Frente a este desafío, Corea del Sur se destaca como un modelo a seguir al reciclar el 97% de sus residuos alimentarios. Este impresionante logro no es producto de la casualidad, sino el resultado de un enfoque multifacético que combina políticas innovadoras, tecnología avanzada y un fuerte compromiso social.

Maquina contenedora que mide y factura el peso de desechos alimenticios. Foto: Korea.net.
Maquina contenedora que mide y factura el peso de desechos alimenticios. Foto: Korea.net.

La trayectoria de Corea del Sur en el reciclaje de residuos alimentarios remonta a 1996, año en el cual solo se reciclaba el 2.6% de estos desechos. Sin embargo, este panorama cambió de manera drástica a medida que el país avanzó en sus políticas de gestión de residuos. Para 2022, Corea del Sur reciclaba 4.44 millones de toneladas de residuos alimentarios de un total de 4.56 millones generadas. Este cambio fue impulsado por una serie de iniciativas gubernamentales que surgieron en la década de 1990 en respuesta a la creciente urbanización y la presión creciente sobre los vertederos.

Una de las claves de este cambio ha sido la evolución de la conciencia pública. Investigaciones realizadas por expertos, como el profesor Jae-Cheol Jang del Instituto de Agricultura de la Universidad Nacional de Gyeongsang, destacan la importancia del sentido de comunidad y la responsabilidad social en la transformación de los hábitos de consumo. Como resultado, las campañas educativas han jugado un papel esencial en la sensibilización sobre la necesidad de separar y reciclar los residuos, fomentando una cultura de sostenibilidad que ha calado hondo en la población.

Sistema de Pago por Peso

Uno de los elementos fundamentales del modelo de reciclaje surcoreano es el sistema de «pago por peso», implementado en 2013. Este innovador concepto obliga a los ciudadanos a pagar por la cantidad de residuos alimentarios que generan, creando un fuerte incentivo para reducir el desperdicio. Dependiendo del distrito, los métodos de pago pueden variar, utilizando desde bolsas autorizadas hasta máquinas automatizadas equipadas con tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID).

Yuna Ku, periodista residente en Seúl, ilustra cómo funciona este sistema en su comunidad. En su complejo de apartamentos, los residentes depositan sus residuos en una máquina que automáticamente pesa y registra la cantidad de desechos, sumando el costo correspondiente a su factura mensual. Este enfoque no solo promueve la responsabilidad individual, sino que también incrementa la conciencia sobre los hábitos de consumo y desperdicio de alimentos entre los ciudadanos.

Desafíos y Soluciones

A pesar de los logros significativos en la gestión de residuos, Corea del Sur no está exenta de enfrentar desafíos. El 49% del uso de los desperdicios alimenticios se utiliza para fabricar ración animal, un 25% para abono y un 14% para la producción de biogás.

Uno de los principales problemas es la preocupación por la salud animal, ya que los restos de comida pueden ser un vector de enfermedades si no se manejan correctamente. Sin embargo, el país cuenta con estrictos protocolos y métodos de tratamiento que aseguran la seguridad de los alimentos reciclados, tales como procesos de calentamiento y fermentación que eliminan cualquier riesgo.

Otro desafío importante es el elevado contenido de sal en muchos de los alimentos tradicionales coreanos, que puede representar un riesgo para la salud de los animales. Además, la mejora de la tecnología para la producción de biogás sigue siendo una prioridad en la agenda del gobierno, con el fin de maximizar la eficiencia de los recursos reciclados.

Lecciones para el Mundo

El modelo surcoreano no solo presenta un caso de éxito en la gestión de residuos, sino que también ofrece lecciones valiosas para otras naciones que buscan abordar la problemática del desperdicio de alimentos. La combinación de incentivos financieros, regulaciones estrictas y una sólida educación pública ha demostrado ser efectiva en la reducción del desperdicio de alimentos. Este enfoque integral no solo transforma comportamientos individuales, sino que también fomenta un sentido de responsabilidad colectiva en torno a la sostenibilidad.

Sin embargo, la implementación de un sistema similar en naciones con recursos más limitados implica desafíos adicionales. Según Rosa Rolle, experta de la FAO, en países con alta inseguridad alimentaria, el enfoque debería centrarse en maximizar el uso de alimentos a través de la reducción de pérdidas y la donación. La adaptación del modelo surcoreano a realidades locales es crucial para garantizar su eficacia.

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