Rusia quema el gas que no exporta a Europa, y seguirá recortando el suministro a las puertas del invierno
La UE se alista para enfrentar el invierno venidero en un escenario de racionamiento por parte de Rusia.
El gobierno de Vladímir Putin estaría destruyendo el gas natural que no envía a Europa, lo cual trascendió después de que autoridades y medios finlandeses advirtieran que se han sentido en las localidades fronterizas con Rusia extrañas olas de calor y olor a combustible quemado.
“Ari Laine, un entusiasta de la naturaleza, caminaba por la isla de Lansker el 24 de julio cuando vio una extraña llama en el horizonte por la mañana. Tomó una foto a través de su telescopio, esta brillaba claramente incluso con la luz del Sol”, dijo el diario finlandés Mtv Uutiset.
Desde el 27 de abril pasado, Moscú ordenó la reducción del suministro de gas a la Unión Europea en un 80%, según las propias cifras publicadas por la empresa estatal rusa Gazprom: en comparación, en 2020 se transportaron por el gasoducto Nord Stream 177 millones de metros cúbicos por semana y ahora apenas viajan 33 millones de metros cúbicos.
Europa sigue con preocupación ante la inevitable llegada del frío en el invierno boreal de 2022, que sería muy frío si se repite lo vivido en el hemisferio sur en el invierno septentrional. La última turbina de gas activa en Portovaya, cerca de la frontera con Finlandia, estará totalmente parada entre el 31 de agosto y el 2 de setiembre, supuestamente para tareas de mantenimiento, pero la UE cree que es parte de la estrategia de Putin para seguir estrangulando al bloque comunitario.
Una quema anormal
Quemar los restos es normal, tanto en la producción de petróleo como en la de gas, pero los niveles de quema de los últimos días serían inusualmente altos y se dan en el momento en que se producen, lo cual no es habitual.
La agencia de análisis energéticos Rystad dice que “el volumen que se esta quemando es difícil de cuantificar” pero creen que está “en torno a los 4.35 millones de metros cúbicos al día, aproximadamente el 0,5% de la demanda de gas de Europa”.
Los ambientalistas están preocupados además por el impacto ambiental de esta destrucción masiva de combustibles: aún no se sabe cuántas toneladas de gases contaminantes se están liberando a la atmósfera pero afirman que, al ser una cantidad sumamente alta de gases de efecto invernadero los que se están liberando, esto ensuciaría la calidad del aire en las comunidades vecinas.
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