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Francisco viaja a Canadá a pedir perdón por atrocidades de la iglesia cometidas contra pueblos indígenas

El máximo líder católico llega este domingo a Edmonon e inicia su agenda oficial el lunes, con un total de nueve eventos públicos. Los pueblos indígenas buscan disculpas, justicia y reparaciones históricas.

La escuela en Kamloops, fotografiada en 1937, podría albergar hasta 500 alumnos a la vez. Imagen de archivo
La escuela en Kamloops, fotografiada en 1937, podría albergar hasta 500 alumnos a la vez. Imagen de archivo

El papa Francisco aterriza este domingo en Canadá, en donde pondrá la cara en nombre de la iglesia católica por uno de los escándalos más grandes de los últimos años: los abusos cometidos durante décadas, en el siglo pasado, en escuelas católicas diseñadas para desaparecer la cultura indígena.

Es la primera vez que un sumo pontífice admite el remordimiento en nombre de la iglesia global, ya que sus antecesores no hicieron nunca una mención al respecto.

Aterriza el domingo en Edmonton, Alberta, en donde lo recibe el primer ministro canadiense, Justin Trudeau junto a Mary May Simon, una mujer de la etnia inuk que es la primera gobernadora general indígena de Canadá. El lunes está fechado su primer acto oficial con sobrevivientes de una de las escuelas católicas donde se cometieron genocidios; con ellos se espera que empiece con su primera disculpa.

Los colectivos indígenas y de derechos humanos esperan más que unas pocas palabras: quieren acceder a los archivos de la iglesia católica para saber del paradero de los niños que fueron arrancados de sus grupos familiares y que nunca regresaron. Otros reclaman justicia para abusadores que estén aún vivos, reparaciones económicas y la devolución de objetos indígenas en poder de los Museos Vaticanos.

Esta disculpa valida nuestras experiencias y crea una oportunidad para que la iglesia repare las relaciones con los pueblos indígenas de todo el mundo, dijo el Gran Jefe George Arcand Jr., de la Confederación del Tratado Seis. Pero enfatizó: Esto no termina aquí, hay mucho por hacer. Es un comienzo.

Luego de Edmonton, Francisco se desplazará hasta Quebec y luego a Iqaluit, Nunavut, en el extremo norte del país, en donde dará seguimiento a las reuniones que tuvo en el Vaticano con delegaciones de las Primeras Naciones Metis e Inuit, los pueblos originarios que estaban antes de las invasiones de los conquistadores europeos.

Abusos sistemáticos

El gobierno canadiense ha admitido que el abuso físico y sexual proliferaron en las escuelas cristianas financiadas por el estado que operaron desde el siglo XIX hasta la década de 1970.

Aproximadamente 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias y obligados a asistir a estos centros educativos en un esfuerzo por aislarlos de la influencia de sus hogares, lenguas y culturas nativas y asimilarlos a la sociedad cristiana de Canadá.

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá había pedido en 2015 que se entregaran disculpas oficiales por parte de la Santa Sede, pero fue recién en 2021, cuando aparecieron restos de unos 200 niños en una antigua escuela residencial católica en Kamloops, en la Columbia Británica, que el Vaticano se movilizó para cumplir con la petición.

Honestamente, creo que si no fuera por el descubrimiento y toda la atención que se puso sobre los Oblatos o la Iglesia Católica, no creo que nada de esto hubiera sucedido, dijo Raymond Frogner, archivista principal en el Centro Nacional para la Verdad y la Reconciliación, que sirve como un recurso en línea para la investigación de las escuelas residenciales.

Frogner acaba de regresar de Roma, donde pasó cinco días en la sede de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, que operaba 48 de las 139 escuelas residenciales administradas por cristianos, la mayor cantidad de cualquier orden católica, y en las cuales se violaron de forma sistemática y sostenida los derechos humanos de los niños indígenas y sus familias.

En su visita encontró más de 1.000 fotos originales en blanco y negro de las escuelas y sus, con descripciones en la parte posterior, que ofrecerían una gran cantidad de pistas para identificar restos y darle identidad a los desaparecidos.

La comunidad inuit, por su parte, está buscando la ayuda del Vaticano para extraditar a un solo sacerdote oblato, el reverendo Joannes Rivoire, quien atendió a las comunidades inuit hasta que se fue en la década de 1990 y regresó a Francia. Las autoridades canadienses emitieron una orden de arresto contra él en 1998 por acusaciones de varios cargos de abuso sexual, pero nunca se cumplió y sigue en fuga.

 

 

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