Australia tiene nuevo primero ministro: Anthony Albanese, un laborista de centro-izquierda

Los australiano se despertaron este domingo con un nuevo primer ministro, el líder del Partido Laborista, Anthony Albanese, quien dará una nueva impronta al Ejecutivo de Camberra.

Albanese, de 59 años, viene de un origen humilde: fue criado en una vivienda social en un suburbio de Sidney por una madre soltera en condición económica precaria que tenía una pensión por discapacidad, y se ha descrito a sí mismo como una propuesta que refleja el cambio en el tejido social australiano por ser, además de sus ideas, el único candidato “con un nombre no anglocelta”.

“Dice mucho sobre nuestro gran país que el hijo de una madre soltera que era una pensionada por discapacidad, que creció en una vivienda pública al final de la calle en Camperdown, pueda presentarse ante ustedes esta noche como primer ministro de Australia”, dijo Albanese al celebrar junto con sus votantes al lograr sacar al conservador Scott Morrison del gobierno, poniendo fin a 9 años de un gobierno de derecha.

“Todos los padres quieren más para la próxima generación de lo que tenían. Mi madre soñaba con una vida mejor para mí. Y espero que mi viaje en la vida inspire a los australianos a alcanzar las estrellas”, agregó.

¿Solo o en coalición?

Aún está por verse si el partido de Albanese podrá formar gobierno por sí mismo o si tendrán que hacer alianzas con legisladores independientes y partidos minoritarios para evitar tener que negociar con los Conservadores.

Analistas y politólogos australianos afirman que la llegada de Albanese al gobierno representa la nueva realidad política del país, que es mucho más variopinta y menos binaria, y esto además se ve en los apretados resultados de los comicios.

El conteo de los votos epistolares (por correo) tardarán varios días, por lo que el nuevo primer ministro podría tener que jurar como primer ministro interino para que Australia no se quede acéfala y sin asistir a la cumbre Quad el martes en Tokio, en donde estará también el presidente estadounidense Joe Biden, el primer ministro indio Narendra Modi y el primer ministro japonés, Fumio Kishida.

La elección supuso un claro castigo de la ciudadanía al tradicional sistema bipartidista de Australia, tanto para los laboristas como para la coalición conservadora, fuertemente derrotada, encabezada por el primer ministro saliente del partido liberal, Scott Morrison.

Los principales partidos perdieron votos a partidos pequeños e independientes, incluso en muchos escaños considerados bastiones laboristas o de la coalición. Ahí radicará la gobernabilidad: para gobernar por sí solo, el gobierno necesitará al menos 76 escaños para no tener que hacer alianzas, pero los votos contabilizados hasta la noche del domingo (horas de Australia) les daban a los laboristas 67% de los sufragios, con lo que accederían a 71 curules.