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Cuba: cuatro puntos a entender sobre las protestas ciudadanas

Las protestas callejeras estallaron en las calles cubanas el pasado 11 de julio. Se manifiestan contra la escasez de alimentos y medicamentos generalizada, recrudecida por la pandemia.

Foto: Twitter / noticuba.tech
Foto: Twitter / noticuba.tech

Cuba arde y la comunidad internacional mira con atención lo que sucede en la isla caribeña gobernada por el único partido político permitido, el Partido Comunista de Cuba, otrora a cargo de los hermanos Fidel y Raúl Castro y ahora en manos de Miguel Díaz-Canel.

Desde el 11 de julio de 2021 multitudes de cubanos recorren las calles bajo las consignas “abajo la dictadura” o “libertad para Cuba”, mientras que el gobierno responsabiliza a las redes sociales, grupos disidentes en Miami e incluso al gobierno estadounidense de organizar las marchas. En una alocución televisada en todo el país, Díaz-Canel dijo que estaba dispuesto a brindar una “batalla en las calles” para defender a como dé lugar la Revolución.

Pero, ¿cómo llegó Cuba a este punto? Hay cuatro grandes hitos que definen la actualidad de la empobrecida isla que es víctima de un impresionante bloqueo y embargo comercial internacional impuesto desde octubre de 1960 hasta hoy por el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower 19, que derivó en la ruptura de las relaciones diplomáticas bilaterales que no se habían cortado ni siquiera durante la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista.

Díaz-Canel, un intento de cambio en la era del internet

El Partido Comunista de Cuba es el único legal en la nación, y ha gobernado desde la Revolución Cubana de 1959.

Durante cinco décadas, su líder fue el feroz revolucionario autodenominado “antiimperialista” Fidel Castro. Gobernó el país de forma ininterrumpida hasta 2008, cuando se enfermó y fue sucedido por su hermano menor, Raúl.

Raúl también lucho en la Revolución junto a Fidel y al histórico caudillo Ernesto ‘Che’ Guevara, pero su llegada al poder marcó una pequeña modernización y liberalización de la economía reconociendo el concepto de propiedad privada y permitiendo a los cubanos administrar pequeñas empresas. También cultivó una relación menos antagónica y combativa con Estados Unidos durante la administración de Barack Obama.

La jubilación de Raúl Castro en abril de 2018 marcó el final de la era revolucionaria. Pero la selección de Miguel Díaz-Canel como presidente en abril de ese año parecía poco probable que presagiara el comienzo de una nueva Cuba.

“No espero ningún cambio drástico en la dirección de Díaz-Canel, al menos no de inmediato”, escribió el analista especializado en Cuba de la American University, William LeoGrande, poco después de que Díaz-Canel asumiera el cargo.

Es un veterano conocido del PCC y tuvo que tomar las riendas en medio de uno de los escenarios más complicados de aislamiento y presiones por parte del entonces presidente estadounidense Donald Trump, quien había roto todo avance logrado durante la administración Obama.

También enfrentó un nuevo desafío: Internet, que acababa de estar ampliamente disponible para los cubanos. El acceso a la información en línea y las redes sociales dificulta la comunicación y la gobernanza con la misma eficacia que sus predecesores.

“La expansión de Internet en la isla comunista ha producido un creciente coro de críticos nacionales”, escribió LeoGrande en su momento.

La Constitución de 2019

En el año 2019, la ciudadanía votó la implementación de una nueva Constitución Política que ampliaba sustancialmente los derechos sociales, políticos y económicos de Cuba, e incluso un borrador previo -que fue aprobado posteriormente- casi reconocía el matrimonio igualitario.

“Anteriormente, los cubanos tenían el ‘derecho a reunirse, manifestarse y asociarse, con fines lícitos y pacíficos’”, explica la académica cubano-estadounidense María Isavel Alfonso, “pero solo como parte de la llamada ‘organización de masa’, el término cubano para los grupos estatales”.

La nueva constitución elimina la restricción de las organizaciones de masa, lo que teóricamente da a las personas y grupos de la sociedad civil más libertad para reunirse. Sin embargo, aún no se pueden reunir para la conformación de partidos políticos distintos al PCC.

En 2019, el escritor y bloguero disidente Gabriel Barrenechea escribía que “las reuniones espontáneas no se ven de manera positiva y siempre se perciben como producto de una potencia extranjera”.

También, la Carta Magna otorgó legitimidad constitucional a reformas económicas de Raúl Castro y limitaba a los presidentes a estar un máximo de dos periodos en el poder.

2020, la rebelión artística

Desde la tímida liberalización de la economía de Raúl Castro y la llegada del internet, el arte cubano ha tenido un nuevo auge y una pujante internacionalización. Esto, sumado a una creciente molestia social por la escasez generalizada de alimentos y medicinas desde hace no pocos años ha aumentado la cantidad de artistas críticos al gobierno.

La liberalización económica también abarcó a teatros, galerías y centros culturales que pasaron a ser administrados por organizaciones privadas o civiles, lo cual hizo que ya no estuvieran en total control del gobierno. Los activistas artísticos y artistas disidentes aprovecharon estos nuevos espacios más libres para opinar con más vehemencia, para pesar del PCC.

En 2018, el gobierno de Díaz-Canel emitió un decreto que imponía restricciones a la producción artística independiente y los espacios culturales, lo que enfureció a muchos artistas. Luego, en noviembre de 2020, el gobierno allanó la casa de un artista que se opuso abiertamente al decreto del gobierno.

Los artistas e intelectuales cubanos se rebelaron. Días después del allanamiento, unos 300 de ellos se reunieron vía WhatsApp para realizar una protesta frente al Ministerio de Cultura. Exigieron negociaciones con el gobierno para restaurar la libertad de expresión.

El levantamiento de los artistas fue una señal de cómo ha crecido y cambiado la resistencia en Cuba en la era del internet y una sociedad cada vez más heterogénea en pensamiento y posición en el espectro político.

2021, estallido social

En abril de 2021, Raúl Castro renunció a su cargo de primer secretario del Partido Comunista, dejando atrás a una Cuba en pleno cambio.

El país de 11,3 millones de habitantes ya no era aquel retador del ordenamiento internacional, respaldado por la ex Unión Soviética que se enfrentaba al capitalismo obstinadamente, cada vez más aislado financieramente del mundo y calificado por EE.UU. como una amenaza bélica.

Díaz-Canel, más moderado en su hablar, no evoca tanto aquella histórica Revolución, pero se ha visto en la obligación de elevar el tono en una intentona por frenar las protestas ciudadanas que estallaron en decenas de ciudades y frente a embajadas cubanas en todo el mundo.

Cada vez menos cubanos recuerdan “esos embriagadores años posteriores a la Revolución”, dice el historiador cubano Joseph González. “A diferencia de sus padres y abuelos, los cubanos de 20, 30 y 40 años nunca disfrutaron de un contrato funcional y sostenido con el régimen: nosotros les proporcionamos la vida y, a cambio, ustedes nos brindan apoyo, o al menos aquiescencia”, agrega.

González dice que las generaciones más jóvenes en Cuba todavía confían en el gobierno para brindar atención médica y educación de calidad gratuitas, ambos logros de la era de Castro, pero reclaman libertad de expresión y de manifestación política absolutas, al tiempo que sufren severa inseguridad alimentaria y de vivienda.

“Hoy los cubanos tienen que esforzarse para sobrevivir; muchos tienen dos trabajos. Una modificación cambiaria reciente causó que el efectivo escasee y muchos bienes cotidianos no son asequibles. Y después de un año de mantener a raya la pandemia, el COVID-19 está aumentando en la isla”, comenta Catesby Holmes, editor internacional de The Conversation.

“Las protestas recientes sugieren que algunos cubanos están hartos de tanta lucha”, concluyó.

 

 

 

 

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