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Sudáfrica: Una semana de disturbios, saqueos y protestas contra el gobierno

El gobierno envió a los reservistas del Ejército a las calles por primera vez desde las protestas que derivaron en la caída del apartheid, en 1994. Las protestas estallaron por el encarcelamiento de un popular expresidente.

 

El gobierno de Sudáfrica convocó a los reservistas de las Fuerzas Armadas por primera vez en décadas, después de que varios días consecutivos de saqueos, disturbios y manifestaciones violentas que amenazan el suministro de alimentos y combustibles en el país ubicado en el extremo sur del continente africano.

Más de 70 personas han fallecido y al menos 3.000 han sido detenidas después de que el expresidente, Jacob Zuma, fuera enviado a la cárcel para cumplir una pena de 15 meses, lo que desató una ola de protestas en diversas ciudades que rápidamente derivó en saqueos de supermercados, almacenes, centros comerciales y tiendas.

El gobierno dijo que el miércoles se registraron 208 incidentes de saqueos y vandalismo, ya que el número de tropas desplegadas para reforzar a la abrumada policía se duplicó a 5.000. El ministro de Defensa, Nosiviwe Mapisa-Nqakula, dijo a la prensa local que había presentado ante el presidente, Cyril Ramaphosa, la solicitud para desplegar en las calles 25.000 reservistas.

Es la primera vez que se envían estos efectivos militares desde los disturbios de 1994 que dieron fin al régimen racista del apartheid. No se sabe cuánto tardará en aprobarse la solicitud porque la legislación hace que sea lento y complicado, a fin de evitar que se cometan delitos de lesa humanidad con esta herramienta, como sucedió en el pasado, ni tampoco si hay suficientes reservistas para suplir la petición del ministro.

Ramaphosa se reunió con líderes de partidos políticos y advirtió que algunas partes del país “pronto podrían quedarse sin provisiones básicas debido a la gran interrupción de las cadenas de suministro de alimentos, combustibles y medicamentos”. La Asociación Sudafricana de la Industria del Petróleo buscó tranquilizar a los consumidores el miércoles, diciendo que la disponibilidad de gasolina y otros productos relacionados en el país no estaba amenazado.

Derrocamiento y encarcelamiento

El expresidente Jacob Gedleyihlekisa Zuma fue derrocado en 2018 por Ramaphosa y se entregó a la policía la semana pasada para cumplir voluntariamente la pena de 15 meses por negarse a comparecer ante una investigación sobre supuestos hechos de corrupción en su gobierno (2009-2018).

Los cargos contra Zuma habían sido desestimados por unanimidad por la Corte Suprema de Apelaciones de Sudáfrica, además de que él no era el objeto directo del caso sino que se centraba en actos ilícitos de un asesor suyo, Schabir Shaik, debidamente condenado por solicitar y recibir sobornos.

Zuma también fue acusado de supuestos abusos sexuales pero fue absuelto en 2005 y ha librado largas batallas legales por señalamientos de participación del crimen organizado y corrupción, derivadas de la condena a Shaik.

El encarcelamiento del ex presidente fue una victoria significativa para Ramaphosa, quien lidera una facción moderada y pragmática del gobernante partido del Congreso Nacional Africano.

Los partidarios de Zuma afirman que es víctima de una cacería de brujas orquestada por opositores políticos. El excombatiente anti-apartheid, de 79 años, es altamente popular entre los sectores populares y pobres de la sociedad, especialmente en la provincia de KwaZulu-Natal.

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