vacunas, ricos y pobres

La pandemia empeora pero EE.UU. sigue bloqueando la liberación de las patentes en medio del cabildeo de las farmacéuticas

Algo así como el 1% de las vacunas que se están produciendo van al Sur Global, al mundo en desarrollo. Hay un exceso de vacunas que llegan a estas naciones más ricas.

Foto: UNsplash / Hakan Nural
Foto: UNsplash / Hakan Nural

Las grandes farmacéuticas (Big Pharma, en inglés) han contratado un ejército de cabilderos para presionar a los legisladores estadounidenses para que bloqueen un esfuerzo de la Organización Mundial del Comercio para flexibilizar las reglas de propiedad intelectual sobre vacunas contra el COVID-19, que permitirían a países de todo el mundo aumentar la producción, vacunar a más personas y acabar antes con la pandemia.

Docenas de países del Sur Global, liderados por India y Sudáfrica, están exigiendo una exención temporal de las patentes de vacunas, pero los países ricos, incluido Estados Unidos bajo las administraciones de Trump y Biden, se han opuesto a la medida.

Lee Fang, periodista de investigación de The Intercept, dice que hay un “exceso” de vacunas que van a los países ricos mientras que gran parte del resto del mundo se queda esperando. “Estas iniciativas que se basan en acuerdos voluntarios con las empresas farmacéuticas no han funcionado”, dice Fang quien también analiza sus informes sobre los vínculos de la administración de Biden con los fabricantes de vacunas: la asesora de la Casa Blanca, Anita Dunn, es cofundadora de la firma consultora SKDK, que trabaja en estrecha colaboración con Pfizer; La asesora de política interna de Biden, Susan Rice, tiene hasta US$5 millones en acciones de Johnson & Johnson; y el asesor científico de la Casa Blanca, Eric Lander, posee hasta US$1 millón en acciones de BioNTech, que co-desarrolló la vacuna contra el coronavirus de Pfizer.

“La administración Trump, a través de la Operación Warp Speed, proporcionó US$18 mil millones para la investigación y el desarrollo de estas vacunas. Los mayores fabricantes de vacunas se basan en patentes y otras invenciones que son propiedad del gobierno de los Estados Unidos y son creadas por él. Sin embargo, controlan los derechos de monopolio a través de la propiedad intelectual de estas vacunas y establecen el precio. Controlan la capacidad, la producción, con qué socios trabajar y a quién venden estas vacunas. Y, por supuesto, dan prioridad a las naciones ricas del mundo: Estados Unidos, Canadá, partes de Europa, Japón. Han engullido los suministros disponibles”, agregó Fang. 

Algo así como el 1% de las vacunas que se están produciendo van al Sur Global, al mundo en desarrollo. Hay un exceso de vacunas que llegan a estas naciones más ricas. Mientras tanto, estamos viendo un aumento de las pandemias: picos del virus en toda América Latina, India y otras partes del mundo. Y simplemente tenemos un problema de capacidad. No estamos enviando las vacunas lo suficientemente rápido a las naciones pobres, a los países de bajos ingresos”, añadió.

 

Texto de la nota y video cortesía de DemocracyNow! Lee la transcripción de la nota completa en //www.democracynow.org/2021/5/3/lee_fang_vaccine_intellectual_property_rules.

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