Myanmar: Golpe de Estado enfrenta cada vez más protestas ciudadanas. Los militares reprimen las marchas

El golpe de Estado en Myanmar enfrenta el creciente enojo de la ciudadanía ante la incertidumbre del siguiente paso que darán los militares. Durante la primera semana de febrero, diversas movilizaciones ciudadanas desafían al ejército en las calles y al toque de queda ordenado por el poder de facto.

Durante el pasado fin de semana, miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades para retar a la junta militar que tomó el poder por la fuerza el 1° de febrero arrestando a decenas de líderes del partido gobernante Liga Nacional para la Democracia (LND), que había sido electo democráticamente a finales de 2020.

La demostraciones de apoyo a la democracia crecen y la presión internacional se suma al pedido de respetar el orden institucional que exige la restitución del gobierno, a pesar de que los golpistas aseguran sin presentar evidencias que hubo fraude.

La rebelión de los ciudadanos recuerdan a los episodios ocurridos 33 años antes, cuando millones de estudiantes, funcionarios, trabajadores y monjes budistas salieron a las calles exigiendo democracia, sin embargo aquella vez las protestas más bien provocaron a los militares a hacerse del poder ilegítimamente.

El día en que comenzó el golpe, el primer día de febrero de 2021, debía comenzar la nueva legislatura del Parlamento electo el 8 de noviembre, en la cual la LND obtuvo una aplastante mayoría de 346 bancas, mientras que la fuerza política de los militares, el Partido de la Unión, la Solidaridad y el Desarrollo (PSUD) apenas consiguió colocar 33 legisladores.

Apoyo a la democracia

La mayoría de la gente en Myanmar apoya los ideales de democracia y quiere que el ejército se retire de la política de forma permanente, dijo a la agencia de noticias IPS el birmano Shwe Yee Myint Saw, quien se ha sumado a las protestas callejeras casi todos los días desde su comienzo.

“La gran mayoría de los que han salido a las calles son menores de 30 años. Como ve, la juventud de este país comprende lo que perdimos en 30 años de desgobierno militar, y no podemos permitirnos que se repita eso”, afirmó, consultado desde Bangkok, la capital tailandesa al igual que otros promotores de las movilizaciones.

La mayoría de los líderes civiles, incluyendo a la consejera de Estado Aung San Suu Kyi -premio Nobel de la Paz 1991- han sido detenidos por el poder golpista a fin de acallar la respuesta política de estos.

Por su parte el general del ejército, Min Aung Hlaing habló públicamente por primera vez desde el 1° de febrero, y justificó el golpe de Estado aseverando que era «inevitable». Adujo que los comicios de 2010 y 2015 fueron «justos y libres» pero que los de 2020 «estuvieron repletos de irregularidades» y aseveró que una prueba de esto es la alta participación registrada a pesar de la pandemia. Según él, tiene en su poder al menos 200 denuncias de fraude que prometió investigar.

Represión

Este martes, en el tercero de una seguidilla de protesta consecutivas, la policía de Myanmar apoyada por militares atacaron a los manifestantes en la capital Naypyitaw.

Según reportan agencias internacionales, al menos cuatro personas fueron llevadas a un hospital y los médicos constataron que estaban heridos con balas de goma.

Uno de ellos, una mujer, tenía lo que probablemente era una herida mortal en la cabeza, dijo un médico que no quiso ser identificado. La bala se pudo ver alojada en ella en una radiografía, explicó el galeno a Reuters. «Es casi 100% seguro que la lesión es fatal (…) según la radiografía, la bala es real».

Otro de los heridos por las fuerzas de seguridad también tenía una herida no mortal pero hecha con balas reales, no de goma.