BIRMANIA

Golpistas de Myanmar endurecen sus controles en medio de la condena internacional

El ejercito tiene el control total de los medios y ordenó el cese de la operación del internet, mientras cientos de parlamentarios están bajo arresto en edificios gubernamentales.

Se sabe poco del paradero y el estado de la salud de Aung San Suu Kyi. Foto: Wikimedia Commons
Se sabe poco del paradero y el estado de la salud de Aung San Suu Kyi. Foto: Wikimedia Commons

Las fuerzas armadas de Myanmar tienen el control total del país un día después de haber propinado un golpe de Estado al gobierno democráticamente electo en 2020 y de haber detenido a la líder y mundialmente laureada Aung San Suu Kyi, cuyo paradero no está del todo claro. Tampoco se sabe del paradero del presidente, Win Myint, cuyo término culminaba el 2 de febrero.

La avanzada militar fue condenada por la comunidad internacional y el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ya amenazó con imponer sanciones mientras pedía que se liberen a los presos políticos arrestados este lunes. El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se reúne el martes para tratar el asunto.

El ejército de Myanmar, liderado por el militar Min Aung Hlaing, asegura que sus acciones están en línea con la Constitución del país, pero ha respondido poco o nada a la oleada de críticas internacionales. Según distintas agencias internacionales, en las calles de la capital Yangón el martes la vida parecía transcurrir con normalidad sin la presencia de muchas más fuerzas de seguridad de lo común.

Cientos de miembros del Parlamento, cuya mayoría de escaños está en manos del partido Liga Nacional para la Democracia, liderado por Aung San, fueron también arrestados por el ejército y permanecen confinados en sus viviendas gubernamentales en la capital, según informa la agencia Associated Press. Un legislador que prefirió permanecer en el anonimato dijo a la agencia que él y uno 400 senadores más podían comunicarse entre sí y con sus allegados políticos por teléfono pero no se les permite salir del complejo que está totalmente rodeado de militares.

El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que el golpe, que se produjo una década después de que Myanmar comenzara su transición desde una dictadura militar, representó «un duro golpe a las reformas democráticas» en el país.

Myanmar y los derechos humanos

El ejército y el gobierno se han visto envueltos en críticas por la crisis humanitaria y la campaña de limpieza étnica que se está llevando a cabo desde 2017 contra la minoría étnica rohingya, que han tenido que huir hacia Bangladesh. Myanmar no los reconoce como ciudadanos plenos y Bangladesh no los quiere recibir; están atrapados en miserables campos de refugiados viviendo en condiciones infrahumanas.

La ONU teme que los últimos acontecimientos empeoraran la difícil situación de los rohingya que aún se encuentran en el país. «Hay alrededor de 600.000 rohingya que permanecen en el estado de Rakhine (donde vive la mayoría del grupo étnico), incluidas 120.000 personas que están confinadas en campamentos, no pueden moverse libremente y tienen un acceso extremadamente limitado a los servicios básicos de salud y educación», dijo el portavoz de la ONU Stephane Dujarric.

Dentro del consejo de seguridad, China y Rusia, ambos con poder de veto, han protegido previamente a Myanmar de la presión internacional.

Mientras, los militares controlan todos los medios de comunicación públicos y han ordenado el cese del servicio de internet para la ciudadanía.

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