Cuba avanza con su propia vacuna contra el COVID-19: Quieren producir 100 millones de dosis en 2021

El gobierno de Cuba anunció esta semana que la vacuna Soberana 2, desarrollada para combatir el COVID-19, ha superado exitosamente a Fase II B de ensayos clínicos con 900 voluntarios y, si todo avanza como hasta ahora, podrían entrar en marzo en la Fase III, la última antes de una aprobación final, que se probaría en 150.000 voluntarios.

Así lo afirmó en conferencia de prensa Vicente Vérez, director del estatal Instituto Finlay de Vacunas, con sede en La Habana. El Instituto Finlay firmó recientemente un acuerdo con el Instituto Pasteur de Irán para que ese país participe también en la fase III.

Soberana 1, actualmente en fase I, tendrá que pasar en febrero a «fase II-III» y también se probará en personas que se estén recuperando de la enfermedad, según explicó el científico. «Nosotros debemos estar empezando en el mes de febrero un ensayo clínico de población pediátrica» para que la vacuna también se pueda aplicar a los niños, añadió.

El gobierno cubano pondrá a disposición de su población de forma totalmente gratuita la vacuna que llegue a aprobarse, pero no será obligatoria. Además será una «opción» para los turistas que visiten la isla caribeña, pero no precisó si tendría costo para estos foráneos.

Orgullosamente cubanas

Los científicos cubanos trabajan en cuatro inoculaciones: Soberana 1, Soberana 2, Abdala y Mambisa, todos en ensayos clínicos (fase I o II). Los tres primeros se administran por inyección y la Mambisa será un spray nasa.

Soberana 1 y 2 están a cargo del Instituto Finlay, mientras que la Abdala y la Mambisa por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

Cualquiera de estos proyectos que llegue a convertirse en una vacuna totalmente probada y segura sería el primero en la carrera de vacunas contra el coronavirus hecha totalmente en Latinoamérica.

Desde que existe el embargo de Estados Unidos a Cuba, impuesto en 1962, la isla ha tenido que ingeniárselas para hacerse de su ministros médicos y sanitarios. Si bien el bloqueo permite la entrada de algunos productos de este tipo, los bancos del mundo se niegan a hacer transacciones con alguna entidad en Cuba por temor a ser sancionados por Washington.

«Para un país pobre como Cuba, comprar la vacuna que necesitamos para nuestra población es un problema económico», reconoció el director del Instituto Finlay. Cuba dedica el 25% de su presupuesto nacional a la salud de su población. En laboratorios estatales cubanos se han llevado a cabo trascendentes descubrimientos, entre los que destacan la vacuna contra el meningococo B.

Un total de 8 de las 11 vacunas que tiene el esquema de inmunización infantil y que combaten 13 enfermedades, se fabrican dentro del país.