NAGORNO-KARABAJ

Armenios incendian sus casas para no entregarlas a Azerbaiyán

Una aldea armenia será cedida a Azerbaiyán como parte de un acuerdo para frenar las tensiones.

La aldea de Karvachar, será entregada oficialmente a Azerbaiyán como parte de un acuerdo que tiene como fin frenar casi dos meses de tensiones bélicas en la región de Nagorno-Karabaj, que tanto Armenia como Azerbaiyán reclaman como territorio propio.

Desde este domingo, dicha aldea será oficialmente territorio azerbaiyano, pero los residentes han sido por generaciones armenios. Desde el final de la guerra de 1994 que arrasó la región de Nagorno-Karabaj, la presencia armenia se había intensificado, pero en setiembre de este año Azerbaiyán empezó a hacer violentos avances militares para reclamar esa porción de tierra.

Cuando el ejército azerbaiyano anunciara que había tomado la ciudad de Shusha, de gran importancia emocional e histórica para ambos países, y tras una gran cantidad de víctimas mortales, las naciones firmaron un alto al fuego coordinado por Rusia que establece que Armenia deberá ceder territorio que ha sido ocupado por residentes de ascendencia armenia de forma gradual.

Cediendo las tierras, no las casas

Los azeríes musulmanes y los armenios cristianos alguna vez vivieron juntos en estas regiones, aunque siempre con tensiones. Si bien el alto el fuego pone fin a los combates, agrava la animosidad étnica.

Tras el inminente anuncio de la cesión de las tierras al otro país, los armenios de Karvachar decidieron no dejar nada atrás y le prendieron fuego a todas sus casas. Azerbaiyán se podrá quedar con las tierras, pero no con las viviendas que ellos han erigido por décadas.

Así hizo Garo Dadevusyan, quien arrancó las latas del techo de su casa -en la que vivió por 21 años- y las subió junto con el resto de sus pertenencias a un camión cuyo destino aún era incierto cuando miraba arder las paredes que cobijaron por tanto tiempo a su familia. «Al final, lo volaremos o le prendiremos fuego, para no dejar nada a los musulmanes», dijo Dadevusyan a la agencia de noticias AP.

«Ahora somos personas sin hogar, no sabemos a dónde ir ni dónde vivir. No se donde vivir. Es muy duro», agregó.

Este padre de familia era parte de los cientos de automóviles y camiones que el sábado se encaminaban hacia Armenia y que huían del denso conflicto bélico.

Decenas de habitantes acudieron en masa a Dadivank, un monasterio de la Iglesia Apostólica Armenia que data del siglo IX, mientras los sacerdotes retiraban los objetos sagrados para recibirlos. Los visitantes se tomaban fotos de despedida de este lugar que, seguramente, no volverán a ver jamás una vez que esta tierra sea oficialmente azerbaiyana.

 

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