COMPLICIDAD

Documentos de EE.UU. confirman que gobierno de Nixon urdió plan para derrocar a Allende

El gobierno de Nixon interfirió en Chile tras el resultado electoral que le dio la victoria al presidente socialista.

Salvador Allende. Foto de archivo
Salvador Allende. Foto de archivo

Una serie de documentos desclasificados por el Archivo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, revelados recientemente, dan cuenta de que la Casa Blanca interfirió en Chile después de que ganara el gobierno socialista de Salvador Allende (1970-1973).

Varios días después del histórico cambio, el 3 de noviembre de 1970, el entonces presidente estadounidense, Richard Nixon, convocó a su Consejo de Seguridad Nacional para una reunión formal para discutir qué políticas debía adoptar EE.UU. hacia el nuevo gobierno de Unidad Popular de Chile.

«Solo unos pocos funcionarios que se reunieron en la Sala del Gabinete de la Casa Blanca sabían que, bajo las órdenes de Nixon, la CIA había intentado encubiertamente, sin éxito, fomentar un golpe militar preventivo para evitar que Allende tomara posesión», se lee en una publicación del Archivo de Seguridad Nacional, adscrito a la Universidad George Washington.

Nixon estaba preocupado de que Allende se consolidara y que su imagen influyera positivamente en el resto del mundo, algo que a la derecha política global le preocupaba fuertemente. Es entonces que su administración optó por una posición de bajo perfil pero hostil llevando adelante acciones agresivas para desestabilizar la capacidad de gobernar de Allende.

Parte de los documentos desclasificados
Parte de los documentos desclasificados

«Lastimar y derrocar a Allende»

El entonces consejero de Seguridad del presidente norteamericano, Henry Kisinger, le alertó que debía tomar una «decisión histórica y difícil en asuntos exteriores» y meter sus tentáculos en Chile, ya que la presidencia del socialista tendría efectos no deseados para la Casa Blanca en las relaciones entre ambos países, pero además le aseguró que el mandatario izquierdista impactaría en el hemisferio a favor de ese tipo de gobiernos.

Otros miembros del gabinete presentaron diversas ideas sobre cómo abordar la situación. El secretario de Estado, William Rogers, planteó promover la caída de Allende «sin ser contraproducentes», o sea que EE.UU. alentaría un golpe de Estado donde la participación de Washington no fuera evidente ante los ojos del mundo.

Por su parte, el secretario de Defensa, Melvin Laid, dijo sin miramientos: «Tenemos que hacer todo lo posible para lastimar (a Allende) y derrocarlo».

Finalmente, el mandatario adoptó una posición «correcta pero fría, para evitar darle al gobierno de Allende una base sobre la cual reunir apoyo nacional e internacional para la consolidación del régimen».

«EE.UU. buscará maximizar las presiones sobre el gobierno de Allende para evitar su consolidación y limitar su capacidad para implementar políticas contrarias a los intereses de EE.UU. y del hemisferio», se expresa en otro de los documentos.

Entre las políticas que finalmente llevaron a cabo destaca la coordinación con gobiernos regionales como Argentina y Brasil para redoblar sus esfuerzos intervencionistas, que terminaron por darle fuerza a lo que terminó en un golpe de Estado el 11 de setiembre de 1973.

Todos los documentos se pueden leer en inglés en este enlace.

 

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