La pandemia fue el tema más candente del debate de Harris y Pence

La candidata a la vicepresidencia por el Partido Demócrata, Kamala Harris, se enfrentó la noche de este miércoles al vicepresidente de la administración y candidato por la reelección, Mike Pence, en un cara a cara que pareció más civilizado que el que tuvieron Donald Trump y Joe Biden días atrás.

Aún no se sabe si es el último debate de la campaña porque Trump aún está contagiado de COVID-19 y ha sido apartado, al menos por ahora, de la contienda electoral. Sin embargo, el mandatario adelantó que tiene planeado viajar a Miami para el debate el próximo jueves. Biden dijo que participará solamente si el mandatario ya no está enfermo.

Si bien es menor la parte del electorado que basa su decisión en lo que digan los candidatos a vice, en esta elección en particular Harrís podría mover la aguja porque Biden tiene 74 años y se entiende como una figura de transición hacia la nueva generación demócrata, de la que ella es una cara visible.

La pandemia del coronavirus fue uno de los temas recurrentes en el careo de los candidatos. Desde el comienzo mismo la producción advirtió a los asistentes, que habían sido previamente testeados, que no se quitaran la mascarilla en ningún momento y los candidatos estaban separados entre sí por una distancia de 3.5 metros y se instalaron dos paneles de acrílico transparente para reducir aún más las posibilidades de un contagio.

Harris fue agresiva al argumentar que más de 210.000 personas han fallecido por el virus, y calificó el manejo de Trump de la crisis como «el mayor fracaso de cualquier administración presidencial en la historia de nuestro país». Acusó al presidente de encubrir información sobre el virus cuando su equipo de seguridad nacional le informó en enero y argumentó que, incluso a estas alturas, todavía no tenía un plan para combatir la enfermedad.

Pence defendió el historial del presidente y señaló la decisión de Trump de restringir los viajes desde China a fines de enero como evidencia de que «se tomó en serio» la amenaza. Señaló que el plan del equipo de Biden-Harris para abordar el coronavirus con pruebas y el desarrollo de una vacuna refleja las acciones que la administración ya ha tomado. «Se parece un poco a un plagio», dijo Pence.

Pence también trató de hacer quedar a Harris como insensible al asegurar que sus críticas al trabajo del gobierno sobre la pandemia era un ataque a los sacrificios de que los estadounidenses han hecho durante la crisis. Harris replicó a eso aduciendo que muchas personas se han visto obligados a trabajar durante la pandemia, ya sea por cuestiones económicas o porque son parte de todo el sistema sanitario que ha sido el frente de batalla.

Preguntas claras, respuestas evasivas

Hubo mucho menos interrupciones y ataques virulentos y el ambiente se sintió ligeramente más respetuoso que cuando Biden y Trump se cruzaron. La moderadora, Susan Page, quien es jefa de la oficina de Washington del diario USA Today, pidió «un intercambio respetuoso» y recordó decenas de veces a los candidatos que las respuestas deben ser «sin interrupciones». Esto último no se respetó del todo pero fue menos caótico que en el debate anterior.

Ambos candidatos frecuentemente eludían las preguntas por completo. El moderador eligió pasar a nuevos temas en lugar de plantear preguntas de seguimiento, lo que fue una oportunidad perdida sobre algunos temas clave que podrían haber sido noticia o al menos educar a los votantes sobre las posiciones de los candidatos. Ambos ignoraron una pregunta clave que podría ser lo más importante con la edad de Biden y la enfermedad del presidente: ¿qué harían si el presidente quedara incapacitado?

Entre las notas de color estuvo el hecho de que, durante largo rato, una mosca estuvo parada en la cabeza de Pence, y ni el candidato ni el equipo de producción lo notaron o reaccionaron para sacarla. Esto encendió las alarmas en las redes sociales respecto a las condiciones de bioseguridad del recinto en Utah en donde se realizó el encuentro, y miles bromearon al respecto. Poco después de que terminó el debate, la campaña de Biden publicó un anuncio de un matamoscas de marca.