Trump hizo una broma racista en una megaiglesia de Phoenix y la multitud estalló en carcajadas
El mandatario volvió a repetir una broma que había hecho durante su primer mitín de reinicio de campaña en Tulsa, Oklahoma.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha echado mano de los chistes más racistas de su repertorio para desviar la atención de su desastrosa respuesta a la pandemia, que ha costado la vida a decenas de miles de estadounidenses, al incitar el resentimiento racista contra China. Este fin de semana, decenas de miles de feligreses y militantes se aglomeraron sin distanciamiento social en la megaiglesia evangélica Dream City Church de Phoenix, Arizona, para escuchar hablar al mandatario que trata de reflotar su alicaída campaña.
Trump comenzó definiendo a la pandemia del COVID-19 con una serie de confusos nombres que no tienen nada que ver con la nomenclatura científica aprobada: primero le dijo «el virus de China», luego «el virus de Wuhan», y más adelante tiró el chiste que causó furor en Tulsa, Oklahoma: lo calificó como el «kung flu», un juego de palabras en inglés que hace alusión al arte marcial kung fu pero cambiando la segunda palabra por «flu», que significa gripe en inglés.
El mandatario aprovechó que gran parte de los asistentes en Phoenix eran jóvenes para hacer las bromas que recibieron vítores y risas:
«Es escalofriante ver a una multitud insultante», dijo a la prensa Chris Lu, quien formó parte del gobierno Obama. «Ese deseo primitivo de obtener la afirmación de la multitud –prosiguió Lu en The Washington Post – tiene pésimas consecuencias para los asiáticos americanos, en especial para los niños. Es un chiste para él, pero no lo es para nosotros».
La comunidad de asiático-estadounidenses y varios colectivos de derechos humanos han alarmado del aumento de chistes y retórica racista del presidente en sus discursos y de que las multitudes que lo siguen aprueba y celebran esos comentarios.
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