NEGACIONISTA

«Dios está con nosotros»: Bolsonaro sigue relativizando la pandemia y quiere reabrir fronteras

El mandatario brasileño presiona para reabrir las fronteras y está especialmente interesado en los pasos limítrofes con Paraguay y Uruguay.

Bolsonaro jura al nuevo ministro de Salud, Nelson Luiz Sperle Teich (der). Foto: Gobierno de Brasil
Bolsonaro jura al nuevo ministro de Salud, Nelson Luiz Sperle Teich (der). Foto: Gobierno de Brasil

El presidente brasileño, Jair Messias Bolsonaro, ya está presionando a los gobiernos de Paraguay y Uruguay para reabrir las fronteras en un intento más por relativizar la pandemia del coronavirus.

Para el mandatario, es urgente que se retome la actividad económica a pesar de que aún está por definirse si veremos picos de contagio en las semanas venideras en la región.

Bolsonaro ha sido uno de los negacionistas de la pandemia -así como de otras instancias basadas en evidencia científica- y se ha atrevido a decir cosas como por ejemplo que los brasileños «no se contagian» porque «pueden nadar en una alcantarilla» y «no pasa nada».

Otra movida para fijar su posición a como dé lugar fue el despido del exministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien criticó públicamente al presidente por su posición relativista y estaba a favor de las cuarentenas establecidas por los distintos gobernadores estatales. Bolsonaro lo sustituyó por Nelson Teich, quien asegura está «totalmente alineado» con los intereses del presidente.

Abrir las fronteras: «Es solo una gripecita»

Durante la jura de Teich, el presidente ultraderechista dijo que había conversado con el ministro de Justicia, Sergio Moro, sobre la posibilidad de reabrir los pasos fronterizos, particularmente los que tiene con Paraguay y Uruguay. “Abrir el comercio es un riesgo que asumo, porque si (el brote) empeora, caerá sobre mí”, dijo en el acto.

El sábado realizó una transmisión en vivo por redes sociales y volvió a criticar una vez más las medidas de cuarentena y aislamiento social instauradas por gobernadores en decenas de estados. Bolsonaro ha visto como su liderazgo queda en entredicho debido a que los gobiernos estatales se rebelan a sus órdenes y hacen uso de sus autonomías para obligar a la población a quedarse adentro de sus casas y así aplanar la curva.

Hasta este sábado, Brasil reportó 36.925 casos de los cuales 20.527 siguen activos y 14.026 se han recuperado. De los casos aún en curso, 68% están en condiciones leves (13.893) y un alarmante 32% en estado grave o crítico (6.634). 2.372 pacientes han fallecido.

A pesar del oscuro escenario, Bolsonaro insiste en que «no hay que acobardarse». «Hay que enfrentar con la cabeza en alto porque Dios está con nosotros», gritó a cientos de fieles cristianos que se aglomeraron frente al Palacio de Panalto, sede del Poder Ejecutivo en Brasilia.

En su streaming en vivo repitió el calificativo de «gripecita». «Lo que escuchamos son personas que quieren volver a la normalidad. Desde el comienzo dije que teníamos dos problemas: el virus y el desempleo (…) No estoy defendiendo la economía sino los empleos», adujo, y añadió: «¿Es tan difícil entender que las consecuencias del desempleo es lo que va a matar a las personas?»

 

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