El Oscar provoca vértigo en la derecha brasileña

 

La nominación al Oscar del documental brasileño “Al filo de la democracia” («Democracia em vertigem»), de la joven directora Petra Costa, produjo reacciones violentas de la derecha brasileña. El presidente Jair Bolsonaro, que había declarado que el país no producía una buena película hacía tiempo, reaccionó con su tradicional vocabulario agresivo: consideró que el film era «una porquería», sin haberlo visto.

Otros ministros del gobierno también hicieron declaraciones descalificadoras del documental, molestos por la candidatura de una película evidentemente opuesta a las visiones del gobierno y de la derecha brasileña sobre el período politico reciente del país. No han faltado declaraciones de hijos del presidente de que habría sido un lobby de la izquierda en Hollywood el responsable por la nominación.

Pero también el PSDB se mostró profundamente enfadado con la consagración de la película. Cardoso y otros dirigentes tucanos han intentado descalificar los méritos de la nominación. Porque la película abarca justamente un momento político desagradable para ese partido, porque fue el momento en el cual han adherido al golpe en contra de Dilma Rousseff; eso representó un golpe mortal a ese partido, que ha dejado definitivamente de ser una fuerza de proyección en la política brasileña.

En la película de Petra aborda acontecimientos de la historia reciente de Brasil, de forma paralela a su propia biografía. El film comienza con ella afirmando que su biografia es prácticamente paralela a la de la democracia en el país. Una democracia que ella creía que, una vez reconquistada después de más de dos décadas de dictadura, venia para quedarse.

Su trayectoria personal incluye a la de sus padres, militantes de la izquierda brasileña en el país y en el exilio. Su película anterior aborda una situación dramática vivida por todos ellos, la muerte de su hermana en EE.UU.

Para este documental, Petra recogió imágenes de Brasil de este siglo, especialmente de los gobiernos del PT – con los cuales incuestionablemente ella se identifica -, a las cuales ella le agregó la filmación directa de las movilizaciones de la derecha en 2015-2016, que desembocaron en el golpe contra Rousseff, que cerró tres mandatos sucesivos de gobiernos del PT.

La misma Dilma Rousseff afirmó que la candidatura al Oscar de la película demuestra que “la verdad no está enterrada”. Lula también felicitó a la directora y se alegró de saber que la versión real de los acontecimientos ya ha sido consagrada.

La película ya está hace meses en Netflix, con acceso en más de 150 paises. Una entidad de derecha, identificada con el gobierno, alega que también hizo una película con su versión de los hechos, pero que no ha sido considerada por los críticos, ni brasileños, ni de otros países.

Se trata de una disputa de narrativa entre la derecha y la izquierda. Las razones dadas por los parlamentarios y los medios para interrumpir el gobierno de Dilma Rousseff no constan en la Constitucion brasileña. A tal punto que, hasta ahora, a más de tres años del impeachment, el Supremo Tribunal Federal no ha juzgado la legalidad, la constitucionalidad, del juicio político a la expresidenta de Brasil. Es el caso más grave de ruptura de la legalidad en el país, siendo que la presidenta fue reelecta en comicios  democráticos, pero luego fue depuesta con alegatos que no permitirían el impeachment.

La película nominada al Oscar actualiza la discusión sobre ese momento crucial de la historia brasileña, que ha significado la ruptura de la democracia y ha desatado el período politico actual, marcado por todo tipo de retrocesos, en términos económicos, sociales, políticos, culturales y de soberania externa. Un período que Petra caracteriza como de vértigo de la democracia, que ella afirma es un fenómeno mundial, cuando las democracias sufren la ofensiva de las extremas derechas.

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*Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ). Artículo publicado por La Jornada, el.diario.es, Página12, Rebelión, Head Topics, , México News, 16 y 17 de enero 202º,.

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Anexo (Página12):

Bolsonaro, un vasallo rumbo al aislamiento

Por Eric Nepomuceno*

Una vez más, el ultraderechista Jair Bolsonaro confirma su coherencia: acaba de suspender la participación brasileña en la CELAC (Comunicad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) justo cuando el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador asume la presidencia temporaria del grupo y le pide apoyo.

Creada en 2010, último año de Lula da Silva en la presidencia brasileña, la CELAC trajo, entre sus propuestas iniciales, buscar implantar acciones conjuntas de combate a la desigualdad social, integración regional, cooperación mutua. También se consideró que era una posibilidad de actuar de manera independiente de Estados Unidos frente a eventuales crisis regionales internas, al contrario de lo que ocurre en la Organización de Estados Americanos (OEA).

Sin embargo, a lo largo de los últimos tres o cuatro años la CELAC vino perdiendo espacio y peso.

Para que esa corrosión ocurriese ha sido de especial importancia la actitud tanto de Mauricio Macri como de Michel Temer, que asumió la presidencia brasileña luego del golpe institucional que destituyó a la presidenta Dilma Rousseff en 2016.

Ahora, con Alberto Fernández en la presidencia argentina, López Obrador entendió que existe espacio para un regreso al camino original y que la CELAC podría recuperar peso, importancia y efectividad para ayudar a hacer frente a una serie de crisis que persisten en la región.

El mandatario mexicano, pese a las astronómicas distancias que separan su gobierno del extremismo radical de Bolsonaro, también entendió que la contribución brasileña sería esencial para la misión que se propuso. Por tal razón desde el pasado 18 de diciembre su ministro de Relaciones Exteriores, Marcelo Erbrard, dirigió varios pedidos a su par brasileño, Ernesto Araujo.

El resultado ha sido nulo: el pasado miércoles el gobierno ultraderechista emitió una nota oficial informando que «Brasil no considera que estén dadas las condiciones para la actuación de la CELAC en el actual contexto de crisis regional». Además, se informa que «cualquier documento, agenda o propuesta de trabajo que se adopte durante la reunión ministerial (bajo la presidencia rotatoria a López Obrador) no se aplica a Brasil’.

Bajo Bolsonaro, el país ya había se ausentado de todas las actividades del grupo de 33 países el año pasado, cuando la presidencia temporaria de la CELAC estaba en manos del entonces presidente boliviano Evo Morales. Ahora, Bolsonaro retira a Brasil del grupo de 33 países, en una iniciativa que contraría la tradición diplomática de al menos los últimos 50 años.

La iniciativa fue blanco de duras críticas de veteranos diplomáticos, que también rechazaron los duros términos del comunicado enviado al gobierno mexicano.

 

Emir Sader
Emir Sader

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