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Asunción de Alberto Fernández marca el regreso del peronismo al poder en una Argentina en crisis

Alberto Fernández asumió el poder este martes junto con su compañera de fórmula, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Liderarán un país endeudado con el FMI, con más del 40% de pobreza y con un Parlamento dividido.

Foto: Twitter / Alberto Fernández
Foto: Twitter / Alberto Fernández

El presidente de Argentina, Alberto Fernández tomó posesión del mando la mañana de este martes junto a Cristina Fernández de Kirchner, quienes marcan el regreso del peronismo al poder después de un periodo convulso en el que Mauricio Macri intentó de varias maneras sacar adelante a un país sumido en una crisis de décadas.

Una de las primeras cosas que tendrá que afrontar Fernández es el préstamo que la administración anterior tomó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que, a cambio de un estricto ajuste fiscal, le otorgó hasta la fecha US$44.000 millones. La deuda total ronda los $315.000 millones, casi el 100% del producto interno bruto (PIB) del país.

«Es imposible pagar la deuda externa si no hay crecimiento. Queremos tener una buena relación con el FMI, pero sin crecimiento no podemos pagar», señaló el presidente en su discurso de investidura.

«Los acreedores tomaron un riesgo al invertir en un modelo que ha fracasado en el mundo una y otra vez», advirtió el político de centro-izquierda que gobernará el país de 44 millones de habitantes.

“Vamos a encarar el problema de la deuda externa. No hay pago de deuda que se pueda sostener si el país no crece. Tan simple como esto: para poder pagar, hay que crecer primero”, agregó, y se apresuró a aclarar: El gobierno del liberal Mauricio Macri .“ha dejado a la nación en una situación de virtual default (cesación de pagos)”.

Cambio de enfoque

Fernández llamó a “construir un nuevo contrato social fraterno y solidario” y prometió que «los únicos privilegiados serán quienes han quedado atrapados en el pozo de la pobreza» recordando que son 15 millones las personas que sufren de inseguridad alimentaria en uno de los más grandes países en producción de alimentos. «Argentina tiene que poner fin a esta catástrofe social», agregó.

Alberto recibió la banda presidencial y el bastón de mando de manos del mismísimo Macri en el Congreso de la Nación, un escenario ciertamente distinto al de hace cuatro años cuando la entonces mandataria saliente, Cristina Fernández, dijo que «no estaban dadas las condiciones» para que ella hiciera ese gesto; el 9 de diciembre decidió dejar la presidencia y tuvo que asumir el entonces presidente del Senado, Federico Pinero, para hacer la ceremonia.

Cristina, de 66 años, asumió como vicepresidenta y como presidenta del Senado.

Estuvieron presentes mandatarios de región, entre ellos el cubano

Miguel Díaz-Canel, el de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y el de Uruguay, Tabaré Vázquez, así como el sucesor de este, Luis Lacalle Pou. El gobierno de Brasil, al mando del ultraderechista Jair Bolsonaro, titubeó durante semanas sobre si enviaba o no alguna delegación, y al final estuvo representado por el vicepresidente Hamilton Mourao.

 

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