El 14-S de Arabia Saudí en 23 apuntes

Una imagen satelital del ataque a instalaciones petroleras en Arabia Saudita. Foto: Planet Lab Inc a través de AP
Una imagen satelital del ataque a instalaciones petroleras en Arabia Saudita. Foto: Planet Lab Inc a través de AP

El 14 de septiembre, las instalaciones petroleras de Aramco, Abqaiq y Khurais, situadas en la Provincia Oriental del Reino de Arabia Saudí (RAS), cuya población es de mayoría chiita, ardían en llamas por unos supuestos ataques de objetos voladores, enviados por el grupo yemení Ansarolá, paralizando la mitad de la producción de petróleo del reino. La milicia ha advertido a los trabajadores extranjeros del complejo (pakistaníes, indios, bengalíes, etc.) que lo abandonen ya que puede repetir esta “Operación Contención” aún más dolorosa para la familia al Saud, si Riad no detiene la agresión contra Yemen. ¿Atacarán a sus palacios? También han amenazado a Emiratos Árabes Unidos (EAU), otro componente agresor de la coalición EEUU-RAS que ha destrozado la vida de 24 millones de yemeníes desde 2015 ante el deshonesto silencio de los medios.

Con los datos disponibles hasta ahora y con una mirada rápida, e rescata lo siguiente:

1. Las supuestas imágenes de satélite ofrecidas por EEUU no muestran la procedencia de los ataques, y a pesar de que los hutíes los han reclamado, este asunto se ha convertido en un conflicto internacional por dos razones:

  • Dudas sobre la capacidad de los hutíes en disponer una tecnología tan avanzada por su potencia y precisión.
  • La distancia entre la zona controlada por los hutíes en Yemen y el punto de impacto en el RAS, unos 1000 kilómetros.

Hipóstasis sobre el lugar y la autoría

2. Yemen y los hutíes: La milicia ya había atacado el aeropuerto y el oleoducto del RAS hace unos meses. Por lo que poder, sí puede: se han reído de la seguridad de un país que es el tercero en el presupuesto militar del mundo. Para hacerlo, han tenido:

a) Motivos: Desde 2015 su estratégico país ha sufrido decenas de miles de ataques con bombas y misiles de toda clase de la coalición, provocando la peor crisis humanitaria del mundo. Los hutíes han atacado a unas instalaciones no a escuelas y hospitales como la suele hacer la Coalición.

b) Tecnología: El propio Riad justifica sus bombardeos sobre Yemen con el pretexto de la amenaza que suponen para su seguridad las armas avanzadas de los hutíes. Las consiguen 1) en sus asaltos a los cuarteles del ejército, 2) de los traficantes que abundan en todas las guerras, y 3) fabricándolas ellos mismos con piezas extraídas de otros artefactos, creando armas “Frankenstein”: colocan motores potentes en los vehículos aéreos no tripulados kamikazes y les dan capacidad de transportar bombas.

c) Posibilidad de hacerlo: contaron con la «cooperación de las personas honorables dentro del reino«, afirma Yahya Saree, uno de sus portavoces. A esta “quinta columna” se añaden las ayudas de algunos príncipes saudíes opositores a Mohammed Bin Salman (MBS) en Yemen, entre ellos la familia del “príncipe” Bin Laden cuyo padre era yemení. Se trata de una defensa legítima aunque ciega: siendo un grupo religioso y de derechas, hay dudas respecto a su capacidad de calcular correctamente la correlación de las fuerzas en la región y sus consecuencias para los pueblos.

3. Desde y por Irán: Mike Pompeo, sin presentar ninguna prueba, señala a Teherán como el autor material: ya tiene la Casus belli que buscaba. En 2009, un artículo del Instituto Brookings titulado «¿Qué camino seguir hacia Persia?” proponía: “Antes de lanzar ataques a Irán, es preferible que EEUU le acusara de una serie de provocaciones”. Mientras, Trump que, al principio, rehusó de acusar a la República islámica (RI), entregaba a la mentirosa familia al Saud (¿Se acuerdan del caso Khashoggie), no sólo la decisión de determinar al autor, sino también el “qué queréis que haga”, o sea, la mismísima política exterior de la superpotencia. Teherán niega su implicación, pero, ya había dicho que “si no nos dejan vender nuestro petróleo, nadie podrá hacerlos en el Golfo Pérsico”. Claro que la RI ha celebrado el ataque exitoso con un té con azafrán, pero: 1) no son suicidas, justo cuando Trump insistía en paliar las sanciones y expulsaba a John Bolton -el principal halcón anti iraní-, de su equipo , 2) estaba rebajado la tensión en su relación con el RAS (y con EAU), 3) es consciente de que las propias instalaciones petroleras iraníes son vulnerables a un contraataque. Afirma el senador Chris Murphy «Irán está respaldando a los Houthis y ha sido un mal actor, pero no es tan simple como Houthis = Irán«. Se exagera la influencia de la RI sobre los grupos que patrocina, como Hamas, Hizbolá, Ansarola y el resto. Tampoco todos los chiíes del mundo son sus aliados: el clérigo iraquí Muqtada al-Sadr reclama que tanto EEUU como Irán se marchen del país. Teherán niega cualquier participación, aunque no oculta que ayuda a los hutíes, del mismo modo que Israel entrena a los militares saudíes y también como revela Haaretz (17/02/2019), en el Negev a los mercenarios colombianos y nepaleses, reclutados por los EAU para ser enviados a Yemen. A Irán no le beneficia un aumento de la tensión: también porque aleja a China y Rusia, ambos con muy buenas relaciones con Riad y necesitadas de paz en la región.

4. Desde Irak, afirma la CNN, a pesar del desmentido de Bagdad. ¿Pretende este canal justificar los ataques impunes e ilegales de Israel contra el grupo Hashd al-Shaabi (Fuerzas de Movilización Popular)? Esta milicia iraquí -progubernamental, de derecha chiita y patrocinada por la RIe, y que luchó contra Daesh junto con EEUU-, desde hace unos mes sido objeto de ataques de Israel, con la complicidad de EEUU, quien controla el cielo del país colonizado. Si fue así, ¿Por qué las bases militares del Pentágono no lo detectaron?

5. La CIA/el Mossad desde Arabia Saudí: un ataque de falsa bandera realizado por un sector de dichos servicios de inteligencia, con el método de “demolición” desde el interior de las instalaciones. Tienen un largo historial en este tipo de acciones. Están molestos por el cese John Bolton que tuvo lugar cinco días antes. Su marcha provocó la caída de los precios del crudo Brent en un 2%, algo que no habia sucedido con la salida de sus dos antecesores: Michael Flynn y Robert Mueller. El día 12, las fuerzas de seguridad de EEUU encuentran cerca de la Casa Blanca unos equipos de escucha en miniatura llamados «StingRays», y sospechan de Israel ¡que no de los yihadistas de Daesh! Las fuerzas de Bolton contraatacarán. Sorprende que la Quinta Flota de EEUU en Baréin, sus bases militares en Omán, Kuwait, EAU, la mega base en Qatar -que es la sede del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de EEUU y controla todo Oriente Próximo-, o las cinco bases esparcidas en el propio territorio saudí, incluida la de “Rey Abdul Aziz” el lugar del ataque, ni se percataran de que una veintena de objetos voladores perforaban el cielo del país, viajando de punta a punta del país para descargar sus explosivos. Incluso el propio complejo Aramco (con piscinas, un amplio campo de golf y pista de tenis) está “protegido” por un ejército privado, equipado con misiles antiaéreos. Puede que algunos mandos militares estuvieran distraídos viendo el futbol, pero ¿todos? El imperialismo de EEUU necesita una guerra con Irán, sino dejará de serlo. Es del dominio público que, además, una facción del establishment de EEUU pretende acabar con la tenebrosa familia al Saud, para qatarizar este estratégico país. No es una ”teoría de conspiración”: se trata de unos servicios que han conspirado contra naciones enteras con sus falsedades y en todos sus guerras. Es posible que estén tendiendo una trampa a Trump, empujándole a una guerra, que será desastrosa, para sabotear su reelección. Una operación así en octubre del 2020 haría de una nueva “Sorpresa de Octubre” y de nuevo con Irán de protagonista. Por otro lado, han saboteado el acercamiento que estaba produciendo entre Riad y Teherán. Un dato más: justo dos días antes, Irán firmó un contrato de 440 millones de dólares con la compañía local Petropars para desarrollar el yacimiento de gas Belal que comparte con Qatar en el Golfo Pérsico. Ahora, todo se congela.

Posibles consecuencias

6. El fin de control monopolístico de EEUU sobre el espacio aéreo del Golfo Pérsico.

7. La coalición seguirá mascarando a los yemeníes.

8.Más ataques de Israel sobre Irak.

9. Aumento del precio del petróleo que si continúan los ataques o hay una guerra podrá alcanzar los 150 dólares el barril. Situación que beneficia a los países productores, incluido a los de EEUU, perjudica a los consumidores, y a China, tanto por ser el RAS su segundo proveedor, como por la subida de los precios.

10. La subida del precio del dólar, debido a la correlación de esta moneda con el petróleo.

11. Convertir la seguridad en la prioridad para los iraníes, mientras la población sufre la peor crisis económica de su historia reciente. Irán está en estado de alerta y se prepara para una «guerra a gran escala», afirma el general de brigada Amir Hachizadeh, quien además reveló una impactante información: que el derribo del dron Global Hawk de EEUU por Irán en junio pasado fue un accidente provocado por un oficial que había actuado “por su cuenta”. Seguramente la rápida transmisión de este dato a los estadounidenses impidió que Trump tomara represalias y matara a 150 iraníes.

12. Más presión sobre los europeos para que abandonen el acuerdo nuclear con Irán.

13. Un castigo simbólico a Irán. La estrategia de Trump es ejercer una presión económica sobre Irán que no lanzar una acción militar. Los militares le apoyan: el almirante John Kirby, advierte a Trump de enfrentarse a Irán por ser “una de las ocho potencias militares más importantes del mundo”. Por lo que, para tranquilizar a los saudíes (que pueden llevar al presidente a la bancarrota si dejan de alquilarle las 500 habitaciones de la Torre Trump en EEUU), puede atacar al aliado más íntimo de la RII: Hizbolá. El senador Bernie Sanders le recordó al presidente que, solo el Congreso, no la Casa Blanca ni la dictadura saudita, tiene la autoridad constitucional para aprobar la acción militar estadounidense (aunque esto tiene sus matices).

14. Una mayor militarización del Golfo Pérsico, si cabe. Con incidentes menores de los meses pasados, EEUU envió portaviones y cientos de soldados a la región.

15. Apartar las preocupaciones mundiales centradas en el Brexit y la guerra comercial entre EEUU y China, por la gravedad de la situación.

16. Fluir más dinero hacia la oligarquía estadounidense: si los saudíes quieren una mejor seguridad, que “suelten la pasta”: en 2018 Trump describió al RAS como una «vaca lechera» que será asesinada cuando se le acabe la leche.

17. Carrera entre las empresas de armas por fabricar drones con mayor capacidad de destruir, imposibilitando la protección de las instalaciones civiles.

18. Profundizar la fractura en la Casa Saud: más asilamiento para el príncipe de las tinieblas MBS, responsable del desastre de Yemen; daño al prestigio del otro hijo del rey, Abdolaziz, recién nombrado como ministro de petróleo; problemas presupuestarios, que dejarán en el aire el proyecto de la Visión 2030 de MBS y la propia continuidad de su guerra en Yemen.

19. Se incrementará la represión contra los disidentes y también la minoría chiita en Arabia.

20. Perjudica al proyecto de la privatización de la compañía petrolera pública de RAS, Aramco, cuyo valor, debido a los problemas de seguridad, bajará a corto plazo.

21. ¿Una nueva guerra por el petróleo”? Trump, cuya política más que asaltar los pozos ajenos es buscar clientes para su petróleo esquisto, tardará en reemplazar con la Reserva Estratégica de EEUU los 5 millones de barriles saudíes en el mercado, y si la crisis dura, debido al alto coste de su producción, no podrá seguir haciéndolo.

22. Cambiar el concepto de guerra y el ataque a las instalaciones estratégicas de otros, que será “low cost” y muy eficaz.

23. Se trata de un ataque histórico – sobre la familia real saudí, el mercado d energía y las formas de hacer guerra-, cuyo impacto durará en los próximos años. Estas guerras son reaccionarias y solo benefician a los hombres del poder de los países implicados, destrozando la vida de cientos de millones de sus ciudadanos.

Rusia se ofrece para mediar entre RII y RAS, pero ninguno recoge el guante. Los fuerzas antimilitaristas del mundo, que siguen ausentes, y también lo ecologistas, que se olvidan del factor de guerra, deberían haberse movilizado hace tiempo.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje