MALTRATO ANIMAL

¿Son naturalmente violentos los toros? la tauromaquia otra vez en el ojo público

Para algunos, enfrentarse a un toro con traje de luces y capa roja y clavar una espada en el corazón de un toro es digno de una lluvia de rosas. Para otros no es más que un espectáculo basado en la violencia animal y asesinato injustificado. tras la muerte de un torero por la cornada de un toro este fin de semana en España, la polémica se vuelve a levantar en todo el mundo. El Gobierno español es el dueño del 65% de las 300 plazas de toros en España lo que exacerba los ánimos de los ciudadanos.

Este llamado «arte» se remonta a la Edad de Bronce, época ubicada unos 4000 años a.C. pero pasaron todos estos siglos para que la humanidad se empezara a cuestionar si es en verdad un arte o si se trata del ultraje de los derechos de animales. Numerosas ONG’s en España, México, Portugal y Francia (principales países en las que sobrevive el toreo) luchan contra la lidia de toros que, generalmente, termina en la muerte del animal a manos del torero.

La muerte del joven torero Víctor Barrio despertó el descontento general en España y en el mundo, pues tanto el toro como la vaca madre de este se sacrificaron, como manda la tradición.

Un espectáculo pasado por sangre

Una corrida de toros se divide en varios actos. El primer ritual se denomina «paseillo», y es el momento inaugural de la actividad, consistiendo de un desfile de matadores, seguidos por sus cuadrillas y del personal de la plaza de toros.

El primer acto, conocido como «tercio de varas», es cuando el matador torea con el capote y el toro recibe una serie de puyazos en el bulto que tiene en el lomo llamado «morrillo»; esto con el fin de dosificar al toro y facilitar la labor del torero a la hora torear e intentar la estocada al corazón.

El segundo acto se denomina «tercio de baderillas» y es cuando el banderillero clava sobre el lomo del toro unos adornos con un arpón en la punta llamados banderillas o rehiletes. El toro empieza a sangrar por las heridas y pierde mucha de su fuerza.

El tercer e último acto se conoce como «tercio de muerte», y es precisamente cuando el torero pone todo su empeño en asesinar al toro. El matador realiza faenas con la capa y una muleta y posteriormente le da muerte al toro con una estocada directa al corazón. Si la espada atraviesa directamente el corazón del toro, este caerá al suelo en pocos segundos agonizando, y el torero recibe una lluvia de rosas y aplausos del público. Antes de que el toro halla fallecido, el torero corta las oreas y el rabo del toro; a veces, el animal aún está vivo cuando se hace esta suerte de cábala final.

Varios países y ciudades de todo el mundo han prohibido la tauromaquia:

En España, Cataluña e Islas Canarias son dos de las principales ciudades prohibieron estas prácticas, aunque a la fecha unos 80 municipios no las permiten.

En Colombia, 40% de los municipios han logrado prohibir los espectáculos públicos de toros.

En Francia, Mouans-Sartoux, Montignac, Bully-les-mines y Joucou (Aude) han sido proclamadas «ciudades antitaurinas».

En Perú, una reciente ley que penaliza el maltrato y sacrificio de animales prohibió las corridas de toros.

En Costa Rica, aunque se realizan corridas de toros en distintos festejos locales, herir o matar al toro está prohibido.

En Portugal, la tauromaquia está prohibida en la ciudad de Castelo desde 2009.

 

 

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