Crisis

La BBC se tambalea, entre el escándalo sexual y la «calamitosa gestión editorial»

La BBC, modelo ejemplar e institución tan venerada como la monarquía británica, atraviesa una de las peores crisis de su existencia tras la dimisión de su director general, que tendrá que dar explicaciones sobre su calamitosa gestión editorial por un doble escándalo de abusos de menores.

George Entwistle

George Entwistle, de 50 años, dimitió el sábado por la noche tras un mandato de una brevedad sin precedente: 54 días vividos como una pesadilla al frente del primer grupo audiovisual público del mundo.

Una audiencia poco convincente ante una comisión parlamentaria le debilitó a finales de octubre. El golpe de gracia vino a raíz de una entrevista con un periodista de la casa, de Radio 4, el sábado. Su actuación vacilante terminó por dar una imagen de un dirigente sin ninguna influencia real en el curso de los acontecimientos, hasta el punto de ser apodado en la cadena «George Sin Curiosidad».

El director general fue culpado del doble fiasco de Newsnight, programa estrella que simboliza el periodismo de investigación en la BBC.

En el primer caso, Newsnight es sospechoso de haberse autocensurado al pasar por alto a principios de otoño un tema que incriminaba a Jimmy Savile, presentador estrella de la BBC entre los años 60-80. A Savile, un excéntrico niño mimado de la nación al que la Reina había otorgado el título de noble por su actividad caritativa, se le acusa de más de 300 abusos sexuales a menores.

Fallecido en 2011 a los 84 años, Savile suscita ahora tal repulsión que su familia ha hecho destruir la estela con el epitafio: «Fue bueno mientras duró».

En el segundo caso, Newsnight pecó de precipitación, al acusar erróneamente de pederasta a Lord McAlpine, mandarín conservador de los años 70, basado en el testimonio de una supuesta «víctima» que se retractó después. La BBC se abstuvo de citar el nombre, que corrió como la pólvora en internet, lo que llevó al primer ministro David Cameron a denunciar el clima de «caza de brujas».

Entwistle reconoció que el «reportaje de Newsnight era inaceptable desde el punto de vista editorial». Tim Davie, director de radios y orquestas de la BBC, que sustituye interinamente a Entwistle, iba a recibir este domingo un informe sobre estos excesos que podrían abocar en sanciones disciplinarias.

Sin esperar, Chris Patten, el presidente de la Fundación de la BBC, organismo regulador, lanzó este domingo una necesaria contraofensiva pues el grupo vive del dinero del contribuyente.

«Nuestra credibilidad depende de nuestra capacidad para decir la verdad», dijo Patten en una entrevista a la cadena.

«Si lo que me pregunta es que si la BBC necesita una reforma estructural profunda, la respuesta es absolutamente sí. Y es lo que tendremos que hacer», dijo Patten, que fue el último gobernador de la ex colonia británica de Hong Kong, y quien también está en el ojo de mira.

El tono de la prensa dominical ha confirmado el tamaño de los daños. El Mail on Sunday habló de «un baño de sangre en la BBC». El Sun tituló «Bye bye, cretino», mientras que Jonathan Dimbleby, uno de los periodistas más respetados de la BBC, habló en The Observer de «un navío a la deriva que se dirige a los arrecifes».

Esta crisis se produce en un contexto particularmente difícil para el grupo audiovisual, que sufre fuertes recortes en nombre de la austeridad. Responsables políticos y la prensa denuncian los salarios «exorbitantes» del algunos directores y presentadores estrella.

Asimismo, esta tormenta en la BBC amplía el profundo malestar de una prensa británica ya en el banquillo de los acusados por el escándalo de escuchas telefónicas realizadas por los tabloides.

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