Pappo: “Cómo no me voy acordar, si vivo acá…”

Por: Varo (Álvaro) Coll. Productor de La Renga, locutor, conductor de radio y televisión y baterista de Ácido.

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Publicado en: Sólo Rock Uruguay.

…el dicho que con el ejercicio la mente se acostumbra es cierto, hace tiempo no lo hacía. Me encanta escribir, siempre me gustó, e hice hasta un Curso de Periodismo cuando la carrera no existía. Llegué a publicar a modo de free lance en La Mañana, Últimas Noticias y El País. Artículos sueltos. Mis primeras notas fueron increíblemente a enormes artistas. Ruben Rada, el flaco Spinetta, Pappo, Pedro y Pablo, Osvaldo Fattoruso, Javier Martínez, Artigas Silvestro de Siddhartha y alguno que se me olvida (hasta al Director del Centro Krishna en Uruguay, pero eso son $ 20 aparte… porque lo que hicimos con algunos amigos luego por ahí fue divertidísimo…). Todo esto era una bocha para un adolescente que recién empezaba y en los momentos en que lo hacía. Hasta crítico de cine fui de una película horrible. Encargo hecho por el gran Rodríguez Stratta. Hace años que no lo hago y por eso mi demora en entregar “algo” que más o menos me convenciera a mí y tuviese realmente ganas de escribir. Están pasando muchas cosas y desde acá prefiero la neutralidad, tal vez en algún en un momento… al principio tenés mil temas y luego todos terminan en la papelera. Tengo algunas buenas anécdotas y es lo que voy hacer. No tengo ganas de polemizar. Ni bandas, ni festivales, ni artistas prendidos a la teta del Estado, si esto o lo otro. Creo que lo mejor será que lo primero que escriba sea sobre Pappo. Después veré si esta columna será dedicada solo al Carpo, o depende como me cambie el viento. Como te digo una cosa…

…en los diarios y algún pasacalle anunciaban la llegada de un nuevo grupo desde Argentina liderado por un ya conocido en Uruguay. Norberto Napolitano. Pappo. “Adiós Pappos Blues – Bienvenido Riff”. Año ’81. Bien para marcar la diferencia (como decir “no queremos hippies, queremos una nueva generación”) que era justamente lo que se venía en los años finales de la dictadura y con nuevos estilos, entre ellos el Heavy Metal donde Riff sería la banda pionera en ese país. Pappo junto a Vitico y Michel tenían muy en claro lo que querían hacer, y la mezcla final de los 4 es detonadora. Habían estado viviendo sus experiencias, viendo esas nuevas tendencias que ya estaban en Europa y EE.UU., el carpo alucinado con Black Sabbath y Motörhead (del cual incluso pudo ser parte cuando recién se estaban armando) en fin, esto no es solo Pappo, esto es una propuesta nueva, fresca, dura. Habían tenido una experiencia con un vocalista que no duró dos toques, aunque sobre el final de la carrera de la banda, estuviese presente nuevamente en sus filas en la parte de coros. Gran tipo Juan García Haynes.

En lo particular aclaro que me refiero a Pappo o Carpo o a Norberto Aníbal Napolitano como alguien que a nivel mundial, sino hubiese sido sudaca, hubiese brillado a la par de los más grandes. Durante su carrera llegó a tocar con artistas de primer nivel mundial, y el enorme B.B. cuando lo escuchó lo puso bajo su ala y se lo llevó un día a Nueva York a tocar con él y con otros, todos de primera categoría. Al Madison Square Garden, nada más ni nada menos. Él se refirió a Pappo como uno de los mejores guitarristas que ha escuchado y que sin duda estaba entre los principales del mundo. Cuando en su propio país la mayoría de las veces era visto como un bardo que cantaba mal, componía boludeces y tocaba como el ojete. Luego la muerte se encargaría de que muchos lo conocieran y reconocieran su obra. Calles, estrellas, esquinas, paradas, día dedicado al guitarrista justamente en su cumpleaños y bla bla bla. Una historia típica que no se merecía. En vida se merecía de verdad otro tipo de reconocimiento a nivel musical, y a nivel de tenerle tanto respeto como le tienen a Charly o en su momento a Ceratti o Spinetta o Fito Páez. Porque con el Carpo han hecho eso en vida. Pocos, tal vez La Renga sea la banda que más lo honró a todo nivel. A invitarlo a tocar en Estadios que por sí solo increíblemente no llenaba, o justamente con ellos tocar y grabar el tema “Hey Hey My My”. Algo que luego quedaría como un himno y recuerdo hacia Pappo. Eso es reconocer en vida. De un artista al otro, al menos.

Pappo, Carpo, Napo, el loco o Norberto fue el tipo que le puso música a mi vida junto con otros tantos. Pero él fue el espejo más claro. Tal vez porque lo entendía, tal vez porque cantaba situaciones que le podían pasar a cualquiera que viviésemos tanto en Argentina o Uruguay. Él fue EL BLUES, EL ROCK Y EL HEAVY de habla hispana.

El lugar no era el mejor: El Palacio Peñarol. En ese momento yo tenía un programa de radio en CX 42 llamado COFRE ROCK, y con un carné de prensa hecho por mí (en esa época se respetaba más a la prensa y no habían estrictos controles). Entré a la prueba. Me paro un rato en la consola y escucho a un técnico decir “tenemos 5 o más segundos de retorno” y el vacío apestaba. Le pegaba al tambor y llegaba un rato después. Nunca había sentido esa sensación y ver como un sonidista lucha contra eso.

“Sentados” (junto con el Pez -luego bajista de Cross- y Charlie -luego contador de Agadu-) en primera fila y grabando el show. La banda nos arrollaba tema tras tema. Nunca habíamos visto algo igual. Cuando terminaron le dije al Pez “yo quiero una banda así” (con el Pez y el amigo Charlie teníamos un trío, Ovejas Negras). El show no se llenó, lo cual también era obvio, y no terminó de sonar nunca bien, lo cual era más obvio aún. Lo que pocos o ningún asistente quizás haya sabido es que el que tocó la segunda no fue el Boff de la banda sino el Conejo Jolivet (otro joven ascendente en esa época con su banda Dulces 16). Hicieron temas como era igual esperado de Pappos Blues y presentaron algunos de Riff y su reciente y primer disco, Ruedas de Metal. Al terminar subimos al escenario y los tipos eran unos personajes. Michel Peyronel era sacado de otro planeta. Nada de eso se veía por estas tierras… Les hago una pequeña nota a cada uno, luego fotos (cosas que no sé por dónde andan, aunque sí encontré el concierto) y hago amistad con un enorme tipo que, al día de hoy y 40 años después, es un grosso que trabaja en España y sigue moviendo shows, bandas, etc.: Mundy Epifanio.

Al día siguiente del show y caminando por 18 con Mundy, Pappo, Vitico y no recuerdo si con algún amigo mío o algún asistente de ellos, me preguntaban porqué fue tan poca gente. Nos cruzamos con este gran famoso personaje “el Cyber” y fue el único que lo reconoció en la caminata y a la media cuadra le gritó “Pappoooo”, y todos le decíamos que no era… Les expliqué que acá no había muchos shows, que tal vez la manera de difusión no fue la correcta, ya que no había afiches ni cosas así. Lo auspiciaba Fiesta Lights. Pappo tuvo que usar una camiseta pero se cerró la campera hasta la pera (también tengo foto extraviada en el álbum de las fotos extraviadas).

Finalmente ese domingo terminamos en el Luxor, viendo una porno. Se sentaron adelante Pappo y Vitico y tal vez Michel (que bien que vengo con el alemán) y unas filas más atrás Mundy, yo y creo que alguien más. Las risas de Vitico durante toda la película arrasaban con el silencio de la sala y del tipo de concurrencia a ESE cine y justo un domingo. Les cagó la inspiración a todos los presentes.

Y llegó el día… voy finalmente a Buenos Aires, llamo a Mundy (que incluso me atendió la mamá y me confundió la voz con un actor humorista y cantante argentino de la época, llamado Rolo Puente, lo cual me llevó obviamente a aclararle que no era esa persona). Me cito con él en su oficina y ahí sí veo un poster de RIFF mezclado con otros que no tenían mucho que ver; pero el tipo era una máquina, sabía lo que era RIFF y lo que valía como artista apareciendo así y en esos momentos, precisamente. Un detalle: me acuerdo que una vez veo como el loco agita a la gente desde atrás de la banda y lo que él mismo transmitía y el público respondía. Luego me cuenta que cada tanta gente, el metía conocidos a aplaudir y a armar kilombo, para que el efecto rebote y dispersos por diferentes partes del lugar, terminaría en que todos aplaudieran a la banda… me pareció genial (no creo que haya descubierto la pólvora al hacer eso, pero sentía que en las charlas con él aprendías cosas). Así es Mundy… me pasa el fono del carpo para que directamente lo llame y bueno, recuerdo esos momentos donde pensaba “¿cómo arranco la conversa con este loco?”. Finalmente llamé y me atendió la mamá y me pasa con Pappo. Cuando lo escuché quedé medio olvidando lo pensado, le recordé quién era, que el número me lo pasó Mundy y si le podía hacer una nota. Con terrible buena onda me dijo. “Venite” y yo patiné y le encajé “¿me podés pasar la dirección, si es que te acordás?”… para qué… del otro lado una risa del averno me dice: “cómo no me voy acordar si vivo acá”. Ahí combinamos y rumbo a su barrio de La Paternal, a la famosa casa de la calle Artigas donde vivió casi toda su vida. La casa de los viejos.

Llego a la hora convenida, me abre la puerta su mamá y me quedo en el comedor charlando con Carlos (Carla, como le decía el carpo a su padre). Yo mientras miro todo y lo único que distingo es un cuadro mediano con la foto de él de su época de Pappos Blues. Nada más. Luego al entrar a su cuarto junto a él para ir a buscar el disco que le habían dado del sello discográfico del recién salido Macadam, veo ahí sí un cuarto de rockero adolescente con mucho de lo que era su personalidad. Recuerdo a Albert King y a Jimmy Hendrix “entre los ojos de sus héroes que lo miran desde la pared” (Baron Rojo), esos que todos tenemos.

Su padre mientras me cuenta anécdotas y me va introduciendo un poco a quién iba a entrevistar. Me cuenta una que realmente es buenísima. Pappo era muy amigo del flaco Spinetta, a quien con un poco de humor y un poco de coincidencias y sarcasmo, decía que Spinetta le robaba los tríos. Cae un día a la casa de Pappo -siguiendo con el relato del padre-, un día de lluvia, con un saco largo negro y descalzo y pregunta “¿Pappo está?” y “el Carla” le dice que no; se da vuelta y se va. Lo interesante es que el Flaco abajo de ese saco negro largo… estaba en bolas. Y así bajo la lluvia, se perdió.

Entre una cosa y otra llega Pappo y ahí nuevamente se podría decir que volví a la realidad. Venía contento, había vendido su Marshall viejo al mismo precio de lo que salía uno nuevo, recuerdo la cifra 1.000 dólares. ¿Qué loco no?, quién no hubiese comprado ese equipo a cambio de uno nuevo… Antes justo de empezar la nota cayó “el afortunado” que lo había comprado y se llevaba el equipo de Pappo.

Hacemos la nota en la cocina, y con los años aprendí que para los tanos la cocina es EL LUGAR, y me dio a ver a la distancia que el mono me había recibido con todos los honores (tengo el kct de la nota por ahí), nos sacamos unas fotos y me dice “aguantá un cacho que ahora viene un amigo”. A los minutos tocan timbre y con la voz sin verlo quedé con las antenas paradas, y cuando llegó adonde estábamos, me quería morir… el enorme Javier Martínez (batero – voz y compositor de Manal) los primeros en hacer blues en español. Y ahí mismo encajé otra nota mientras Pappo le contaba “lo bien que la había pasado la noche anterior con 2 gallegas, bajo la ducha y escuchando unas cumbias”… (en una situación así… ¿a quién le importa la música?)

Ya para irme llega otro histórico… Miguelito Fender. Asistente directo de toda la vida del Flaco Spinetta. Aún busco la foto con estas tres figuras. Antes de irme Pappo me dice “¿no querés venir?, voy a zapar con una banda… Chevrolet (donde tocaba un muy joven y tal vez único alumno del Carpo, el enorme Botafogo). Le agradecí y le dije que tenía que dar unas vueltas. Me pareció que sería mucho abusar y además yo tenía que comprarme unos platos (mis primeros platos) en una Argentina que por el cambio nos hiperconvenía, y allí fui y me pegué unos Paiste 2002 para el hit hat que brillaban… eran hermosos, el día venía bárbaro.

Previo a todo esto, en la charla con Mundy Epifanio para combinar la nota con Pappo, el mismo me invita a una gira que tenían con RIFF al otro día. Eran 3 o 4 fechas, recuerdo sólo Mar del Plata, ya que cuando me invitó me importaba un pomo adonde íbamos a ir. Sólo tenía que estar en una esquina que hoy no recuerdo cuál, a las 9 de la mañana porque pasaría el ómnibus de la banda.

Compro mis platos y camino abrazado a ellos. 50 dólares, una ganga. Ya eran las 9 de la noche y se me ocurre para terminar y luego comenzar un excelente día, ir a un cabaret de la zona más o menos cerca del Luna Park. Me caminé todo, me lastré una napolitana en el Mundo de la Papa Frita ahí en el obelisco, famoso… y a eso de las 11 estaba en el lugar que más me convencía luego de recorrer algunos. Luces de neón y chica invitando a entrar con escalera hacia abajo (nunca me gustan) donde todo lucía con cierta tranquilidad y normalidad, hasta que a eso de las 2 ó 3 de la mañana caen unos marineros polacos, otros chinos y la atmósfera empieza a cambiar, y yo aún con los platos abrazados decido que es hora de irme. Pensaba quedarme ahí hasta las 6 ó 7 de la mañana, desayunar algo, para luego seguir de largo arrancando con la gira. Eso nunca sucedió.

Faltaban unas horas y con las bolas por el piso de andar con los platos, me voy a lo de mi tía donde estaba parando, en Almagro. Entra a pintar sueño, me siento en un sillón pensando “no me voy a dormir” junto a un enorme café y una luz que parecía de interrogatorio y cuando desperté eran las 11 de la mañana. Yo en el sillón, la luz prendida, el café frío… y el gran boludo que se había perdido esa gira con RIFF. Pero ahí no terminaba mi relación con la banda, con Boff tengo una gran amistad y junto con Vitico armamos el trío Los T.V.T. -es una sigla, por supuesto, con un significado como debe ser-. Con Michel estoy en contacto a veces, y mucho menos se terminaría con Pappo; vendrían otras visitas, otros encuentros, otras historias… Ahí recién recién empezaba…

Pd: ¿Qué me pudo haber pasado?. Primer consejo de periodista: “ponerle pilas nuevas al grabador”. Cuando voy a escuchar las notas que con tanto orgullo había hecho, la voz de Pappo parecía la de Nito Mestre (o ni lo muestres, al decir del Carpo…) me quería cortar las pelotas. Por suerte el querido y gran Yizmejián, dueño de la radio 42, y haciendo magia por aquellas épocas, lo pudo sacar al aire semi decentemente, pero pasó bien. Hoy en día está todo en proceso de digitalización.

A esa radio llegamos con mis amigos luego de recorrer todo el dial. Recuerdo que íbamos radio por radio diciendo “queremos hacer un programa de rock”. Comenzamos con CX 4 y casi terminamos cayéndonos del dial. Habíamos pasado por 15 radios y todas eran un NO. Nos quedaba ésta y tres más para que el proyecto se cayera, y acá comenzamos y con dos avisadores. El eterno Astro de los Discos y una zapatería que increíblemente el otro día pasé y sus puertas siguen abiertas.

Varo Coll (la opinión de Don Nadie)

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