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Economista Vaillant: restricciones del Mercosur, que impide que Uruguay negocie con terceros países, afectan la soberanía

Para Vaillant, las restricciones impuestas que impiden que Uruguay negocie acuerdos comerciales con terceros países, es un ataque a la soberanía del país. Entrevista de LA RED21 a Marcel Vaillant Doctor en Economía, Profesor de Comercio Internacional de UDELAR.


¿Una primera reflexión sobre los 30 años del MERCOSUR?

 

No son 30 años fáciles, desde hace mucho el MERCOSUR viene en un proceso complicado, a este año se le suma la Pandemia, que no es una situación normal, es única en la vida de cada uno y también de los países y del acuerdo. A diez años del MERCOSUR me encontraba en Asunción Paraguay frente a los presidentes, estábamos presentando la creación de una red de investigadores del MERCOSUR  y en esa época había una gran expectativa de lo que significaba el acuerdo, era el año 2001. A los 20 años escribimos un libro, ya no hubo una reunión a ese nivel y ahora, 30 años después, algunos investigadores nos reunimos por Zoom. Hicimos una reflexión un poco “tanguera”“nostálgica”, de lo que pretendimos hacer y lo que realmente se construyó. Es una época de construir y para eso hay que ajustar lo que hay, a lo que efectivamente es. Ese es el desafío del futuro.

Los tiempos y las estructuras del MERCOSUR dependen principalmente de Brasil y en parte de Argentina. Uruguay es seguidor en el bloque.

¿El derrotero de la negociación de cada país para obtener vacunas, explica la desunión del MERCOSUR?

Si bien es un hecho puntual, revela el nivel de maduración del proceso de integración regional. En realidad no es muy distinto de lo que ha ocurrido en estos 30 años. En términos de integración regional, Brasil va a importar trigo del resto del mundo y baja los aranceles de manera unilateral, Argentina desde tiempos “inmemoriales” aplica impuestos a las exportaciones y aplica licencias a las importaciones, en el comercio interregional. Si hacemos una lista de actitudes no cooperativas, lo de la vacuna queda en el puesto número 20. Incluso lo que se hizo en relación con la compra de vacunas es justificable y razonable. Europa que es el paradigma del modelo de integración en el mundo, ha tenido problemas de coordinación, precisamente por buscar un mecanismo coordinado y único para el bloque. No es un tema sencillo porque hay un “cuello de botella” de manufactura industrial y logístico. La experiencia sirve para ilustrar como se resolvió el problema para una economía pequeña como la uruguaya. Hay dos planos, una reflexión en el seno del MERCOSUR en general, que Uruguay no podrá resolver, los tiempos y las estructuras del MERCOSUR dependen principalmente de Brasil y en parte de Argentina. Uruguay es seguidor en el bloque. El tema de la vacuna, Uruguay lo resolvió con China, con el mecanismo multilateral (COVAX) y con PFIZER. Lo resolvió con un “menú” de soluciones distintas que entiendo es una metáfora de lo que tenemos que hacer en materia de inserción internacional.

Volviendo a tu metáfora de cómo Uruguay negoció el porfolio de vacunas y como se debe actuar de forma similar en la negociación del MERCOSUR.

Al MERCOSUR hay que sincerarlo. Uruguay solo no lo puede hacer, lo puede hacer Brasil, Argentina y nosotros podemos acompañar.

Uruguay como país pequeño resolvió el tema: Vacunas, con una posición multilateral, como cualquier país pequeño debe defender todos los sistemas multilaterales. En este caso, no funcionó del todo bien, aunque finalmente esta semana llegaron las vacunas a través del  mecanismo COVAX, Uruguay también negoció con otro de los Hub más relevantes, el mundo ha cambiado de eje y sigue cambiando hacia el este y el sudeste asiático, así recibimos la vacuna SINOVAC procedente de China, luego negoció con Pfizer, que es un consorcio europeo y de EEUU. Tan importante como el MERCOSUR es el proceso de integración regional. Tenemos que ser precisos, una cosa es el Tratado de Asunción, Acuerdo de complementación Nº 18, que es un acuerdo para crear un mercado común y una unión aduanera. Eso no lo hicimos desde ningún punto de vista, pero sí se han hecho muchas cosas, algunas por dentro y otras por fuera del acuerdo. La integración regional es un proceso ineludible, somos un bloque natural, en tanto bloque natural tenemos muchos asuntos para resolver en conjunto. Algunos están dentro del MERCOSUR y otros no lo están. El  principal comercio del MERCOSUR es automotriz y está por fuera del MERCOSUR. Una de las corrientes más dinámicas que ha tenido Paraguay con Brasil es la maquila y las exportaciones de autopartes y lo han hecho por fuera del MERCOSUR. Estamos llenos de regímenes especiales de comercio que no están contemplados dentro de la regulación MERCOSUR. Para poner dos ejemplos: Zona Franca de Manaos (Brasil)  y Zona Franca de Tierra del Fuego (Argentina) por allí transcurre comercio por fuera del MERCOSUR. Agreguemos los regímenes especiales. Nada de todo esto es Tratado de Asunción. Los controles integrados de frontera, el desarrollo de la Hidrovía, y las infraestructuras carretera y energética. Todas tienen que ver con la integración regional, y no se puede hacer con otros, que no sean nuestros vecinos. Es una agenda densa e importante que tenemos que intensificar. Al MERCOSUR hay que sincerarlo. Uruguay solo no lo puede hacer, lo puede hacer Brasil, Argentina y nosotros podemos acompañar. Uruguay no puede cambiar a todo el bloque, y las razones por las cuales no cambian son otras y no son nuestras, tenemos que tener un camino propio.

La cumbre se puede calificar de “rara o bizarra” por las condiciones en las que ocurrió. Fue una semana compleja por la situación de la Pandemia en cada uno de los países. El foco quedó en la palabra “lastre” que no es central. Lo que tenemos que apelar, es a la buena voluntad reciproca entre los países, para entenderse en sus diferencias y en sus circunstancias.

En el “cruce” entre el Presidente Lacalle Pou y el mandatario argentino Alberto Fernández, donde el primero reclamó que el MERCOSUR no fuera un “lastre” y reclamó flexibilidad para hacer acuerdos con terceros países, a la vez Argentina reclama que Uruguay especifique por escrito su planteo ¿En qué consiste tal flexibilidad? ¿Qué es lo que más le conviene a Uruguay?

La cumbre se puede calificar de “rara o bizarra” por las condiciones en las que ocurrió. Fue una semana compleja por la situación de la Pandemia en cada uno de los países. El foco quedó en la palabra “lastre” que no es central. Lo que tenemos que apelar, es a la buena voluntad recíproca entre los países, para entenderse en sus diferencias y en sus circunstancias. Más que nada en estas circunstancias particularísimas, el camino viene por ahí. Entiendo razonable que Uruguay comprenda a Argentina, en su objetivo de restablecer los equilibrios macroeconómicos. Los temas comerciales, de reformas comerciales y de apertura, difícilmente estén en su agenda con las dificultades que hoy tiene. Por otra parte, Brasil está en una situación complicada como para tomar grandes cambios, está en una situación de inestabilidad política profunda y grave. Uruguay es una economía pequeña, que quiere salir de la Pandemia con algún impulso, sin hacer grandes cambios, tomando caminos que el MERCOSUR ya ha usado, no es nada nuevo. Se habla de flexibilidad, pero el MERCOSUR no ha hecho otra cosa que flexibilizar, los acuerdos comunes son con Chile y Bolivia, el resto de los acuerdos son sobre bases bilaterales. El MERCOSUR se puede sentar a negociar como hacen todos los bloques multilaterales, salvo la Unión Europea, negocian bilateralmente porque no tienen una política comercial común, y no puede tenerla porque los intereses en materia comercial son distintos. Porque tener una política comercial común implica una supranacionalidad que el MERCOSUR no tiene, ni tendrá porque Brasil no está dispuesto, ni estuvo, ni lo estará de ceder “un microgramo” de soberanía en relación a la negociación con terceros. Tenemos los pasos integrados de frontera, el de Fray Bentos con Argentina lo tiene Uruguay, con Brasil tenemos un acuerdo, el paso de frontera del Chuy le correspondería a Uruguay, sin embargo, jamás se puso completar este acuerdo. Este es el mundo en que estamos. El problema es estructural, a eso hay que sumar que Argentina y Brasil tienen estructuras económicas  proteccionistas más allá de quién gobierne. Son estructuras duras y difíciles de remover. Este es el motivo que está detrás del funcionamiento del MERCOSUR.

Hay muchas cosas que no se dicen. Para salir a buscar acuerdos (con terceros), tenemos que tener la libertad de poder hacerlos. Hay tres planos: la interna de Uruguay, la del MERCOSUR, la armonía que tengamos con nuestros vecinos y la voluntad de un tercero que quiera hacer un acuerdo con nosotros.

 

¿Qué acuerdo se frustró para Uruguay por el proteccionismo de Argentina y de Brasil?

Hay muchas cosas que no se dicen. Para salir a buscar acuerdos (con terceros), tenemos que tener la libertad de poder hacerlos. Hay tres planos: la interna de Uruguay, la del MERCOSUR, la armonía que tengamos con nuestros vecinos y la voluntad de un tercero que quiera hacer un acuerdo con nosotros. Un “tercero” querrá hacer un acuerdo con nosotros, cuando el segundo nivel esté armónico y resuelto. Nadie quiere un acuerdo con una economía pequeña como la uruguaya si luego se somete a una represalia de Brasil o Argentina. Hay que resolver los tres planos en armonía y al mismo tiempo. Uruguay ha tenido muchas mesas de negociación bilaterales, no públicas y ha enfrentado esta dificultad, nosotros no podemos normalizar esta restricción, porque es un ataque a la soberanía de nuestro país. A ningún país se lo ocurre hacerlo, quizás Rusia con los ex países de la Unión Soviética, es el único lugar del planeta donde ocurre ese condicionamiento, Estados Unidos con todo lo que podamos decir de su política internacional, jamás le impuso a México, este tipo de restricciones como las que sufre Uruguay. Por dar ejemplos recientes, nosotros podríamos tener el acuerdo con la Unión Europea vigente si hubiera tenido el formato que necesitábamos, ahí estuvo la “trampa europea”, los europeos son parte responsable de la situación. Se “empecinaron” en algo que es imposible, que fue negociar en bloque con el MERCOSUR. Este formato no lo usaron en ningún otro lado, pero lo usaron de manera “perversa” para deteriorar el poder de negociación del MERCOSUR. Escondieron detrás de esa fórmula y ese  diseño, los intereses proteccionistas europeos, que son los que están trabando el acuerdo. No es el tema del medioambiente, eso es una mentira, Europa tiene más condiciones para condicionar a los países del MERCOSUR con el acuerdo, que sin el acuerdo. Uruguay podría tener acuerdo con Suiza, con Noruega, con Islandia, con Corea, podría pedir acceso al TPP (Transpacífico de Cooperación Económica) incluso podría tener un acuerdo con China, pero sería poco amistoso con Brasil y Argentina, que no quieren que eso ocurra. 

¿Es posible un acuerdo con China por fuera del MERCOSUR?

En el MERCOSUR se puede, la cuestión es la voluntad política recíproca en el bloque, y eso es lo relevante, entenderse en las particularidades y en las diferencias y aceptarlas. Uruguay pidió una autorización cuando negoció con México, de hecho tenemos un Acuerdo de Libre Comercio con México y lo hizo luego de la “32/00”, es decir sí se pudo hacer. Los acuerdos del MERCOSUR con Perú, Israel, Colombia son acuerdos bilaterales. No decimos nada nuevo, lo que tenemos que tratar es que los países de la región entiendan que la apertura de Uruguay no altera su equilibrio de protección, porque nuestro mercado es insignificante. Uruguay debe gradualmente ir pidiendo la autorización y al mismo tiempo ese mecanismo le va a servir a Argentina y Brasil. Porque Argentina y Brasil están en una trampa de la que no pueden salir. El lema del “desarrollismo  argentino” “la hacemos con lo nuestro” de Aldo Ferrer (1927 – 2016 economista argentino) está muerto. Hace poco un diputado argentino decía: “lo hacemos con lo nuestro morimos con lo puesto”. El modelo de sustitución de importaciones fue un fracaso, y Argentina y Brasil lo saben, sobre todo los brasileños, ya no solo el gobierno de Jair Bolsonaro, porque va más allá de los gobiernos, hay una amplio consenso en Brasil respecto que lo más problemático para su crecimiento es el ritmo del crecimiento de la productividad económica del país. Que es el motor del crecimiento de cualquier economía, y eso tiene que ver con lo cerrada que es la economía brasileña. Es el modelo de economía emergente más cerrado del planeta. El arancel externo común en una época fue una apertura, a principio de los años 90, pero el mundo siguió cambiando, pasaron 30 años. Y acá no ocurrió nada más.

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