el impacto de la carne

La producción de la carne es uno de los mayores contaminantes del mundo

Cada alimento que comemos, según su origen y sistema de producción, emite más o menos gases de efecto invernadero. Los impactos de la industria de la carne han estado en discusión por décadas, y los números son cada vez más claros.

Foto: UNsplash / Iñigo De la Maza
Foto: UNsplash / Iñigo De la Maza

Los alimentos que comemos son responsables de nada menos que un tercio de los gases de efecto invernadero globales, que potencian el calentamiento global, según dos estudios publicados en 2021.

“Cuando la gente habla de sistemas alimentarios, siempre piensa en la vaca en el campo”, dice el estadístico Francesco Tubiello, autor principal de uno de los informes , que apareció en Environmental Research Letters de junio pasado.

La creciente evidencia dice que las vacas son una fuente importante de metano que, al igual que otros gases de efecto invernadero, atrapan el calor en la atmósfera y no lo dejan salir al espacio, provocando que el planeta se caliente. Pero el metano, el dióxido de carbono y otros gases que calientan el planeta se liberan de varias otras fuentes a lo largo de la cadena de producción de alimentos.

Pero no solamente la carne impacta: la agricultura industrial extensiva y de mono cultivos tiene fuerte impacto, al igual que la carne, por lo que cada vez más organizaciones ambientalistas recomiendan la siembra rotativa o combinada de diversas plantaciones.

Tubiello y su equipo además concluyeron que toda la cadena de producción de todos los alimentos del mundo sumados, desde la siembra hasta la disposición final de los desechos, pueden emitir entre el 20% y el 33% de los gases.

Para frenar el cambio climático, los alimentos que comemos merecen mayor atención, al igual que la quema de combustibles fósiles, dice Amos Tai, científico ambiental de la Universidad China de Hong Kong.

Los países más emisores son potencias mundiales en donde la carne forma parte importante de las dietas. Estos son, en orden, China, Brasil, Estados Unidos, India, Indonesia y la Unión Europea. Las inmensas poblaciones de China e India ayudan a impulsar sus altas cifras. Brasil e Indonesia están en la lista porque se han talado grandes extensiones de sus selvas tropicales para dejar espacio para la agricultura. Cuando esos árboles caen, grandes cantidades de carbono se liberan en la atmósfera. Por su parte, Estados Unidos y la Unión Europea están en la lista debido a sus altos consumos de productos cárnicos.

La potencia norteamericana mencionada tiene otro problema: más de un tercio de los alimentos producidos nunca se comen y terminan en el basurero, lo que significa que toda su huella de carbono se generó para nada.

El consumo de carne incrementa las emisiones

Los productos animales siempre están en el centro de la discusión, y no es para menos: la industria de las carnes de origen animal usa más tierra, agua y recursos en general que cualquier sistema de agricultura vegetal, y la mayoría de granos y semillas que se cosechan en el mundo se usan para alimentar a estos ganados.

Adicionalmente, la carne aporta menos calorías que los vegetales. Si comemos 100 calorías de cereales, como maíz o soja, obtenemos esas 100 calorías”, explica Amos Tai. Toda la energía de la comida se entrega directamente a la persona que la come. Pero si las 100 calorías de grano se dan de comer a una vaca o un cerdo, cuando el animal es sacrificado y procesado como alimento, solo un 10% de la energía de esas 100 calorías de grano va a la persona que come el animal, añade.

El ganado global, por sí solo, es responsable de uno tercio de las emisiones globales de metano, según un informe de la ONU de 2021.

Nuevas dietas, más conscientes con el impacto ambiental, sugieren que las personas se vuelquen a ingerir más proteínas de origen vegetal y menos de origen animal. En inglés se ha estado acuñando el término plant-forward (que aún no tien traducción), que no necesariamente es encaminarse hacia el veganismo totalmente: sugiere que los consumidores deben reducir la ingesta de carne y aumentar la proporción de vegetales en sus platos.

Los países cuyas dietas son más ricas en carne liberan más CO2 per cápita que otros: para poner un ejemplo, mientras que en Uruguay producir la dieta de una persona libera 2.667 kilos de gases al año, y en Estados Unidos 2.058 kilos, en México es de apenas 1.220 kilos y en Perú de 1.071 kilos.

Dejar de comer carne un día a la semana reduce esa cifra a unos 1.600 kilogramos de CO2 por año, por persona. Ser vegano, una dieta sin carne, lácteos u otros productos animales, lo reduce en un 87%a menos de 300. Ser incluso dos tercios vegano ofrece una caída considerable a 740 kilogramos de CO2.

 

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje