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Se notó una drástica reducción del consumo de carne en el mundo

Durante las últimas seis décadas, el consumo de proteínas animales ha aumentado de forma exponencial, pero esa tendencia ya se estaba revertiendo desde antes de la pandemia.

Foto con fines ilustrativos: Pixabay
Foto con fines ilustrativos: Pixabay

La pandemia del coronavirus aparentemente ha llegado a acelerar algo que ya estaba sucediendo: la reducción a nivel global del consumo de carne.

Durante las últimas seis décadas, la ingesta de proteínas de origen animal (carnes y derivados) ha subido constantemente pero esta trayectoria que parecía infinita ha estado cambiando.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FA) estima que la producción de carne se redujo en 2019 y prevé una disminución nuevamente este año. El año pasado fue el único año en que el consumo cayó, siendo 1961 el último ciclo en que se había visto una caída.

La FAO también tiene estudios que han concluido que la cantidad de pastos y praderas permanentes disponibles y aptos para ganado han llegado a su pico máximo global, lo que significa que ya no podemos criar más ganado, a menos que se deforesten más bosques, como sucede en Brasil o en Asia.

Según publica Bloomberg News, se espera una caída del 3% en el consumo de carne per cápita para el cierre de 2020, la mayor caída desde el año 2000. Pero hay mucho más que eso porque las razones no son estrictamente económicas. También hay viraje ideológico en el tema del maltrato animal y el calentamiento global.

Esto último queda en evidencia durante la pandemia del coronavirus ya que, si bien ha tenido un impacto en la economía global, los ciudadanos del mundo no dejaron de comer carne ni siquiera durante la crisis financiera global de 2008.

Impacto de la carne en el planeta

La FAO realiza un seguimiento de la producción de 18 carnes, incluidas las más exóticas como camello, gallina de Guinea y de cazas silvestres, pero solo tres son significativas en volumen mundial: carne de res, cerdo y pollo. La producción mundial de carne en 2018 ascendió a 340 millones de toneladas; 302 millones de eso provinieron de estos tres.

La carne de res es la que está perdiendo más mercado frente al cerdo y el pollo, debido a que los consumidores son cada vez más conscientes del impacto que tiene la ganadería de reses en el medio ambiente: las emisiones de la producción de carne de res son aproximadamente 10 veces más altas que las de la carne de cerdo o de pollo. Las emisiones de carne de vacuno tampoco son solo de la propia granja; también provienen del cambio de uso de la tierra, como la deforestación para hacer pasturas y de los costos de faenado, procesamiento, distribución y almacenamiento.

 

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