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Más evidencia sugiere que los pangolines habrían transmitido el coronavirus de murciélagos a humanos

Los pangolines pueden ser el eslabón perdido de la cadena de transmisión del nuevo coronavirus a humanos.

El pangolín es el único mamífero del mundo con escamas y es la especie más traficada actualmente. Foto: Adam Tusk / Flickr
El pangolín es el único mamífero del mundo con escamas y es la especie más traficada actualmente. Foto: Adam Tusk / Flickr

Desde la aparición del brote en el mercado mayorista de mariscos de Wuhan, en el sur de China, a fines de 2019, COVID-19 ha infectado a más de 1.8 millones de personas y ha matado a 110.800.

Los científicos están en una carrera contrarreloj para estudiar el coronavirus que causa la enfermedad: SARS-CoV-2 , anteriormente llamado 2019-nCoV.

El SARS-CoV-2 es zoonótico, lo que significa que el virus se originó en animales y saltó a los humanos. Un desafío crítico es determinar qué animal transmitió el virus a los humanos.

En este artículo se citará un estudio de los científicos biólogos y bioinformáticos Yang Zhang, Chengxing Zhang y Wei Zheng, desarrollado en el laboratorio Zhang de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, publicado en su página web, replicado por los portales Science Alert y por la publicación periódica de la Sociedad Estadounidense de Química.

Los expertos antes mencionados consideran que, con la información científica verificada disponible, son los pangolines y no las serpientes los vectores más probables que transmitieron el coronavirus de los murciélagos a los humanos.

El estudio del laboratorio Zhang escrudriñó muestras pulmonares de pangolines de Malasia, y se encontró que el coronavirus presenten en sus organismos comparten un 91% de la secuencia genética del COVID-19 que está provocando la pandemia mundial.

La transmisión zoonótica

Desde enero de 2020, el consenso actual entre la comunidad científica es que el SARS-CoV-2 se originó en los murciélagos de herradura. Sin embargo, es poco probable que los murciélagos transmitieran directamente el virus a los humanos en función de lo que la evidencia y la bibliografía científica ha dejado en virus transmitidos a humanos de forma zoonótica anteriormente.

Los científicos, hasta ahora, coinciden en que el virus necesitó de un «huésped intermedio» que, posteriormente, lo traspasó a los humanos.

Para poner un ejemplo, el SARS-CoV, el coronavirus que causó la pandemia del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) de 2003, es un pariente muy cercano del actual COVID-19. También se descubrió que ese virus había provenido de los murciélagos pero necesitó de dos huéspedes intermedios, el camello dromedario, antes de infectar a humanos.

La identidad del huésped intermedio del SARS-CoV-2 es, por lo tanto, un misterio que muchos investigadores esperan resolver, ya que conocer el huésped intermedio es muy útil para prevenir una mayor propagación de la epidemia.

Las investigaciones ya han descartado casi completamente que sean las serpientes el «huésped intermedio». La afirmación inicial de que las serpientes transmitían SARS-CoV-2 se basó en un análisis de la secuencia genética del virus. Un estudio al respecto también fue publicado por la Universidad de Michigan.

 

 

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