Nueva Zelanda declara en emergencia de extinción a su ave heráldica: el kiwi

Para los estudiosos es un ave que de no existir, ni siquiera podría imaginarse. Tiene un plumaje que más parece pelo de cerdo que plumas. Pero la cabeza la tiene con un pelo suave como el de un gato. Tiene las fosas nasales en la punta del pico y con ellas busca y detecta su alimento. No vuela, ni tampoco tiene una carrera muy garbosa. El macho, ni tiene plumas diferenciales ni canto alguno: apenas si es monógamo y se ocupa de cuidar los huevos a los que empolla.

Sin embargo el kiwi, es muy querido en Nueva Zelanda, donde además de identificar a la moneda nacional, los mismos habitantes de las islas, se autodefinen con ese nombre, cuando de ciudadanía deportiva, cultural e incluso vecinal se trata. Pero dentro de este escenario, el problema es que los kiwis están ahora en peligro de extinción y su retroceso superior al 2% acumulativo anual, no cesa.

A los enemigos naturales se sumaron los incorporados

Los técnicos de la asociación “Kiwis for Kiwi”, afirman que de no enfrentarse de lleno ahora el problema, dentro de pocas generaciones no habrá más animales de este tipo en el archipiélago neozelandés.

Cuando estas tierras fueron descubiertas por Occidente, se calcula que había millones de aves: ahora apenas quedan unos 70.000 ejemplares. Y el problema se agudiza en tanto los pichones que son los más afectados, tienen una tasa de supervivencia hasta la edad adulta menor al 10%.

El problema principal es que a los carnívoros que naturalmente hacían presa en estas aves –comadrejas y hurones, mayormente- desde hace décadas la proliferación de perros en Nueva Zelanda, contribuyó al problema. Los canes hacen fácil presa de los kivis, cuya velocidad de carrera es baja, y su capacidad de salto escasa.