Homenaje

Kempo: maestro uruguayo cumple 70 años de dedicación a las artes marciales  

El sábado 9 de octubre pasado se rindió homenaje al maestro uruguayo Ricardo Chávez, 9° Dan de Kempo, arte marcial de origen mogol considerada la más antigua (5000 años) de todas las artes marciales. En la ceremonia los alumnos más avanzados y cinturones negros hicieron diversas demostraciones y luego entregaron un significativo presente a su maestro por sus 70 años de trayectoria en la práctica y enseñanza de este arte tradicional y muy poco conocido en nuestro país y el mundo. Al culminar el acto, Chávez agradeció a sus alumnos y realizó un emotivo discurso que resumimos a continuación.

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El Kempo, según cuenta el maestro uruguayo, se basa en el estudio de los movimientos y pensamiento de 24 animales y fue una herramienta fundamental para el propio Gengis Kan, guerrero y conquistador que unificó las tribus nómadas en el norte de Asia en el siglo XI fundando el primer imperio mogol, considerado el imperio más grande a nivel terrestre en la historia de la humanidad.

“Comencé a los 6 años de edad. Mi primer maestro fue Senzo Tanaka, quien tuvo una destacada actuación en la 1era y en la 2da guerra mundial, infiltrándose en las líneas enemigas y matando a sus líderes en combate mano a mano, por lo que fue perseguido por los Aliados para eliminarlo. Se refugio primero en Argentina y luego en el Uruguay donde mi padre le consiguió trabajo y un lugar donde vivir”, expresó Chávez.

“Luego de mi primera clase en 1951 mi madre me preguntó si me había gustado, a lo que le respondí que me había encantado y que quería hacer eso toda mi vida. Así fue que desde ese día hasta hoy, he estudiado y entrenado con verdadero candor infantil y con la alegría pura de un niño. Cuando estoy en el tatami siento el asombro que podrían tener mis nietos de 3 años, que hoy me acompañan dentro del tatami”.

El maestro 9° dan, continuó explicando a los presentes que “ese asombro se transforma en desafío, donde surge la pasión, viene el frío análisis de la técnica, se hace sensitivo, juegan los dos hemisferios cerebrales y nace el arte”.

“Comparto este arte con mis alumnos sensitivos, con tesón, inteligencia y disciplina, porque ellos han generado el derecho de aprender, puesto que su espíritu es puro, condición fundamental para superar la ansiedad y poder expresar arte” comentó el homenajeado.

Chávez recordó también las verdaderas enseñanzas de sus tres maestros: “Senzo Tanaka, de la Koga Ryu me enseñó el arte de vivir y morir. Choyu Taira, de casta samurai me enseñó que cada práctica comienza con respeto y finaliza con respeto y que el estudio no tiene límites. Y del maestro In Yul Park, de la Chi Tzu Pai Kempo aprendí a enseñar desde las Bases del Arte.  Durante varios años enseñe a través de los diferentes perfiles de mis maestros, mezclándolos todos”.

“Fue después de los 50 años de dedicación que establecí un criterio único, con una personalidad definida, que era el que estaba dispuesto a enseñar. Así comenzó una nueva etapa en la Escuela con una personalidad definida”, reflexionó.

Chávez destacó también la importancia del análisis del movimiento, del respeto y del afecto a la hora del enfrentamiento, ya que ello nos permite superar la ansiedad y el peligro, con absoluta frialdad, recalcando que “todo arte tiene el poder de unir a las personas”.

En su alocución el maestro Chávez se refirió a que cada problema es un desafío que debemos enfrentar: “tuve la suerte de romperme la columna en octubre de 1980, quedarme ciego por 3 meses, afrontar dos hernias de discos. También me lastimé un ligamento del pie izquierdo. Cada problema que se presentaba era un desafío a mi inteligencia. Poco a poco me fui dando cuenta que mis maestros me habían enseñado algo más que simples técnicas. Me habían enseñado el arte de la estrategia”.

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“Todo arte debe tener el poder de unir: no hay política, ni cuadros de fútbol, ni diferentes religiones. Eso nos ayuda a ver lo positivo de cada persona, los valores que tenemos y no ansiar lo que nos falta. En una palabra, a valorar lo que somos”, sentenció Chávez.

Preguntado sobre la pandemia, el Maestro dijo que la vida no puede interrumpirse y que se debe seguir viviendo intensamente cada día. Al finalizar recalcó la importancia del saludo al Kamidama, señal de respeto a nuestros principios y al de los demás, y remarcó que “un arte marcial no está sujeto al razonamiento, sino a la forma de sentir de cada uno”.

Al culminar uno de sus más destacados alumnos tomó la palabra y manifestó que «70 años es mucho en cualquier actividad, especialmente en el arte marcial donde solo se logra con dedicación, y esa dedicación es lo que se enseña únicamente a través del ejemplo. Gracias Maestro».

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