"Biografía de un hombre que perdió el miedo". La militancia artiguista de Oscar Lebel

Entre la lealtad a la democracia y la resistencia al autoritarismo

Oscar Lebel, que a los 85 años de edad sigue siendo un auténtico referente para más de una generación, nació el 10 de mayo de 1925, en Nueva Helvecia, departamento de Colonia.

Hijo de padres alemanes, pasó su infancia en Rivera, hasta que ingresó en el Liceo Naval en 1940, de donde egresó en 1946, como oficial del arma de mar.

Desarrolló una destacada actividad en la Armada Nacional hasta 1977, al ser pasado a retiro forzoso por haber desafiado a la dictadura cívico militar instalada cuatro años antes.

Obviamente, es muy recordado por una actitud de encomiable valentía, cuando el 27 de junio de 1973, tras la consumación del golpe de Estado, desafió a los traidores uniformados exhibiendo un cartel en la fachada de su domicilio particular: «Yo soy el capitán de navío Oscar Lebel. Abajo la dictadura».

Esa actitud lo expuso naturalmente a las represalias de los golpistas, quienes lo privaron de su libertad, lo inhabilitaron ilegalmente para ejercer su profesión y lo destituyeron.

Restaurada plenamente la democracia, el paradigmático marino fue reparado en su carrera militar y ascendido a contralmirante en situación de retiro.

Fiel a su compromiso político, cumplió una relevante labor militante junto a Hugo Batalla cuando este integraba el Frente Amplio y participó en las actividades del Centro de Estudios Estratégicos 1815, que dirigía el general Líber Seregni, con quien mantuvo una entrañable amistad.

Asiduo colaborador de LA REPÚBLICA en temas de su especialidad, Oscar Lebel escribió cuatro libros: «El viejo Günter», «El cocinero del Rey», «Ancap: una visión geopolítica en el mundo del petróleo» y «La muerte del lobo».

La ética de Oscar Lebel, que sólo puede parangonarse a figuras de la inconmensurable talla de Líber Seregni, Víctor Licandro y otros militares demócratas, contrasta radicalmente con las mentalidades enfermizas de los nostálgicos fascistas que siguen sin entender que los tiempos oscuros han pasado.

El subversivo pronunciamiento difundido en los últimos días por una supuesta organización castrense, confirma la existencia de minoritarios grupos ultraderechistas que a nadie representan, pero siguen amenazando a las instituciones con sus actitudes extemporáneas, irracionales y fuera de contexto.

Felizmente, la sociedad uruguaya y el sistema político­ que siempre tuvieron claro cuál es el rumbo correcto- le volverán a cerrar el paso a los delirios mesiánicos y a los redivivos demonios de la ignominia. En esta extensa autobiografía, Oscar Lebel narra su apasionante peripecia existencial, desde su infancia en Rivera hasta su edad adulta, fuertemente marcada por su irrenunciable compromiso con su profesión y su ética.

Narrando su peripecia personal casi siempre en tercera persona como si se tratara de una novela, Oscar Lebel se pone bajo la piel del marino Werner, que era realmente su primer nombre.

Lo cierto es que la vida de este personaje real de nuestra historia contemporánea constituye, sin dudas, una inapreciable materia para la producción literaria.

En este relato, el marino retirado recuerda su infancia y adolescencia, que siempre estuvieron signadas por los acontecimientos históricos de su tiempo, particularmente por su condición de descendiente de alemanes.

No en vano sus primeras vivencias coinciden con la ocurrencia de intensas tempestades y tragedias colectivas planetarias, como la devastadora Segunda Guerra Mundial. Empero, su prematuro interés por la política se originó naturalmente en la influencia de su padre, un socialista siempre comprometido con sus ideas y sus más íntimas convicciones.

En este libro, Oscar Lebel corrobora su irreprimible pasión por el mar, a la cual jamás renunció, pese a ser expulsado ilegalmente por los militares que consumaron la ruptura institucional.

Transitando los momentos más cruciales de su vida, el autor recuerda su larga y proficua experiencia de trabajo en la marina mercante, donde, pese a sus conocimientos y su alto rango militar, desempeñó todo tipo de actividades.

Empero, su intrínseca sabiduría le permitió rápidamente recuperar el terreno perdido, comandar importantes embarcaciones y conocer los puertos y ciudades más importantes del planeta.

Obviamente, esa renovada experiencia de aprendizaje lo transformó en protagonista de riesgosas aventuras y tensas situaciones, a bordo de las naves que le tocó en suerte tripular.

Empero, los tramos sin dudas más reveladores de esta autobiografía de sesgo realmente cinematográfico, están intrínsecamente relacionados con los acontecimientos políticos que conmovieron al nuestro Uruguay en la segunda mitad del siglo pasado.

Apoyando su relato con explícitas referencias históricas, el marino retirado recupera la memoria de la tumultuosa década del sesenta, que precedió al inmoral golpe de Estado de 1973.

En ese contexto, explica detalladamente la creciente polarización de la sociedad uruguaya, la violencia política, la creciente escalada represiva y el notorio deterioro de las instituciones democráticas, que cayeron bajo el prepotente peso de las botas y las bayonetas y la actitud cómplice de algunos civiles oportunistas, todos figuras representativas de la derecha política de la época.

Naturalmente, Oscar Lebel explica el proceso de transformación de los militares en guardia pretoriana de la oligarquía vernácula, respondiendo a la lógica confrontacional digitada por la Casa Blanca y el Pentágono en el marco de la guerra fría.

No en vano Oscar Lebel califica al período comprendido entre 1968 y 1973 como el «descenso al infierno», asumiendo que ese oscuro tiempo corresponde a la génesis de la conspiración y la concreción del arrasamiento de las instituciones.

Por supuesto, el momento clave del relato es el recordado episodio de su desafío al golpe de Estado, que le expuso a las furibundas represalias de los motineros.

En esa oportunidad, su abierta rebeldía a la prepotencia militar fue consecuente con su espíritu legalista y constitucionalista y su intrínseca vocación progresista.

Es insoslayable recordar que Oscar Lebel se alineó con la lucha del general Líber Seregni por romper con el bloqueo político y el oxidado bipartidismo de la época y hasta participó en gestiones para acercarlo a las fuerzas políticas fundadoras del Frente Amplio.

Más allá del relato, que ya de por sí resulta apasionante, en este libro Oscar Lebel condensa sus más íntimas convicciones democráticas y su vocación transformadora.

Mediante una aguda y escrutadora mirada retrospectiva, el militar demuestra su esclarecida visión de nuestro pasado reciente y de los grandes acontecimientos mundiales de su tiempo.

Todos los conceptos vertidos en este valioso trabajo autobiográfico, confirman a Oscar Lebel como un testigo atento y un avezado analista de nuestra peripecia compartida.

En «Biografía de un hombre que perdió el miedo», Oscar Lebel trasunta toda su entereza ética, que lo transforma en un auténtico paradigma de la resistencia al despotismo y en un abanderado de la lucha por la democracia con impronta social.

Su vida y su militancia por la libertad y la legalidad lo erigen, sin dudas, en una suerte de encomiable ejemplo para las pasadas y presentes generaciones, tan necesitadas de referentes.

En tiempos de absurdos espasmos autoritarios promovidos por minorías nostálgicas y descontextualizadas de una realidad muy diferente a nuestro oscuro pasado reciente, la emblemática figura de Oscar Lebel recobra una justificada y renovada grandeza, por su inclaudicable lealtad a los ideales artiguistas.

(Editorial Rumbo)

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