Excitante. Fue un recital de una banda referente del rock mundial

The Pixies y los Buenos Muchachos llenaron de rock el Teatro de Verano

El festival presentó su show en el Teatro de Verano de Montevideo con la actuación de la legendaria banda The Pixies y los uruguayos Buenos Muchachos. En una fría noche de primavera colmada de rock, The Pixies dejó todo lo que sus fan fueron a buscar, tras más de veinte años de espera de toda una generación influenciada musical y estéticamente por la banda.

Nacida en 1986 en Boston (Estados Unidos), The Pixies es una banda de rock alternativo conformada por Black Francis en voz y guitarra; Kim Deal en bajo, Joey Santiago en la guitarra principal, y David Lovering en batería. Con notoria influencia del punk de los Ramones e Iggy Pop y la mística creativa de David Bowie, Lou Reed y sus Velvet Underground, su rock alternativo trasciende las fronteras del género y deambula por el surf rock, el punk pop y el folk. Ya en sus primeros años de existencia lograron influenciar por su propia impronta, a grupos de los años 90 como Nirvana, Radiohead, y Pearl Jam entre otros, e impuso canciones en Inglaterra y Estados Unidos como «Here comes your man», «Monkey gone to heaven», «Gigantic», «Debaser» o «Hey» , asentándose como una de los grupos más importantes del rock a nivel internacional. Incluidos en listas de «los cien mejores álbumes de todos los tiempos» por revistas especializadas del rock mundial.

En el Teatro de Verano encendieron su mecha de rock, con el profesionalismo de una banda internacional, y presentaron todo su bagaje de cultura rock en una sucesión de canciones. La voz de Black Francis, expuso con envidiable naturalidad las maravillosas posibilidades de las cuerdas vocales del ser humano, logrando alcanzar conmovedores gritos agudos, distorsionados, dilatados en ecos imborrables, hasta graves tonos, lentos, suaves, al mejor estilo Lou Reed, conformando el ideal de voz rockera. Con un bajo fuerte y claro, ejecutado sobriamente por Deal, quien hizo sonar a ese instrumento como hacía tiempo no se escuchaba en un recital y marcando protagonismo en el «Gigantic» y «Gouge away». Una batería a la altura Pixies, y las guitarras de Santiago que, inconfundibles, cerraron el círculo de Black Francis.

Y tan cargado de rock fue, que Nirvana estuvo presente con los Pixies. Casi a la perfección, confirmando el legado que otorgó esta banda a la de Kurt Cobain. También se percibió un rasgueo country básico en algunas canciones inmediatamente rockeadas por Santiago. Y hasta un sonido beatle bien explícito en el comienzo de «Here comes your man». La previa estuvo a cargo de manera magistral por los Buenos Muchachos ­calificativo que utilizó el propio Pedro Dalton para describir la noche vivida- con sus canciones más conocidas tocadas a pleno, las que dieron la introducción perfecta para lo que vendría después. Partieron el hielo con una «energía extra en el ambiente» por la propia adrenalina de compartir escena con «su» banda referencial. Sin duda uno los recitales más poderosos de los Buenos en los últimos tiempos, a pesar de ausencias claves como la de «Topo». Ovacionados como siempre, dieron ganas de seguirlos escuchando. Realmente todo fue y es rock. Y del bueno.

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