Del Olimar al mundo

Pepe Guerra de cumpleaños y en la Fiesta del Abrazo

El cantor olimareño celebró este lunes su septugésima novena vuelta alrededor del Sol -nació el 31 de octubre de 1943- y el sábado 12 cantará en la Fiesta del Abrazo del Solís Grande (en paraje Dos Puentes, Ruta 9 Km. 81), Maldonado.

Foto: gentileza del Pit-Cnt
Foto: gentileza del Pit-Cnt

Guerra es sin duda alguna uno de los artistas mayores de nuestra cultura popular. Cuando uno escucha esa voz tan cálida y portentosa de inmediato lo reconoce. Si se es un auditor atento, la densidad o el espesor que le otorga a sus canciones, por su calidad estética y conceptual, por la generosa expresividad de su registro impar, hacen de éstas un verdadero placer para los sentidos. Pepe Guerra tiene un majestuoso poder de convicción, una sensibilidad exuberante y una excelente línea compositiva.

Aunque a esta altura de su imponente trayectoria parezca “llover sobre mojado”, bien vale la pena recordar que José Luis Guerra nació en la ciudad de Treinta y Tres y su único oficio fue siempre el de cantor popular. Sin olvidar nunca su origen humilde, logró sin proponérselo que en Uruguay su nombre se fuera haciendo sinónimo de la música del pueblo, sintetizando en sus cantares el sentir y los ritmos de su gente. Un dato contundente es que no existe ningún uruguayo dentro o fuera del país, que no sepa quién es Pepe Guerra, el cantor que nació junto al río Olimar.

Integró el dúo Los Olimareños junto a Braulio López, que con 44 discos editados recorrió el mundo entero obteniendo innumerables discos de oro y platino. El dúo permanece vivo en la memoria colectiva de todos los uruguayos como un punto referencial, ya que más que un conjunto de canto popular,  sigue siendo un fenómeno social irrepetible. Desde 1978 Guerra vivió en el exilio cantando por el mundo con el dúo, residiendo en España y México, volviendo definitivamente al Uruguay en 1984. En 1990 inició una brillante labor como solista, recorriendo un nuevo y sólido camino, demostrando en los escenarios su potente comunicación con el público.

Su guitarra tiene un toque exclusivo, inconfundible, y la voz de Pepe Guerra es reconocida en las canciones populares como una de las características uruguayas desde la década de los años 60 a la fecha.

Ya sea en la ciudad o en los lugares más recónditos del campo, este olimareño no hace más que refrendar día tras día su arraigo popular con el reconocimiento de ser profeta en su tierra.

Cada una de sus apariciones en público están signadas por la emoción lo cual es, por cierto, una señal contundente de la trayectoria siempre en ascenso y a la vez fecunda de un irrepetible. Una trayectoria que desde el vamos ha apuntado hacia la emoción, hacia la belleza y a la tarea de ser espejo de la sociedad en la cual le ha tocado vivir.

Armado de un manojo superlativo de canciones definidas por su hondura y por un humanismo a prueba de fuego, este emblemático cantor, que ha sabido acompasarse al paso del tiempo sin por ello ceder un ápice en su modo de plantarse en el escenario así como en la vida, ha forjado e interpretado mucho más que un abanico de bellas canciones. Pepe Guerra ha planteado su modo de andar. Lo que ofrece es el compartir una manera de interpretar la vida, un modo de interpretar la comarca y el mundo desde el sentir popular a través de su yo particular, ese yo particular que en su voz deviene en arte.

Se trata pues de un imprescindible, de un hombre con una trayectoria en la que ha habido un continuo desarrollo de ideas, una evolución intuitiva permanente, que, sin embargo, no ha sido obstáculo para mantenerse fiel a sus raíces, a sus principios, a sus orígenes de humilde cantor de pueblo chico. Eso, junto a su inconfundible voz, es lo que lo ha situado en la admiración, en el cariño y en el respeto de la sociedad que lo engendró y que lo erigió como uno de sus mayores referentes artísticos.

Dicho de otro modo, ese sentido de la vida, ese sentido de pertenencia a nuestro pueblo, sumado a sus formidables dotes artísticas, es lo que lo ha mantenido firme en el difícil camino de la permanencia a través de los años y de los sucesivos reemplazos generacionales.

Interprete de las alegrías y dolores de nuestra tierra  -atadita con alambre- en el campo y la ciudad, cantándole a los de abajo donde está su corazón, donde las ansias se juntan por una patria mejor, por la esperanza de esa patria de todos sigue al servicio su canto, su guitarra y su canción.  Salud maestro. Gracias por tu siembra.

Jorge Yuliani
Jorge Yuliani
Leé más de Jorge Yuliani

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje