¡GRACIAS, LEÓN!

Rodeado por miles de personas León Gieco cumplió 70 años y lanzará nuevo disco

El pasado sábado 20 de noviembre, León Gieco cumplió 70 años que se festejaron con dos multitudinarios conciertos gratuitos que se realizaron ese mismo sábado y el domingo siguiente en el Centro Cultural Kirchner y en Tecnópolis respectivamente y fueron transmitidos por la Televisión Pública Argentina.

león

Por: Jorge Yuliani.

Los conciertos que ya se pueden ver completos en YouTube contaron con la participación de más de cincuenta músicos amigos. La ocasión fue propicia para estrenar “La amistad”, una canción del disco que publicará en 2022 y que interpreta junto a su amigo Gustavo Santaolalla. Respecto a esta canción y a su próximo disco que se editará entre abril y mayo luego de varios años sin publicar, Gieco dijo que “todas las canciones están hechas de tiempo vivido y compartido. Es más, lo compartido está dentro de lo vivido pero nunca había abordado el tema de la amistad en las canciones hasta componer este tema”.

“Los lazos fraternales de la amistad son un sentimiento que sortea distancias, decisiones personales y un montón de cosas más, pero no las ideas. Con respecto a las ideas se necesita una mirada del mundo, en lo social, en lo político, en lo global. Yo no podría ser amigo de un nazi, por ejemplo. Para mí la amistad se funda en la mirada que tengas del mundo”, señaló el artista.

Con una extensa e intensa trayectoria sin dobleces, el cantautor santafecino, nacido en 20 de noviembre de 1951, ha logrado acumular una afortunada y noble trama de canciones que impactaron en la región e, incluso más allá de la superficie continental, para obtener así una incidencia importante en otras regiones del mundo. Con una estética que se ha nutrido considerablemente de los modos y quehaceres del cancionero de la música popular contemporánea y latinoamericana.

León Gieco proviene de la cultura rock. Su labor desde que bajó desde Cañada Rosquín -su pueblo natal- a Buenos Aires, tuvo un perfil folk que logró deslumbrar a principios de los años 70, con sus textos poéticos y al mismo tiempo frontalmente disidentes como “Hombres de hierro” y “En el  país de la libertad”, entre otros.

De inmediato cobró vigor con un formato musical que mezclaba gestos roqueros y una línea neofolclórica que más tarde se iría acentuando.

La popularidad la alcanzó con canciones como “La colina de la vida”, “La Navidad de Luis”, “Si ves a mi padre”,  “Cachito campeón de Corrientes” y especialmente esa canción que devino himno: “Sólo le pido Dios”.

Desde su primer disco, “La banda de los caballos cansados”, tal vez su labor más ambiciosa fue el proyecto denominado De Ushuaia a la Quiaca, un recorrido por todo el territorio argentino explorando los ritmos autóctonos y que fue editado en su versión completa en cuatro compactos formidables y conmovedores.

Más tarde, en otro trabajo titánico, en 2009, estrenó su filme “Mundo alas”, un documental que narra la peripecia vital de un grupo de artistas discapacitados, que,  junto a Gieco, realizaron una gira por diferentes regiones de su país. En 2013 editó un nuevo disco titulado “La banda de Calitón”.

Una apuesta conceptual intacta

Con 70 vueltas alrededor del Sol, Gieco ya no es aquel muchacho promisorio que en 1976 o 1977 dio su primer recital en nuestro país, en el Teatro Stella D’ Italia, en esa ocasión agitando a un puñado de jóvenes agobiados por la dictadura cívica-militar que imperaba en nuestro Uruguay. Tampoco es aquel de “Sólo le pido Dios”, ni el posterior de “Orozco”. Actualmente Gieco es todas esas épocas y -lo más admirable- es que mantiene intacta una apuesta conceptual que le sigue proyectando hacia el futuro.

Talento, compromiso y sensibilidad son los elementos que han llevado adelante el proyecto “cancionístico” de Gieco, uno de esos artistas ya emblemáticos para más de una generación y que, en ese contexto, no le ha temido al permanente recambio de público, sino que, por el contrario, siempre ha logrado seducirlo.

La grandeza de León Gieco, el creador de rocanroles como “Pensar en nada” o incursiones folclóricas como “Semillas del corazón”, consiste en una serie de palabras simples, aparentemente simples, pero que se imponen por el establecimiento de una poética honda y alumbradora.

Desde aquel primer fonograma hasta “La banda de Calitón”, pasando por “El desembarco”, Gieco ha mostrado y demostrado una personalidad a prueba de balas, a prueba de modas y modismos, manteniendo intacta una apuesta conceptual que le sigue proyectando hacia el futuro.

“La felicidad está en la lucha”

En referencia al terrorismo de Estado y a los genocidas, vale recordar que Gieco ha dicho “No creo en el perdón. América Latina viene perdonando desde hace más de quinientos años y así estamos con el perdón. No sólo los perdonamos; ciudades y avenidas llevan el nombre de esos terribles asesinos”.

“Está todo aclarado -explica Gieco- mis canciones siempre terminan con grito de esperanza. La felicidad está en la lucha. Hay que luchar. ¿Estamos en la globalización?: entonces hay que globalizar la lucha. La felicidad y la esperanza están en la lucha. Por eso lucho y quiero decirlo para que más gente luche. Hay gente que no hace una mierda, que se la pasa ‘boludeando’  frente al televisor o a la pantallita del celular, ¿Cuánta gente hay que no hace nada, que ni siquiera tiene el sentimiento de ayudar a alguien? Y es tan fácil ayudar…”.

“No estoy de acuerdo con los que dicen ‘soy apolítico’ que es como decir ‘soy indiferente a lo que sucede a mi alrededor’. Yo me siento profundamente modificado por lo que sucede a mí alrededor y eso en mis canciones se refleja de manera transparente. Agradezco entonces que mi música sirva para acompañar la lucha por los derechos humanos”, afirma Gieco sosteniendo la memoria, la libertad, la justicia social, la solidaridad y los derechos humanos como núcleo ideológico de su vida y de su propuesta artística. ¡Salud, León!

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