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“El refugiado tiene derecho a soñar con un futuro que no se lo tiene que diseñar ningún gobierno”

La analista internacional y experta en Medio Oriente, Susana Mangana, dice que “en caso de llegar familias afganas a Uruguay, no se les debe imponer donde vivir”.

 

Susana Mangana es magister y tiene un doctorado en Estudios árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid, es Licenciada en Economía y Filología Árabe de la Universidad de Londres, entre otros títulos

Susana, española, y vasca de nacimiento ¿cómo fue tu contacto con la cultura árabe y musulmana?

Soy hija de padres gallegos, ellos se conocieron y se casaron en el País Vasco, nací en 1969 en el hospital de Victoria la capital del País Vasco, pero soy de Mondragón Guipúzkoa. En el Uruguay se lo conoce por los vínculos con el cooperativismo vasco. Soy vasca y gallega de crianza, no tenía ningún vínculo con Oriente Medio, ni siquiera con los países limítrofes como son Marruecos, Túnez, y Argelia. Comienzo a estudiar el mundo árabe primero y el musulmán después a través de la lengua árabe, porque cursé una licenciatura que incluso hoy día, es más común también aquí en Uruguay, en España hace años que la educación por competencias está instalada. En lo personal, estudié en Londres (Inglaterra) donde tenía varias facultades que me permitía cursar créditos que sumaban para lo que son las asignaturas que son el peso mayor de tu carrera. Opté por una doble licenciatura que se llama “Filología árabe y Economía” con todo lo que se estudia para ser economista pero a través de la lengua, la literatura, y cultura  árabe, pero también teníamos que tener una aproximación al mundo musulmán, ya que el idioma y la cultura árabe están intrincadamente unidos al Islam. Mi acercamiento inicial es a los 18 años en primer año de facultad en Londres. En el segundo año de la carrera, como parte del programa, estaba previsto residir en Alejandría (Egipto). Para mí fue el atractivo, poder ir un año académico sin la tutela de mis padres, ya vivía en Londres y con 19 años ir a estudiar a Alejandría, era como tocar “el cielo con las manos”. Allí tuve una inmersión en la cultura egipcia, que tiene particularidades distintas al resto de los países árabes. Es decir, a través de la carrera universitaria es que comienzo los estudios del mundo musulmán y después residiendo en Egipto, un país árabe de mayoría musulmana, donde había y hay 10 millones de cristianos (coptos). Mis primeros vecinos en el Egipto eran coptos, y prácticamente me adoptaron como si fuera una “sobrina” pasé mucho tiempo con familias cristianas coptas de Alejandría.

(Con los atentados del 11 de setiembre) La docencia cambió porque hubo un boom de cursos, seminarios y talleres para entender y explicarnos a nosotros europeos y occidentales el mundo musulmán.

Nuestra conversación está motivada por esta fecha trágica como fue lo ocurrido el 11 de setiembre de 2001 en EEUU con el atentado terrorista contra las Torres Gemelas ¿Cuánto te cambió a ti la enseñanza de la cultura árabe y musulmana luego de este hecho?

 

El 11 de setiembre es un “parte aguas” en las relaciones internacionales, y también para aquellos que veníamos de la rama del estudio de lenguas como el hebreo y el árabe, pero también para aquellos que ejercíamos la docencia en temas vinculados a la religión del islam. En ese tiempo estaba contratada en la Universidad norteamericana de San Luis Missouri, es una universidad jesuita. He estudiado y trabajado en varias universidades jesuitas en distintos países. Actualmente trabajo en la Universidad Católica de Uruguay que también es una universidad jesuita. La docencia cambió porque hubo un boom de cursos, seminarios y talleres para entender y explicarnos a nosotros europeos y occidentales el mundo musulmán. Cuando ocurrió el atentado, estaba dando clase en la Universidad norteamericana de San Luis Missouri. Habíamos salido a almorzar y cuando volvíamos con unas compañeras nos enteramos que las imágenes que habíamos visto en la pantalla del bar, que en el momento no entendíamos si era una película de ciencia ficción o una publicidad, luego poco a poco en la tarde de España nos enteramos lo que estaba ocurriendo. Hubo un antes y un después, porque hubo una necesidad y ahí las instituciones se dieron cuenta de la necesidad de formar más analistas sobre el islam. Para los que estudiamos las ciencias de la religión o religiones comparadas, el 11 de setiembre fue un “cimbronazo” pero a la vez dio realce a nuestros estudios. Colegas míos de generaciones anteriores se centraban más en el estudio del islam y su etapa de convivencia con el cristianismo, con el judaísmo tanto en España como en Portugal. Todo lo que tiene que ver con la literatura islámica y preislámica, pero a partir del 11 de setiembre hubo una necesidad de conocer cómo iba a ser la relación con el mundo musulmán. Hoy tenemos cursos, seminarios, máster, especializaciones en Oriente Medio, es una necesidad. En las próximas semanas, en la Universidad Complutense de Madrid, comenzará un máster centrado en el Islam y su presencia en Europa. No es un tema baladí, ni superficial, sigue haciendo ruido como trabajar la relación y sostener la convivencia con el mundo musulmán, que está presente en los 5 continentes.

Mis clases de economía internacional siempre tienen módulos bastante importantes para comprender las culturas y la relación de cada pueblo con esa cultura, de lo contrario invades 20 años un país pero si no cambias las estructuras, si no cambias los patrones culturales, nada cambia.

Llama la atención como distintas potencias mundiales desde el imperio británico, la Unión Soviética, ahora EEUU y la OTAN, han fracasado en Afganistán y nuevamente hoy hay un gobierno talibán allí ¿Cómo se explica ese fracaso?

Muchos se hacen esa pregunta, pero no quieren “hincarle el diente” porque hacerlo implica conclusiones dolorosas. Se puede invadir otro país, causar una guerra, puede también intentar doblegar y conquistar otro país por la vía de la fuerza, desde el punto de vista militar EEUU y las potencias occidentales son más fuertes militarmente que cualquier grupo insurgente. Para conquistar un país y poder cambiarlo desde su propia base, tienes que conquistar “corazones”, no alcanza apuntar con las armas. Para cambiar los patrones culturales de Afganistán o Paquistán, hay que llegar a las personas y ahí hace falta que los líderes mundiales cambien su forma de actuar. Hay que recuperar el sentido de humanidad. Siempre tratan de ver cómo vender más y mejor al otro, pero no se pone el mismo peso en conocer al otro. Por eso,  desde mis clases de economía internacional, siempre tienen módulos bastante importantes para comprender las culturas y la relación de cada pueblo con esa cultura, de lo contrario invades 20 años un país pero si no cambias las estructuras, si no cambias los patrones culturales, nada cambia. Con esto no estoy diciendo que haya que hacerlo, digo que si la invasión se hizo y lo  anunciaste “con bombos y platillos” y la intención era dotar de bases democráticas a Afganistán, pero eso no se hace por la fuerza, sino a través de la educación y con ejemplos. Los soldados patrullando las calles, o las cuevas, o defendiendo un bastión “x” en Kabul, no es la forma de lograr convivencia o educación cívica. En Uruguay existe la materia “educación cívica” tan poco ponderada. Siempre les digo a los alumnos ha  hecho falta una “Primavera árabe” que fueron revueltas muy dolorosas que costaron vidas y tuvo muchas consecuencias económicas desde Túnez hasta la Península arábiga, para que los ciudadanos de aquellos países puedan hacer cosas que en países como Uruguay se hacen desde la primaria, la bandera la respeto, pero no respeto a un líder que no tiene respeto por mí, que manipula las urnas, se necesita más tiempo que el que EEUU ha destinado a invadir y a tirar misiles, intentando luchar contra un enemigo invisible, y porque lo llamo invisible, porque eran grupos de insurgencia, hoy los talibán están en el poder y extenderán su poder pero tendrán resistencias dentro y fuera de Afganistán ¿Por qué los grandes imperios han fracasado? Porque se dedicaron a hacer la guerra y no a construir paz. Para construir paz se necesita tiempo, inversión en educación y no solo para las niñas, no podes conseguir que los hombres valoren a las mujeres como un igual si no los sientas juntos en la escuela y no les permites jugar a los mismos juegos. Todo eso que hacemos en Uruguay con naturalidad, no ocurre en Afganistán por razones culturales. Allí dentro de la cultura está el tema religioso que no se puede soslayar,  pero también hay una cultura de base conservadora y patriarcal, y sí tú no te molestas en conocer como se hace para “tocar esas teclas” e ir cambiando esos obstáculos que están enraizados en esa cultura, entonces no tendrás un resultado positivo, lejos está en mi ánimo decir que hay  que invadir países para cambiar su estructura, lo que digo es que invaden y no hacen su “faena bien hecha” y ahora convierten a Afganistán en un desastre mayor del que ya había antes. Los pocos avances que hubo están quedando en la nada.

Los afganos que hoy están protestando en la calle, están solos frente a los talibanes que están armados y los están apuntando a hombres civiles y a mujeres por igual que han sido abandonados a su suerte.

Ahora la industria armamentista se potenció. Todos estos años Los señores de la guerra viven de vender armas ¿Ese mundo se impuso?

Tuvimos etapas muy difíciles y muy oscuras, recordemos al ex presidente de EEUU Donald Trump que se dedicó a “bombardear” el multilateralismo, el mundo tiene una arquitectura de instituciones con mayor o menor éxito pero los países pequeños, como fue el caso de Uruguay, pueden estar sentados en un Consejo de Seguridad durante 2 años y pueden hacerse oír. Esta estructura fue tocada por Trump, no diré que lo destruyó pero es evidente que mermo la herramienta, su falta de entendimiento con sus socios europeos también, la salida del Reino Unido, el largo proceso del Brexit, también debilitó a la Unión Europea, no tanto por la salida del Reino Unido sino por el degaste que implicó estar embretados en ese proceso. Hoy tenemos un mundo multipolar y aún existe la rivalidad omnipresente entre Rusia y EEUU. Países que no quieren perder influencia y poder en esa zona, y por eso están otra vez la posición de Rusia en Oriente Medio a través de Siria, hoy también está con sus “tentáculos” extendidos en el Magreb en el norte de África, en Libia y penetrando hacia el África Subsahariana. Tenemos un país pequeño como es Emiratos Árabes Unidos lanzando sondas al espacio, porque están embarcados en la carrera espacial como también lo está China. Comprender este mundo complejo, donde los cambios son rápidos, donde hay que estar atentos a demasiados actores y dinámicas, veo que nuestros líderes no salen de esa dicotomía de decir los talibán son peor que EEUU, vamos acompañar la política europea – estadounidense porque finalmente somos nosotros occidentales frente a los otros que son los primitivos y retrógrados. Hay que tener cuidado con qué tipo de campaña bélica apoyamos, las intervenciones en otros países nos embretan a nosotros. Finalmente vemos que el resultado es pésimo. Los afganos que hoy están protestando en la calle, están solos frente a los talibanes que están armados y los están apuntando a hombres civiles y a mujeres por igual que han sido abandonados a su suerte. Esto es una derrota cultural y militar. Desde el punto de vista militar, no podían los talibanes vencer a EEUU y a las tropas aliadas de la OTAN, es evidente que el desgaste de 20 años de presencia no pudo por ejemplo suplantar el cultivo del opio para la fabricación de heroína, tampoco pudo conseguir otro tipo de unidad en el gobierno de Kabul (capital afgana) con esos señores de la guerra que pertenecen a distintas etnias y están en oposición a los talibanes, hay mucha animosidad entre distintas tribus, que compiten por llegar al poder central en Kabul. Todo esto significó algunos cambios para la mujer, que nos proyectaban en los medios, con mujeres menos cubiertas y yendo a estudiar a la Universidad pero “una golondrina no hace verano”, para las mujeres afganas en el medio rural la vida cambio poco y nada durante estos 20 años.

Esas mujeres musulmanas que lleguen a Uruguay no se sacarán el velo de un día para el otro, tampoco irán al balneario, ni a tomar mate a la rambla con los niños jugando a la pelota, eso sería un romanticismo que nos lleva al fracaso. La mujer afgana tendrá que pedir permiso a su familia para poder transitar por la calle, porque así funciona la cultura patriarcal de donde ella viene.

Independientemente la decisión que tome el gobierno uruguayo ¿como ves que 15 familias afganas se radiquen en nuestro país?

Hay que verlo fríamente, despojado de todo romanticismo, tender la mano a aquellos que lo necesitan y más en un país con un territorio como el uruguayo, tendría que dar la bienvenida a muchos inmigrantes, no solo afganos. No de manera romántica, no por tender la mano a los que huyen en este caso de los talibanes, no quiere decir que nos deban obediencia, y menos rendirse a “nuestros pies” durante toda su vida. Es algo que no se debe esperar. Abrís la puerta de tu casa, no puedes pretender que el invitado se quede para siempre a gusto. Que quiero decir, que va a haber dificultades para su reinserción, porque hablan en persa antiguo, no se habla en Uruguay y tampoco es fácil conseguir traductores, ni personas que sirvan de nexo. No necesariamente sicólogos como se hizo en otras ocasiones, porque son personas que no están acostumbradas a ir a sicólogos. Las mujeres de Paquistán, Siria, o Afganistán, no están acostumbradas a ventilar sus problemas frente a desconocidos, menos si es un hombre. Pretender imponer estructuras de nuestro tiempo y de nuestro país a personas que recién llegan, es abocarse al fracaso. Para poder integrarlas, hay que explicarles que es Uruguay, aunque no lo entiendan, aunque de entrada se quieran venir porque están huyendo, luego hay que darles tiempo a la adaptación, son musulmanas, lo que significa que no querer vivir bajo el mandato islámico del talibán no quiere decir que tengan que sacrificar su fe. En Uruguay no hay masa crítica de musulmanes, no hay una mezquita, hay salas de oración que están tuteladas por corrientes islámicas. Quizás estos afganos no se sientan cómodos con estas corrientes. Todo hay que tenerlo presente, esas mujeres musulmanas que lleguen a Uruguay, no se sacarán el velo de un día para el otro, tampoco irán al balneario, ni a tomar mate a la rambla con los niños jugando a la pelota, eso sería un romanticismo que nos lleva al fracaso. La mujer afgana tendrá que pedir permiso a su familia para poder transitar por la calle, porque así funciona la cultura patriarcal de donde ella viene, además es la forma en la que se establecen los lazos familiares. Si vienen familias que tiene entre 5 y 6 hijos la tendrán muy difícil para estudiar y trabajar. Quién le va a cuidar a los niños, con la “carestía” que hay en Uruguay no les será fácil vivir cómodamente en Uruguay. No estoy diciendo que no tienen que venir, lo que digo es no seamos románticos, la adaptación lleva un tiempo y hay que dotarlos de acompañamiento, que no tendrá que ser durante años sino corto e intenso, tendrán apoyos al inicio y luego cada uno tendrá que hacer su vida. Quieren vivir en la ciudad, bien, es decir, no imponerles donde vivir, porque el refugiado también tiene derecho a soñar con otro futuro que no se lo tiene que diseñar ni el gobierno de Uruguay, ni el de Suecia, ni el de Francia. Eso implica que tengan la libertad de decir no es aquí donde me quiero quedar, me quiero ir a Canadá, a Alemania, donde tengo conocidos o amigos. Uruguay es muy lejos de su lugar de origen, no solo por la cultura sino por las distancias. No podrán tomar un autobús e irse a algún lugar que no sea latinoamericana. Para volver a Oriente Medio el recorrido es muy largo, los billetes de avión son muy caros para una familia afgana y esto hace que sea imposible volver a su país de origen. Condenarlos al exilio permanente no es lo más conveniente. Difícil se puedan adaptar y no querer volver nunca más a su país. Lo vimos en España, los refugiados esperan un fin de semana largo, unas vacaciones para volver a su país. Eso no sería posible con estas familias, yo misma cuando visito mi país España, tengo que pensar muy bien cuando viajo y en qué plazos y nunca puedo hacerlo con toda mi familia porque tengo cuatro hijos, no me quiero imaginar lo que significaría para una familia afgana de 10 hijos, esto es lo que hay que pensar.


Susana Mangana

Actualmente, Susana Mangana brinda un Curso sobre Diásporas árabes y musulmanas en Europa y América Latina en la Universidad Católica del Uruguay. El curso está dirigido a universitarios y público adulto extra Universidad. Comenzó el pasado 8 de setiembre y culmina el próximo 17 de noviembre. 

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