Rector de la UDELAR: “No es cierto que para invertir en primera infancia hay que dejar de invertir en otras áreas”
Para el Rector de la Universidad de la República “es una falsa disyuntiva” que para invertir en primera infancia hay que dejar atrás otras inversiones y reclamó recursos para atender a las nuevas generaciones que ingresan a la Universidad.
¿Cómo se encuentra la Universidad en este contexto de Pandemia?
La Universidad está en pleno movimiento, más allá del contexto dramático que atraviesa el país, el drama de las últimas semanas, está cumpliendo sus funciones, la enseñanza se ha instrumentado con éxito en plataformas digitales, aunque sabemos que no es lo ideal. La Universidad ha logrado mantener a la comunidad educativa y en particular a los estudiantes vinculados. Teníamos preocupación por la generación 2021, que además, es la más numerosa en la historia de la Universidad. Y se han incorporado muy razonablemente a la vida universitaria. Tenemos preocupaciones pensando en los próximos años, y esto tiene que ver con el contexto.
Uruguay vive una circunstancia que es de crisis sanitaria pero también social y económica, cuyas repercusiones para los próximos dos o tres años, todavía tienen un signo de interrogación. Hay un conjunto de preguntas que los uruguayos tenemos que hacernos para intentar mitigar los efectos de la Pandemia. La Pandemia tiene efectos directos sobre la salud de los uruguayos, en algunos casos trágicos, vinculado a la muerte de miles de compatriotas, pero tiene otros efectos indirectos que tienen que ver con la calidad de los procesos de enseñanza, con algunas herencias vinculadas a los procesos sanitarios y su funcionamiento, y con problemas económicos que van acarrear los ciudadanos en general.
¿Cómo se para la Universidad ante esta circunstancia? Hay un elemento medular para el Uruguay y para la Universidad en particular, tenemos que ser capaces de instrumentar políticas contracíclicas en un contexto tan negativo. Los problemas financieros del Estado uruguayo son indudables, pero también es indudable que cuanto más lo requieren los ciudadanos, cuando más necesitan de las políticas públicas como bastión para poder apoyarse en su desarrollo personal, las políticas no pueden responder retirándose. Acá hay ejemplos concretos que preocupan al día de hoy, el Parlamento el año pasado (2020) escuchó a la Universidad de la República en algunos aspectos y en particular dio recursos para becas. Fueron 20 millones de pesos, eso nos permitió incrementar el número de becas que la Universidad otorga para estudiantes de grado. Pero simultáneamente, nos encontramos en este 2021, con un crecimiento de las solicitudes de becas, los pedidos superan con creces nuestra capacidad de respuesta institucional. Esto quiere decir, muchos más jóvenes requieren apoyo para continuar sus estudios. Son jóvenes que pertenecen a hogares que no tienen condiciones para sostener sus estudios. Como sí pudieron hace uno años atrás con un contexto social y económico distinto. La pregunta que debemos hacernos los uruguayos es ¿ante este tipo de realidades, las políticas públicas van a responder retirando mecanismos de apoyo justo cuando más estudiantes que necesitan más apoyo para acceder a una educación superior de calidad? Nos pasa algo parecido con el Hospital de Clínicas, que está muy demandado. Hace dos años a la fecha, tiene un déficit de cerca de 100 millones de pesos, que los hemos cubierto con recursos universitarios que estaban destinados a otras finalidades, porque el país lo necesitaba en el contexto del COVID. Es difícil pensar que el Hospital dará una respuesta razonable si mantenemos este nivel de restricción. Dentro del sector público, el Clínicas tiene una estructura de remuneraciones muy paupérrima. Un Hospital que cumple un rol central, brinda servicios que son únicos, pero simultáneamente es uno de los prestadores con nivel de remuneraciones más deprimido. También los insumos han sido un problema los últimos años, hemos tenido que sostener y apuntalar al Hospital.
Nos sucede lo mismo con las becas de posgrado, la demanda de este tipo de becas está limitada. Hemos tenido más demanda, jóvenes que quieren dedicarse a la investigación. Es el país, no la Universidad la que le está diciendo que no tiene estructuras de apoyo para sostenerlo. Una complicación más, que es una buena complicación para el país. En 2021 en la UDELAR la matrícula creció un 12%, 21 mil nuevos estudiantes. El año pasado habían ingresado 18.500 (cifra aproximada). Hasta 2020 la matrícula crecía entre un 3 y un 5% anual, en 2021 creció un 12%. Es una excelente noticia para el país, me gusta decir al Uruguay no le sobra un estudiante universitario y le faltan muchos todavía. Es un contexto complejo, se requieren más recursos para sostener la enseñanza, el país tiene un conjunto de restricciones en el área políticas públicas y en particular educativas. Tenemos que responder con celeridad, porque el tiempo apremia y con heterodoxia.
No podemos entrar en una falsa disyuntiva. No es cierto que para invertir en primera infancia hay que dejar de invertir en otras áreas. Uruguay tiene que priorizar políticas y no pueden ser unidimensionales. Los jóvenes en todo el Uruguay y en particular los universitarios, están atravesando dificultades muy grandes.
El gobierno habló que hay poco margen para redistribuir, que el contexto era de austeridad y los recursos irán para los niños de 0 a 3 años a partir de 2022 ¿Cómo recibieron esta información?
Comparto que una prioridad debe ser la primera infancia. La primera infancia ya de por sí es un sector menos protegido por las políticas públicas, más allá de los esfuerzos que se hicieron durante estos últimos años para proteger su red de protección social, en particular la ampliación de las asignaciones familiares ha sido clave. De todas maneras, no podemos entrar en una falsa disyuntiva. No es cierto que para invertir en primera infancia hay que dejar de invertir en otras áreas. Uruguay tiene que priorizar políticas y no pueden ser unidimensionales.
Los jóvenes en todo el Uruguay y en particular los universitarios, están atravesando dificultades muy grandes ¿Vamos a no permitirles tener alguna oportunidad adicional de empleo, a los científicos que se están formando en el Uruguay o en el extranjero y que hoy no tienen condiciones para poder insertarse en nuestra red de investigación? ¿Vamos a socavar las bases de un futuro sistema de investigación que sea capaz de responder a coyunturas tan críticas como lo han hecho en este 2020 – 2021? Los sistemas científicos en general y de creación cultural, y la calidad de la educación superior, no se construyen en la inmediatez, no es cierto que Uruguay pueda postergar la inversión 4 o 5 años para luego asegurar éxitos razonables en los próximos 4 o 5 años. Si queremos tener un cuerpo científico calificado y diverso en sus áreas de especialización, en redes internacionales de calidad, que le permitan aportar a la generación de conocimiento a escala global, tenemos que mantener un nivel de inversión razonable por periodos prolongados, no puede ser espasmódica, tiene que ser constante con señales claras, que hay, para hacer qué, en estos procesos de largo plazo.
Uruguay se posiciona en términos de productividad, dada la inversión magra que recibe, es algo más que razonable, lo que no es cierto es afirmar y titular como si fuera una información proveniente de la ciencia en general, que la productividad de los científicos uruguayos está por debajo de lo esperado.
El diario El País, publicó un estudio que indica que en Uruguay, los investigadores, los científicos, tienen una producción de conocimiento científico que está 25% por debajo de la inversión que reciben. Se piden más recursos, que no hayan recortes ¿Cómo se explica?
Hay que ser muy cautos en la titulación y difusión de estos resultados. Si bien hay investigaciones que son respetables y que arrojan dichos resultados, hay otros trabajos académicos que sus resultados indican exactamente lo contrario. La productividad de los científicos uruguayos está por encima de lo esperable, dada la dotación de recursos que se invierten. Son resultados de trabajos que no han pasado por equipos de evaluación de pares, absolutamente claves en los procesos de evaluación científica. La titulación de que Uruguay produce un 25% menos que lo que se espera a escala mundial, no indica por ejemplo que Uruguay estaría con un nivel de productividad académica superior a la de países como Corea del Sur, Japón, Canadá, etc, en algún sentido el propio trabajo da mensajes contradictorios. Quiero ser cauto. Bienvenido sea discutir sobre la ciencia. Lo último que podemos hacer los que estamos vinculados al mundo académico, es pensar que no tenemos que ser evaluados, que se evalúe pero con criterios académicos sólidos y en intercambio.
Las señales de otros trabajos que indican lo contrario. Uruguay se posiciona en términos de productividad, dada la inversión magra que recibe, es algo más que razonable, lo que no es cierto es afirmar y titular como si fuera una información proveniente de la ciencia en general, que la productividad de los científicos uruguayos está por debajo de lo esperado. No hay evidencia, podrá haber discusiones, pero no hay trabajos publicados con los estándares académicos que requiere la producción académica para este caso.
La producción académica de la Universidad de la República, viene mejorando en los últimos años, producto de inversiones que hizo la institución en los últimos 15 años.
¿Genera orgullo en la Universidad estar en un ranking que la ubica dentro de las 50 mejores en nuestro continente?
Lo tomamos con mesura y cautela, porque en realidad los rankings miden algunas cosas y no miden otras. La producción académica de la Universidad de la República, viene mejorando en los últimos años, producto de inversiones que hizo la institución en los últimos 15 años, permitiendo el ingreso a la investigación y a la creación cultural de centenares de jóvenes formados en Uruguay y en el extranjero, y eso se está notando en los estándares de productividad y en la capacidad de respuesta institucional, por ejemplo ante la epidemia. Los rankings de calidad universitaria miden algunas cosas y no miden otras, por ejemplo, no mide el esfuerzo de la Universidad en términos del desarrollo en el interior.
Si queremos mejorar en los rankings contratemos más docentes a nivel internacional, pero no hagamos inversiones en el interior porque eso no “rankea”. Para el país, el desarrollo de la Universidad en el interior es clave y estratégico. No hacemos política en función de los rankings, estamos pensando en desarrollar políticas en función de lo que entendemos que el país necesita de desarrollo de la educación superior y de la investigación de calidad en todas las áreas disciplinares.
Algo mal hemos hecho, para convertirnos en el correr de algunas semanas de un país relativamente modélico en el contexto regional e internacional a estar en los últimos dos meses en los peores rankings en la evolución de la epidemia. Tenemos que asumirlo con humildad los uruguayos y la política pública. Esta situación era evitable.
¿Cómo define este momento de relación entre el mundo científico – académico y el gobierno?
Tengo cierta frustración por lo que ha sido el devenir de la Pandemia en el país, y frustración también, porque parecía que estaba funcionando con cierto nivel de engranajes aceitados, entre la articulación del conocimiento científico y las políticas públicas, cuando ese engranaje no funcionó y estamos pagando las consecuencias. Dos reflexiones en momentos de tiempos distintos. Uruguay tiene virtudes muy importantes desde el punto de vista institucional, dichas virtudes también provienen del Ejecutivo. Durante 2020 porque se escuchó a la ciencia, no las verdades reveladas de la ciencia, sino al método científico, porque sobre este patógeno SARS COV- 2, todavía sabemos relativamente poco, pero la ciencia fue capaz de acumular conocimiento en un periodo muy cortó. Hoy sabemos muchísimo más de lo que sabíamos el 13 de marzo del año pasado (2020). Tenemos una comunidad científica conectada internacionalmente y esto permitió ir informando de las distintas opciones que había, tanto en el área de la vacunación, como el área de la apertura y la presencialidad. Durante todo 2020, en un contexto regional complicado para Chile, Argentina, Brasil, (nuestro país) tuvo una evolución relativamente benévola. Esa pista se perdió a fines del año pasado.
La Universidad lo ha marcado con claridad, debimos como sociedad reducir la movilidad y ayudar a los ciudadanos que tenían dificultades por ello, y poder evitar las circunstancias que estamos atravesando hoy. Algo mal hemos hecho como sociedad. Aquí hay responsabilidad de las autoridades que diseñan las políticas, de las instituciones que también tenemos alguna responsabilidad de cómo comunicamos el conocimiento avanzado y de las personas. Pero no es solo de los individuos, algo mal hemos hecho para convertirnos en el correr de algunas semanas de un país relativamente modélico en el contexto regional e internacional a estar en los últimos dos meses en los peores rankings en la evolución de la epidemia. Tenemos que asumirlo con humildad los uruguayos y la política pública. Esta situación era evitable.
¿Era evitable?
Siempre se analizan costos. La evidencia científica era muy clara, con el nivel de circulación viral que había, la vacunación no iba a poder controlar rápidamente las consecuencias sanitarias que estamos atravesando. Ese fue el mensaje del GACH del pasado 7 de febrero. También fue el mensaje de la Universidad de la República hace algo más un mes y medio atrás. Hubo un mensaje contundente de los académicos y es algo que se viene demandando con mucha fuerza. Tiene costos, por ejemplo para los niños, para los adultos mayores, tiene costos económicos, por no tomar una decisión como la que se tomó el año pasado, porque no hablamos de otra cosa que hacer lo que se hizo el año pasado, a comienzos de la epidemia, cuando redujo de forma marcada la movilidad. Este camino no se recorrió
El GACH y el gobierno van hacia un escenario nuevo ¿Separación en buenos términos?
Una de las virtudes de la red institucional que se construyó el año pasado, fue, y es un acierto del Poder Ejecutivo, que el GACH se nutre de la ciencia uruguaya. El 80% son docentes de la UDELAR, pero no depende de la Universidad, sino como corresponde, depende del Ejecutivo. Es un arreglo inteligente. Tengo diálogo fluido durante todo este tiempo con varios de sus integrantes, en particular con Rafael Radi o Henry Cohen, docentes de la UDELAR, pero es un arreglo que tendrán que definir los científicos y el Poder Ejecutivo. Este engranaje tan constructivo que se construyó en 2020, llega a su fin y los científicos podrán cumplir otros roles, informando a la sociedad uruguaya sobre estas y otras necesidades que tenemos como país
¿Qué hará la UDELAR si no está contemplada en la próxima rendición de cuentas?
La respuesta es qué no vamos a hacer. Si la Universidad no tiene alguna atención en la rendición de cuentas, hay jóvenes que no tendrán becas para estudiar, se verán impedidos de acceder al derecho de recibir educación terciaria, es probable que el hospital de Clínicas tenga que restringir el conjunto de prestaciones que da en salud al sistema sanitario en general, nos enfrentaremos a circunstancias donde muchos jóvenes que no podrán acceder al comienzo de la carrera universitaria. El año pasado, gracias al Parlamento, logramos blindar el régimen de dedicación total. Docentes jóvenes que quieren acceder a un régimen de dedicación exclusiva para investigación y creación cultural la UDELAR, tienen recursos para mantener esa política para los próximos dos años. Pero no tenemos recursos para crear nuevos cargos, los que no están en la Institución, que están estudiando en el extranjero o terminando posgrado en Uruguay, es probable que no tengan posibilidades de acceder a posiciones donde su creatividad y su potencialidad se desarrolle cabalmente en nuestro país. Tenemos riesgos muy claros de que alguna generación de jóvenes tienda más a emigrar que a permanecer en el país. Siempre es bueno que los científicos estudien en el exterior, nadie está pensando que todos los que estudien a ese nivel, tengan que estar Uruguay, pero queremos que sea un camino de ida y vuelta, como ha ocurrido en los últimos años. Hay extranjeros que se radican en Uruguay para desarrollar su vida académica y uruguayos que se radican en el extranjero. Lo que no queremos, es volver a la dolorosa realidad de fines de los 90 y principio de los 2000, en donde trabajadores más calificados desde el punto de vista académico, no lográbamos retenerlos en el país.
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