CERO TOLERANCIA

Separar repentinamente a un niño de sus padre causa problemas de desarrollo cerebral

Los niños que son separados súbitamente de sus padres, ya sea por cortos o largos periodos, puede causar problemas cerebrales que perduran toda la vida, según concluyen diversos estudios.

NIños separados de sus padres duermen solos en una jaula cerca de la frontera entre México y Estados Unidos. Foto: Servicio de Aduanas y Control de Fronteras de EE.UU.
NIños separados de sus padres duermen solos en una jaula cerca de la frontera entre México y Estados Unidos. Foto: Servicio de Aduanas y Control de Fronteras de EE.UU.

Cuando una persona nace, su cerebro es el órgano más subdesarrollado del cuerpo. Lleva hasta mediados de los 20 años de edad que nuestros cerebros maduren completamente. Durante la infancia, cualquier adversidad grave y prolongada -como una separación repentina, inesperada y duradera de un cuidador o padre- cambia la estructura del cerebro en desarrollo al tiempo que daña la capacidad del niño para procesar las emociones y deja cicatrices profundas que a veces perduran toda la vida.

Esas son malas noticias porque, aunque el presidente Trump ha puesto fin a su política de inmigración de «cero tolerancia» de separar a padres e hijos en la frontera, hay unos 2.300 niños cuya reunificación con los padres sigue siendo incierta.

«En mi práctica psiquiátrica y terapéutica, trabajo con niños y adultos que, como niños, experimentaron una separación inesperada y duradera de sus padres. Algunos luchan contra los principales trastornos psiquiátricos, mientras que otros no tienen un diagnóstico psiquiátrico. Sin embargo, su sentimiento de seguridad y confianza en los demás se ve comprometido. El impacto del trauma de separación es eterno», explica Jacek Debiec, psiquiatra, neurocentífico y filósofo.

El trauma de la separación

Varios estudios basados en imágenes cerebrales demuestran cambios estructurales y funcionales en los cerebros de niños separados de sus padres. Específicamente, el estrés de la separación aumenta el tamaño de la amígdala, una estructura clave en el procesamiento de amenazas y la emoción, y altera las conexiones de la amígdala con otras áreas del cerebro. En el nivel molecular, la separación altera la expresión de los receptores en la superficie de las células del cerebro que participan en la respuesta al estrés y la regulación de las emociones. Sin la cantidad correcta de receptores, la comunicación entre las neuronas se atrofia.

El trauma de la separación permanente o temporal supone fuertes riesgos a la salud general del individuos y afecta el rendimiento académico, la consecución de metas y la vida personal. En particular, la pérdida o separación de los padres aumenta la probabilidad de varios trastornos psiquiátricos, incluidos estrés postraumático, ansiedad, estado de ánimo, trastornos psicóticos o uso de drogas.

La sensación de seguridad y la capacidad asociada para vincularse con los demás, la capacidad de detectar y responder a las amenazas, así como la capacidad de regular las propias emociones y el estrés son vitales. La reprogramación temprana de los circuitos neuronales subyacentes a estas funciones puede alterar directa o indirectamente el desarrollo físico, emocional y cognitivo del niño y provocar cambios de por vida.

 

 

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