TÁCTIL

Wall++: la pared con «sentido del tacto»

Basta darle una mano de pintura conductora y cualquier pared se convierte en una con sensibilidad al tacto.

Este concepto de interfaz fue ideado por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon y de Disney Research. Empezaron a preguntarse si podrían equipar las paredes con la capacidad de hacer cosas como capturar gestos, movimientos e incluso controlar el uso de los dispositivos dentro de un espacio cualquiera como un cuarto.

Con algunos materiales y herramientas baratos, pudieron hacer justamente lo que querían. Comenzaron colocando cinta de enmascarar sobre una pared en un patrón entrecruzado y luego aplicando dos capas de pintura conductiva sobre la parte superior para formar una rejilla de electrodos en forma de diamante en la superficie.

Pared táctil y sensorial

Este muro de electrodos se puede usar de varias maneras. la primera es como un panel táctil capacitivo, como el que tiene cualquier smartphone con pantalla multitáctil. Esto significa que cuando alguien toca la pared, sus dedos y manos distorsionan el campo electrostático de la pared en el punto de contacto y una computadora procesa esa información para determinar qué punto exacto se está tocando

Otra forma es como un campo sensorial: si el usuario está lo suficientemente cerca de la pared, el sistema puede estimar sus movimientos y reconocer los gestos como controles de entrada. Esto sin siquiera tocar la superficie.

Una tercera forma es usar la pared como sensor electromagnético masivo: la pared funciona como una especie de antena pasiva que capta el ruido electromagnético del cuarto. Así, por ejemplo, si se utiliza un talado, una secadora de pelo o una tablet, el software que interpreta las señales de la pared puede determinar cuál de estos aparatos está siendo usado.

«Las paredes suelen ser la superficie más grande de una habitación, sin embargo, no las utilizamos mucho más que para separar espacios, y quizás sostener imágenes y estantes», explicó al portal New Atlas Chris Harrison, profesor asistente en el Instituto de interacción humano-computadora de Universidad Carnegie Mellon. «A medida que el internet de las cosas y la computación ubicua se hacen realidad, es tentador pensar que las paredes pueden convertirse en partes activas de nuestros ambientes de vida y trabajo», concluyó.

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