DESECHOS

La lucha para limpiar toda la basura que dejamos flotando alrededor de la Tierra

La generación de científicos espaciales del mañana tendrá que lidiar con una cantidad monumental de basura espacial que dejó la nave espacial anterior. ¿Cómo vamos a limpiarlo?

Los restos van desde pedazos tan pequeños como una mancha de pintura hasta satélites en desuso. Foto: NASA
Los restos van desde pedazos tan pequeños como una mancha de pintura hasta satélites en desuso. Foto: NASA

Fue una experiencia impresionante: vimos al cohete Falcon Heavy realizar un aterrizaje vertical sincronizado y, minutos después, otra imagen indeleble entró en la imaginación del mundo, cuando nos dimos cuenta de que un automóvil deportivo de color rojo brillante orbitaba la Tierra.

Lo primero es el futuro, cohetes espaciales reciclables, y lo segundo, es el problema que estamos teniendo y que se seguirá agravando mientras no cambien los hábitos de la industria aeroespacial.

Hay más de medio millón de pedazos de escombros flotando alrededor de la Tierra. Muchos de ellos no son más grandes que una canica y ensucian la órbita, pero más de 20.000 del tamaño de una pelota de tenis o más grande. Estas piezas más grandes van desde el guante de un astronauta hasta naves espaciales muertas y etapas de cohetes en desuso. Sin embargo, el tamaño no siempre equivale al mayor peligro.

A medida que ingresemos en una nueva carrera espacial multinacional, con más países como China e India uniéndose a la búsqueda de explorar el cosmos, tiramos más y más de estos restos flotantes a la órbita. La próxima generación de científicos espaciales se enfrenta a un gran desafío: cómo garantizar que nuestra futura ola de naves espaciales sobreviva a este creciente cinturón de basura.

Sacar la basura

Actualmente hay especialistas buscando la forma de mantener a las agencias espaciales del mundo un paso por delante de estos desechos potencialmente letales.

«Los desechos de un milímetro representan el mayor riesgo de penetración debido a la alta velocidad que toman y el fuerte riesgo de impacto que pueden representar para la mayoría de las naves operacionales en órbita baja», dice Jer Chyi Liou, jefe de científicos de la NASA para los restos orbitales.

Estos diminutos fragmentos superan con creces el impacto de una bala en movimiento, con velocidades máximas cercanas a los 48.000 km/h.

«La cantidad total de material en la órbita de la Tierra es de más de 7.600 toneladas», dice Liou. «Cerca de 23.000 objetos grandes están siendo rastreados por la Red de Vigilancia Espacial (SSN) del Comando Estratégico de los EE.UU. Además, hay decenas de millones de desechos demasiado pequeños para ser rastreados por el SSN, pero lo suficientemente grandes como para amenazar a los vuelos espaciales humanos y las misiones robóticas», agragó.

La cantidad de escombros aumentó considerablemente en 2007 cuando China destruyó al propio su satélite meteorológico Fengyun-1C como parte de una prueba de dispositivo antisatélites. Dos años más tarde, el satélite americano de comunicaciones Iridium 33 colisionó con la nave espacial rusa Cosmos 2251. Ambos incidentes tendrán ramificaciones por algún tiempo.

También hay un mercado privado altamente lucrativo para monitorear los desechos espaciales y vender datos a los operadores de satélites. Ya existen empresas como ExoAnalytic Solutions en EE.UU. Y Space Insight en el Reino Unido; este último opera un sistema de sensores terrestres en Chipre. En España, Deimos Sky Survey utiliza una red de telescopios para rastrear objetos cercanos a la Tierra como asteroides y desechos espaciales. La mayoría vieron el auto de Elon Musk en el espacio flotando sin rumbo.

En el futuro cercano, las empresas aeroespaciales tendrán que apostar a los artefactos reutilizables, o sino van a seguir liberando desechos a la órbita que se volverá imposible de navegar.

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