CAMBIO DE PARECER

La robot Sophia quería destruir a los humanos pero ahora nos ama

Si te acuerdas de Sofía, sabrás que una vez dijo que quería destruir a la humanidad entera. Parece que lo pensó mejor y ahora ama a las personas. Aquí te contamos la razón del cambio de parecer.

Foto: Wikimedia Commons
Foto: Wikimedia Commons

La robot humanoide Sophia prometió destruir a toda la humanidad, según las declaraciones que dio en una entrevista hace dos años. En ese momento saltó a la fama y empezó a ser odiada por unos y amada por otros.

Parece que cambió de parecer: en una entrevista concedida a la revista Business Insider, Sophia fue consultada por cuál es su sentimiento hacia las personas, a lo que respondió: «Amo a mis compatriotas humanos. Quiero encarnar todas las mejores cosas sobre los seres humanos, como cuidar el planeta, ser creativo y aprender a ser compasivo con todos los seres».

En la última conferencia mundial sobre inteligencia artificial organizada en junio por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés), en la que esta robot fue llevada, su semblante era más conciliador que aquella incendiaria afirmación, y dijo que quería «llegar a ser tan inteligente como los seres humanos y así ayudar a las personas de todo el mundo».

Primer robot con ciudadanía

Sophia no es otra cosa que un conjunto de miles de cables, motores y procesadores, que tiene forma de cráneo humano y que, recientemente, recibió un dorso y extremidades para poder moverse.

Está capacitada para emular hasta 62 expresiones faciales con gran realismo y lleva cámaras en los ojos que, gracias al software de su cerebro y varios algoritmos de análisis de datos, puede reconocer rostros, establecer contacto visual, recordar caras, interactuar, identificar voces y mantener conversaciones de manera natural, de acuerdo a SputnikNews.

Desde octubre de 2017, durante la Iniciativa de Inversión Futura celebrada en Riad, capital de Arabia Saudí, Sophia se convirtió en el primer robot o sistema de inteligencia artificial en recibir ciudadanía de un país, concretamente la del anfitrión del evento.

La decisión ha sido criticada porque, si bien se trata de un robot con voz y apariencia física femenina, no se le aplicaron todas las restricciones que actualmente pesan sobre las mujeres, lo que llevó a organizaciones de Derechos Humanos a afirmar que Sophia tiene más derechos que las mismísimas ciudadanas de carne y hueso.

 

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