PERCEPCIÓN

El cerebro prefiere las imágenes inventadas que las reales

Un reciente estudio concluyó que nuestro cerebro favorece el proceso y la asimilación de imágenes inventadas por encima de las reales, por lo que confiamos en esta "visión falsa" de la realidad, en vez de otra más objetiva y real.

Foto: Pixabay
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Una investigación de la Universidad de Osnabrück en Alemania, publicada en la revista especializada eLife, concluyó que nuestro cerebro prefiere procesar imágenes inventadas en lugar de las reales. Es por ello que los especialistas encargados del estudio sugieren que deberíamos confiar menos en la evidencia de la realidad percibida por nuestros sentidos.

Lo que se descubrió es que hay un «punto ciego» causado por un parche existente en la parte posterior de cada ojo, donde no hay células sensibles a la luz, solamente un espacio donde las neuronas salen de los ojos en su camino al cerebro.

Normalmente no somos conscientes de nuestros puntos ciegos, pues los ojos pueden completar entre ambos el espectro frente a uno. Cuando la visión se oscurece en un ojo, el cerebro completa la información faltante, asumiendo que todo lo que está en las regiones alrededor del lugar continúa hacia el interior. Las imágenes causadas durante esos fenómenos son las que son menos confiables que la verdadera información visual, al ser menos fieles a la realidad.

Tus ojos te engañan

El equipo de investigadores pidieron a 100 personas que miraran fijamente un rectángulo con fondo gris y un círculo de rayas verticales, que tenía encima un pequeño parche concéntrico de rayas horizontales. El círculo se colocó de manera que, con un ojo oscurecido, el parche de rayas horizontales cayó dentro del punto ciego del otro ojo. Como resultado, parecía que no había parche en el círculo y las franjas verticales eran continuas. En el otro círculo solamente habían rayas verticales, sin parche de rayas horizontales.

Se pidió a los pacientes que eligieran cuál círculo les parecía más probable que tuviera rayas continuas. La mayoría escogió el círculo que tenía el parche (65%), sugiriendo que el cerebro confía más en la información que él mismo procesa y crea que en lo que se ve en sus alrededores.

El estudio concluye que esto encaja en los sesgos cognitivos ampliamente investigados, y cuando existe una fuerte creencia arraigada, es probable que un sujeto ignore cualquier evidencia en el sentido contrario, pese a que esta suerte de “miopía” no supone ningún beneficio claro.

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