HASTA SIEMPRE

El Titanic está siendo devorado por microorganismos y pronto no quedará nada

Desde que se descubrió el paradero de los restos de la embarcación, miles de piezas han sido recuperadas por investigadores y cazadores de tesoros. Lo que queda, se está pudriendo en el fondo marino y desaparecerá en unos pocos años.

Proa del pecio del Titanic, fotografiada en junio de 2004. Foto: Wikimedia Commons.
Proa del pecio del Titanic, fotografiada en junio de 2004. Foto: Wikimedia Commons.

Restos del barco «que ni Dios podía hundir» descansan en las seguras vitrinas de varios museos alrededor del mundo. Una suerte distinta corre lo que quedó en el fondo del Océano Atlántico, pues todo está siendo devorado por microorganismos.

El 1° de septiembre, el oceanógrafo Robert Ballar descubrió el casco del Titanic, a más de 4.000 metros de profundidad en el Atlántico Norte. Pocos sabían en ese momento que la expedición formaba parte de una misión secreta de la Marina de Estados Unidos, y el pecio fue hallado entre dos submarinos nucleares hundidos durante la Guerra Fría.

En el momento del hallazgo, el transatlántico estaba en buenas condiciones, en la medida de lo posible. La ausencia de luz a esa profundidad y las intensas presiones hacían que la zona fuera inhóspito para la mayoría de seres vivos, por lo que la corrosión había venido siendo bastante lenta.

La «bacteria del Titanic»

Algunos investigadores dicen que el tiempo que le queda a los restos del Titanic es corto. Ya en 1991, científicos canadienses recogieron muestras de extrañas formaciones que colgaban de partes de la nave. En 2010, otra investigación logró determinar que estaban conformadas por un tipo especial de bacteria que resultó ser nueva para la ciencia. A este organismo se le nombró Halomonas Titanicae, en honor al barco.

Halomonas adheridas al Titanic. Foto: Wikimedia Commons.
Halomonas adheridas al Titanic. Foto: Wikimedia Commons.

La «bacteria del titanic» se adhiere a superficies de acero con facilidad, creando zonas de oxidación severa. Además los científicos consideran que pueden llegar a trabajar en conjunto con otros microorganismos para acelerar la corrosión.

Estas bacterias sobreviven en condiciones totalmente inhóspitas, como las altas presiones que hay en el fondo oceánico en que está el casco del Titanic. A menudo, las bacterias de la familia Halomonas también son halladas en marismas, un tipo de ciénaga de agua sumamente salada y cuyas temperaturas son cambiantes.

Lo cierto es que en unos 14 años, lo que queda del Titanic será consumido por completo y quedarán solo las historias y fotografías de aquel fatídico viaje que no llegó a completarse.

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